Iban y venían en grandes masas.
Chocándose.
O evitándose.
Algunos, apurados.
Otros, en galaxias diferentes, encerrados en letras de canciones.
A ella le gustaba ver la gente pasar;
Y preguntarse qué sería de la vida de cada uno.
La hacía sentirse viva.
Y acompañada.
De extraños, que no imaginaban que ella estaría inventando delirios sobre ellos.
Suspiró, mientras le daba el asiento a una anciana.