Zamuel.
19 años.
Hombre.Vio a Richard por la ventana,
simplemente no alucinaba,
no podía sus voces callar.
Dentro se su cabeza siempre estaban.
"No le digas a tus padres"
Le gritaban.
El tipo que lo violó por la mañana,
a sus 7 años lo atormentaba.
Tenía miedo de que nunca fuera a recuperar,
que la estabilidad de su mente nunca fuera a llegar.
Su infancia no fue de las mejores,
por eso siempre tenía moretones.
"No eres suficiente"
Se susurraba en el espejo
y rebotaba en su mente.
"Déjenme tranquilo"
Plañía en el olvido,
de que nadie podía escuchar,
lo que en su consciente no podía callar.
Ni siquiera si se ahogaba,
ni siquiera si gritaba,
ni siquiera si guardaba
el secreto de lo que le sollozaban.Por las noches era un infierno,
por el día el clima no cambiaba.
Zamuel siempre se preguntaba
¿Qué hice para que ellas vivan en mi cabeza?
Una pregunta sin respuesta.
el psiquiatra lo drogaba,
Para que si quiera por la noche pudiera descansar.
No sabía por qué a casi dos décadas de vivir él existía,
muchas veces atentó contra su vida.
Las voces se lo pidieron,
lo aplaudieron.
Pero cuando despertó en la sala de urgencias,
deseó nunca haber nacido.
Las voces eran su mayor castigo,
las escuchaba de día, por la mañana,
en la madrugada las oía respirar.
No era esquizofrenia,
con la gente hablaba sin parar.
Le gustaba oír los problemas,
usarlos de medicina contra los suyos,
que siempre tenían lenguas afiladas,
para que él no se sintiera único.
Podía en la sociedad interactuar,
con jaquecas caminar,
su psicosis lo mataba,
y cuando del tema contaba:
las sombras mentales le gritaban más y más.
