Dónde antes había abrazos, besos, palabras.
Ahora existía el silencio.
El vacío.
La ensordecía.
La aguja avanza una raya con cada segundo pasar.
El té a medio tomar, yace sobre la mesa.
La soledad a medio empezar, descansa en la habitación.
No la aguanta.
Agarra su chaqueta de jean y su bufanda violeta.
Y sale.
El frío empieza a ceñir sus huesos.