Capitulo 8

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Abrí los ojos con la esperanza de que todo lo de la noche anterior había sido un sueño, pero cuando mis ojos se adaptaron a la claridad de la habitación, me di cuenta de que todo había sido demasiado real. Tome mi celular y vi que tenía cincuenta y tres llamadas perdidas de los móviles de las chicas.

Marqué al número de Estefanie y esta atendió al cuarto pitido.

-¿Donde estas?- pregunto con tono de preocupación- Dime que al menos no estas muerta.

-No, no estoy muerta- conteste rodando los ojos- Si lo estuviera créeme que no te fuera marcado.

-¿Por fin Santiago te llevo a tu casa anoche?- preguntó.

-¿Que?- agregue bastante confundida.

¿Eso les había dicho?

-Anoche nos dijo que te llevaría a tu casa porque te sentías mal- comenzó a decir- Dime que al menos aún sigues virgen.

-Si, anoche me trajo a mi casa. La verdad es que tantos tragos no me cayeron muy bien que digamos- mentí- Y por supuesto que sigo virgen.

-Bueno, me alegra saberlo. Ya tengo que colgar, hablamos luego- se despidió.

-Esta bien, adiós- dije para luego colgar.

Salí de la habitación y me dirigí hasta la sala encontrandome con un Santiago dormido angelicalmente en el sofá. Estaba embobada viéndolo cuando la puerta de la sala se abrió dejando entrar a un chico de ojos grises con cabello oscuro. Santiago se despertó al escuchar el sonido de la puerta al cerrarse. Yo solo me quedé paralizada en el lugar en el que me encontraba.

-Hey- Lo saludo el chico de los ojos grises.

-¿Que hay hermano?- le devolvió el saludo Santiago mientras bostezaba.

El chico le hizo seña de que yo me encontraba allí y de que estaba verdaderamente incómoda.

-Ella es Mariana- comenzó a decir Santiago.

-Hola Mariana- me saludo el chico ofreciendome su mano- Soy Sebastián.

-Mucho gusto- respondí estrechando su mano.

-El gusto es mio- dijo guiñandome un ojo- Soy el hermano mayor de Santiago.

Ya entiendo todo, es de familia- pensé.

Conteste con una sonrisa.

-Bueno, ya me voy mi habitación. En serio necesito descansar- comenzó a decir- Fue un placer Mariana. Solo les agradezco que no hagan sus cosas en el sofá por favor- terminó de decir.

Oh Dios mio, que vergüenza.

-En realidad nosotros no...- intenté aclararle pero ya se había ido.

Santiago soltó una carcajada.

-¿De verdad te parece gracioso?- pregunté indignada- Ahora tu hermano piensa que soy una más de tus zorras.

-La verdad si, es muy gracioso- contestó riendo- Ya relájate, cuando salga de la habitación le explicaré todo.

Lo fulmine con la mirada.

*************

Luego de un rato Santiago dijo que prepararia el desayuno y la verdad no me sorprendió para nada que sólo supiera preparar cereales, le aclare que ese no era un desayuno decente y termine cocinando yo. Luego de que desayunaramos Santiago me comentó que había metido mi ropa a la lavadora mientras dormía para que cuando me levantara para irme estuviera limpia. Me di una ducha rápida, me vestí y luego entre a la habitación.

-Santiago... En realidad necesito que me lleves a mi casa- dije mirando el suelo.

-Claro, dejame ponerme unos tennis y nos vamos- contestó buscando sus tennis.

Salimos del departamento y nos subimos al coche, le di la dirección de mi casa a Santiago y nos dirigimos hacia mi casa. Cuando llegamos decidí despedirme antes de bajarme.

-Bueno, gracias por traerme- agradecí con una sonrisa.

-De nada, espero verte pronto- respondió con un guiño.

Estaba a punto de bajarme cuando decidí aclararle algunas cosas.

-Santiago con respecto a lo de anoche...- comencé a decir nerviosa- Hagamos como si nada paso ¿Si?- termine de decir cruzando los dedos porque se opusiera. Aunque en el fondo sabía que era lo mejor.

-La verdad por mi parte lo veo difícil, pero si eso es lo que tu quieres pues respeto tu decisión- dijo mirándome con sus hermosos ojos oscuros.

No te soltare jamás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora