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Indira.
17 años.
Mujer.

Vio a Richard sentado en la salida,

creyó que huiría,

creyó que le hablaría,

creyó que la violaría.

La irritaba oír los pasos de los demás,

su mente le obligaba a vagar,

porque en el mundo real iría a desperdiciar,

todo el potencial que le obligó a gastar su mamá.

Era siempre arrinconada a ser la mejor,

estaba constantemente cansada,

tan así que sus manos sin cesar rascaba.

Sus piernas tiritaban de nerviosismo.

¿Cuándo sería el día en que se calmara?

Recordaba siempre la cara de su padre amordazada.

Su madre lo tenía en la pieza con las piernas trizadas,

la tortura del hombre de la casa quedó tallada,

bajo sus hombros,

bajo su cama.

No podía mirar la oscuridad,

le aterraba.

No podía hablar si es que no lloraba.

No podía contener sus calambres,

estaba atrapada.

La agonía de las noches que no eran tranquilas,

los doctores que la amarraban

para que así no dañara.

Su miedo crecía y se expandía en intraquilidad,

Su trastorno de ansiedad generalizada,

ahora la tenía postrada en la sala de castigo.

¿Cuándo sería el día en que se calmara?

Ridículo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora