Capitulo 25

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Ya me había bebido aproximadamente seis cervezas y a medida que más tomaba, más me arrebataba. Me encontraba bailando con Santiago, en un movimiento lento y estremecida por el hecho de tener sus manos posadas en mis caderas. Vi como su rostro se acercaba, depositó un fugaz beso en mis labios y luego se acerco a mi oreja.

-¿Nos vamos de aquí?- pregunto sensualmente para luego morder el lóbulo de mi oreja.

Asentí con la cabeza y luego de un rato ya nos encontrábamos afuera de la fiesta, nos dirigimos al auto y al estar allí caí en cuenta de que Sebastián y Anna habían venido con nosotros.

-¿Y los chicos?- pregunte mientras me ponía el cinturón.

-Pueden tomar un taxi- contesto mientras encendía el motor.

-Pero el auto es de Sebas- agregue mirándolo fijamente.

-Ya callate- dijo poniendo el auto en marcha.

-¡Callame imbecil!- respondí alterada.

Vi como aparcaba el auto y le dedique una mirada preocupante.

-¿Que ha...- intente decir antes de que sus labios atraparan a los míos de manera brusca, nuestras lenguas se encontraron y danzaron entre sí.

-Me encantas- susurro entre mis labios. De un momento a otro termine en sus piernas, continuamos con el beso, pero esta vez más unidos por el estrecho espacio entre el volante y el asiento. Senti como sus manos acariciaban mi espalda bajando hasta mi trasero, ya allí comenzó masajearlo. Lentamente me quito la blusa dejándome el torso cubierto solo por el sostén negro de encaje que llevaban. Y ahí nos encontrábamos, llenandonos de caricias y besos, pero toda la magia se esfumó cuando sentí que desabrochaba mi brasier.

-Santiago... No creo que este sea el lugar indicado- me excuse poniendo mi mano sobre la suya en el broche del brasier.

-Oh vamos, el lugar no importa Mariana- comento el con la respiración agitada. Lo mire ofendida- No es como si fuera tu primera vez o algo así- termino de decir al ver que me había ofendido. Me quedé callada y evite su mirada.

-¿En serio es tu primera vez?- pregunto esta vez bastante sorprendido.

-¡Si, lo es! ¿Tienes algún maldito problema con eso?- conteste alterada por su poca delicadeza.

-Yo... No tenía idea- comenzó a decir mientras se rascaba la nuca- ¡Tendrías que habermelo dicho!

-Oh disculpa, es que yo siempre que conozco a alguien me presento y le cuento que soy virgen- agregue rodando los ojos.

-Ya, no te enojes. Yo no sabía nada- dijo mientras me abrazaba. Quite sus brazos y hice el intento de pasarme al asiento del copiloto, obviamente no pude ya que este me halo sentandome nuevamente en sus piernas.

-Dejame en paz, ya llévame a mi casa- exigi intentado zafarme de su agarre.

-Ya deja de ser tan malcriada Mariana, si lo fuese sabido habría tenido más delicadeza- dijo posando sus manos en mis mejillas.

-¿Que creías? ¿Que era como todas las zorras con las que has estado?- agregue dolida.

-Jamas creería eso, por algo estoy contigo. Porque eres diferente a todas las demás- dijo clavando sus ojos en los míos.

-No quiero simplemente ser una más Santiago.

-No lo eres, ni lo serás. Iremos despacio, y las cosas fluiran cuando tu estés lista- termino de decir dejando un corto beso en mis labios y luego solo nos dimos calor envolviendonos en nuestros brazos.

**************

Después de unos veinte minutos entramos al edificio donde Santiago vivía, nos bajamos del auto y subimos al departamento. Al entrar Santiago se dirigió a su habitación a buscar su cargador para avisarle a Sebastián que el coche lo teníamos nosotros y no había sido robado. Yo solo me dirigí al refrigerador a buscar un poco de agua.

-¿Tienes hambre?- me pregunto Santiago desde el sofá.

-No, solo quiero darme un largo baño.

-¿Nos bañamos juntos?- pregunto con esa cara pícara que tanto me encantaba. Lo fulmine con la mirada y estalló a carcajadas- Era broma, ya te busco algo de ropa- termino de decir volviendo a su habitación. Luego de unos minutos vi como se aproximaba hacia mi con un pijama gris.

-Esto me quedara inmenso- dije al ver la ropa.

-¿Prefieres lo que mis exs dejaron?- pregunto sonriendo.

-Vete al diablo- conteste tomando la ropa dirigiendome al baño.

Luego de una larga ducha llena de reflexiones, me puse la pijama y me hice una coleta alta. Salí del baño y ahí se encontraba ese chico de ojos oscuros echado en el sofá con el torso desnudo.

-Te queda mejor que a mi- se burló al ver lo inmensa que me quedaba su pijama.

-Lo sé- agregue posando de manera ridícula delante de él. Vi como se levantaba del sofá y un segundo después me encontraba encima de el.

-Me gustaría tenerte así para mi todos los días- dijo besando mi nariz.

-No eres tan afortunado- bromee riendo en sus labios.

-Mala idea ser tan creida- dijo para luego hacerme cosquillas causando que estallara a carcajadas.

-Ya... ba...basta- termine de decir exhausta por reírme tanto.

-Eres tan sarcástica.

-Ya ve a bañarte Santiago, tengo sueño y quiero que durmamos.

-¿Dormiremos juntos?- pregunto sorprendido.

-Si, pero sin hacer nada.

En menos de un minuto vi como se dirigía al baño, reí y luego solo me dirigí a la habitación. Por suerte las sábanas estaban limpias, me acosté y me dedique a esperar a que terminara de bañarse. Luego de una rato vi como salía del baño con sólo un pantalón de pijama.

Este chico me va a matar- pensé al ver su torso desnudo.

Se acostó a mi lado y paso su brazo por mi cintura.

-Buenas noches- dijo depositando un beso en mis labios.

-Buenas noches- conteste cerrando los ojos.

-Te quiero- escuche y los abrí de golpe. Lo vi por varios segundos y luego me dispuse a contestar.

-Yo más.

*************

Holaaa

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Adiós.:)

No te soltare jamás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora