Sara respiró lenta y pesadamente mientras apretaba sus manos fuertemente en puños. Tal vez se estaba haciendo heridas con las uñas de tan fuerte que lo hacía, pero no le importaba. Estaba tratando muy duro de no lanzarle un golpe al tal Jayden cuando lo vio salir del elevador.
Aunque ese tipo bien se lo merecía. La había citado a su oficina a las cuatro de la tarde, y él apenas llegaba, a minutos para los ocho. Y se sorprendió a sí misma al no ceder a la tentación de noquearlo cuando él la miró con sonrisa burlona.
—Señora Flint, como lo siento. —No, no lo hacía en absoluto.
—Esto es por lo del taxi, ¿cierto? —Interrumpió Sara, perdiendo poco a poco la paciencia—. Mire, lo siento, ¿está bien? Estaba lloviendo, las maletas estaban pesadas y los tacones me lastimaban como el infierno. Nunca había hecho algo así antes, no crea que soy una persona grosera que no le importa las personas. Dios mío, ¡en mi trabajo tengo que ser la persona más gentil de la tierra para mis clientes! Y le doy mis más sinceras disculpas, pero no merezco soportar esto. Y si afiliarme con usted significa que va a tratarme así entonces puede tomar el contrato y...
—Más le vale que no termine esa frase o me arrepentiré de darle el contrato.
Sara miró a Jayden con sorpresa pero sin poder contener la sonrisa que se formó en su rostro. —¿Cómo dijo?
Jayden lanzó una pequeña carcajada mientras arreglaba su corbata. —Lo que oyó, le daré el contrato. Admito que quise hacerla sufrir un poco, pero sería un tonto si no aceptara que se uniera a nosotros. Su cafetería tiene futuro, y por su presentación de ayer supe que era una mujer seria, buena con los negocios y con gran visión para el futuro. Perfecta.
Toda la molestia de Sara desapareció —la mayoría— y un gran alivio y felicidad la inundó. Había sido una tortura, pero finalmente logró su objetivo; el nombre de su cafetería crecía poco a poco y estaba cada vez más cerca de su objetivo.
—Gracias, señor. De verdad gracias —dijo Sara mientras apretaba la mano de Jayden fuertemente—. ¿Firmaremos el contrato hoy?
El hombre negó divertido. —Te hospedas en el hotel que pagó la empresa, ¿cierto? Te recogeré mañana a las ocho y cenaremos, ahí firmaremos. —Su celular sonó y leyó el mensaje con cuidado—. Tengo que irme, hasta mañana en la noche.
—Espere, ¿qué? —Sara lo tomó ligeramente del brazo—. ¿Por qué me tutea de repente? Y ¿es necesario que vayamos a cenar para firmar un contrato?
Jayden rió divertido para después darle a la rubia un ligero beso en la mejilla e irse al elevador. —¿No te dije que eras perfecta?
Sara solo pudo ver un guiño de parte del hombre de negocios antes de que las puertas se cerrasen.
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—¡¿Qué mierda está pasando?!
Harry usualmente era de carácter tranquilo y divertido, pero cuando se enojaba era como una tormenta tropical, y nadie le convenía estar cerca de él o ser el motivo de su enojo. No era el día de suerte de las enfermeras que cuidaban a Louis.
Después de terminar el turno de la cafetería —y de mentirle a los empleados diciéndoles que Louis solo tenía una fuerte fiebre—, Harry había salido corriendo para el hospital y había sido bienvenido los gritos de Louis. Ahora solo pedía explicaciones a las enfermeras que le impedían el paso a la habitación donde Louis estaba.
—Lo sentimos, señor Styles. El paciente se despertó hace poco y una enfermera novata confundió los expedientes y le quiso dar al paciente unas medicinas. Él empezó a negarse y corrió a la enfermera de la habitación. Ahora está encerrado y no deja que nadie entre, y no podemos alterarlo más o puede tener algún ataque.
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El milagro eres tú. || Larry Stylinson.
FanfictionLouis es un joven que perdió muchas cosas en un accidente años atrás, una de ellas su vista. Lucha por tener una estable vida trabajando y viviendo en la rutina. Un día conoce a Harry, un fotógrafo con problemas para llegar a la cima de su carrera...