Capitulo 15

83 14 5
                                    

Acababa de llegar al instituto, y como siempre llegue tarde. Me sente en mi puesto y me dispuse a escuchar la clase, sin embargo mi vista no se apartaba de la puerta esperando a que una persona en especial llegara.

-¿A quien esperas?- pregunto Doris.

-A-ah, a Anna- conteste nerviosa.

-Anna esta a tu lado- agrego Estefanie arqueando una ceja.

-Oh, no me había dado cuenta, hola Anna al fin llegas- dije fingiendo que era ella a quien esperaba.

-Oye, no quiero que engañes a mi hermano- dijo Estefanie con el ceño fruncido.

-Solo lo estoy esperando porque estoy harta de tener que hacer el proyecto yo sola- asumí resignada.

-Te dije que fueras a su casa a patearle el trasero- agrego Estefanie.

-Lo sé, hoy iré a eso.

-Bueno, pero por favor sin serle infiel a mi hermano- terminó de decir con el ceño fruncido.

-No lo haré- dije fulminandola con la mirada.

Luego del instituto me dirigí a la casa de Santiago, cuando llegue me canse de tocar el timbre pero nadie me abria la puerta. Sabía que Santiago estaba en casa porque su moto estaba en el estacionamiento. Estaba a punto de irme cuando se me ocurrió llamar a Sebastián para preguntarle donde se encontraba la llave de repuesto. Marque su número y al tercer pitido atendió.

-¿Hola?- pregunto Sebastián desde la otra línea.

-Hola Sebas, soy Mariana. Estoy afuera de tu casa dispuesta a patearle el culo a Santiago para que vaya al instituto, pero no se digna a abrirme la puerta- solté todo muy rápido.

-La llave de respuesto esta bajo la alfombra- contesto riendo.

-Gracias Sebas, adiós- me despedí.

-De nada, adiós- se despidio- Ah, y tardaste mucho- terminó de decir para luego colgar.

***********

Abrí la puerta y me dirigí al cuarto del cínico de Santiago, abri la puerta de la habitación sin importame con que tipo de obscenidad podría encontrarme. Al entrar la habitación estaba oscura y Santiago estaba tirado en la cama.

-¿Que diablos pasa contigo?- pregunte indignada- ¿Crees que puedes simplemente desaparecer y dejarme todo el estúpido proyecto a mi?

No me contesto y eso me hirvio más la sangre.

-¡Contestame!- grite furiosa- ¿O seguirás siendo un cobarde?

-Ya callate, vete- exigió con la voz ronca.

-Vete al demonio- escupi más furiosa que antes- Que tú vida sea una mierda no significa que tengas que embarrar la mía.

Se volteo dándome la espalda.

-¿No vas a contestarme?- pregunte encendiendo la luz- Da la maldita ca...- comencé a decir pero lo que vi me dejo atónita. Santiago tenía toda la cara llena de golpes y rasguños, su camisa blanca estaba repleta de sangre y vi como tenía su mano en su estómago como seña de dolor.

-Oh Dios mio, ¿Que te paso?- pregunte acercándome.

-Nada, solo vete- contesto cubriéndose con las sábanas.

-No te pienso dejar así- dije mirándolo desconcertada- Te llevaré al hospital.

-No, dejame en paz Mariana- exigió alterado.

-Tienen que tratarte esas heridas.

-No iré al maldito hospital.

-Entonces dejame curarte- dije esperando su respuesta.

-Esta bien- asintió resignado- Pero luego me dejarás en paz.

Fui al baño y tome el botiquín. Me dirigí a su cuarto y lo ayude a sentarse en la cama. Luego solo comencé a curarlo, moje algunos algodones en alcohol y comencé a pasarlo por todas sus heridas.

-Ahora me dirás como es que te sucedió esto- exigi mientras pasaba el algodón por su frente.

-No es de tu incumbencia- contesto cortante. Presione el algodón contra su frente y este gimio de dolor.

-Dimelo- dije fulminandolo con la mirada.

-Fue en una pelea- respondió rodando los ojos- ¿Feliz?

-Vaya, acabo contigo- agregue tomando una pomada para cicatrizar.

-Te aseguro que el quedo el triple de peor- dijo con una sonrisa de orgullo- Pero tu, ¿y eso que no estas con el imbecil de tu novio?- pregunto y note como se borraba la sonrisa de su cara.

-No somos siameses- conteste rodando los ojos.

-Pensé que lo eran.

-Pues no, ahora si quítate esa camisa ensangrentada- exigi mientras buscaba algo cómodo en su armario.

-Si quieres verme desnudo solo pídelo directamente- dijo soltando una carcajada, vi como hizo una mueca de dolor y se agarró su abdomen.

-¿Que te paso allí?- pregunte mientras levantaba su camisa para ver de donde venía el dolor. Lo que encontré me dejo sorprendida, en su abdomen se encontraba un hematoma gigante que le llegaba casi a las costillas.

-Con cuidado- pidió haciendo una mueca de dolor.

-Hay que llevarte al hospital- dije preocupada- Podrías tener fracturadas las costillas.

-Quédate tranquila, solo necesito un baño- dijo mientras intentaba levantarse de la cama.

Fui a su lado y paso su brazo por mi hombro, como pude lo lleve al baño y lo sente en el inodoro. Abrí la llave del grifo para que se llenara la tina y luego le quite la camisa y los pantalones.

-Sigue- dijo mirándome con cara de pervertido.

-No seas idiota. Iré a prepararte algo de comer- agregue caminando hasta la puerta del baño- Solo grita cuando estés listo.

Fui a la cocina y comencé a cortar verduras para prepararle un caldo de pollo, estaba vertiendo el agua en las verduras para poner a cocinar la sopa cuando escuche el llamado. Me dirigí al baño y me encontré con un Santiago sentado en el retrete con una toalla en su cintura.

Oh Dios mio, esta muy bueno- pensé para luego arrepentirme de mis impuros pensamientos.

-Oye luego de llevarme a la cama trapeas tu propia baba, alguien podría tropezar y lastimarse- dijo soltando una gran carcajada.

-Vete al infierno- conteste mientras lo ayudaba a levantarse.

Después de llevarlo a la cama volví a la cocina, al estar listo el caldo lo serví y fui a la habitación de Santiago a alimentarlo. Al estar segura de que tenía algo en su estómago ya era hora de irme.

-Bien, ya me tengo que ir- dije tomando mi mochila.

-Si no estuviera en estas condiciones te llevaria- dijo mirándome con sus ojos oscuros.

-Tranquilo- agregue abriendo la puerta- Pero no creas que te libraras de mi, vendré para lo del proyecto.

-Sabia que no sería tan fácil- dijo riendo. Me estaba yendo cuando me detuvo- Mariana... Espera.

-¿Si?

-Gracias por ser mi enfermera- agradeció sonriendo.

Le devolví la sonrisa y salí de la casa. Durante todo el trayecto y ya aún en mi casa esa estúpida sonrisa que tenía en el rostro no se borraba.

Oh, están volviendo los sentimientos- me susurro mi cruel subconsciente.

************

Hola.

Espero que les haya gustado el nuevo capítulo.

Comenten y voten si les gustó.

Adiós:)

No te soltare jamás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora