Estaba a una cuadra del instituto, si, tuve que irme en bus porque mi abuelo se había ido de viaje, y de paso estaba con toda la ropa mojada ya que la madre naturaleza se puso en mi contra y lanzó una gran tormenta sobre mi. Hoy definitivamente no era mi día. Llegue al instituto y me dirigí al salón, me senté en mi puesto ignorando las risas de mis compañeros.
-¿Que paso contigo?- pregunto Estefanie con una sonrisa burlona.
-Esta de moda traer la ropa mojada a la escuela- conteste con sarcasmo. Estaba furiosa.
-Oh, vamos. ¿Estas molesta porque te ha agarrado la lluvia?- pregunto Anna irónicamente.
-Vayanse todas al demonio- escupi de mal humor.
-Yo tu y cambio esa actitud, recuerda que hoy es tu defensa de proyecto- dijo Anna.
-Y con tu amado- agrego Estefanie soltando una carcajada.
Las ignore y me hundi en mis pensamientos. Si, hoy presentábamos nuestros proyectos y estaba bastante nerviosa, aún más si me había levantando con el pie izquierdo.
Las clases habían transcurrido tranquilas, pero sin embargo a mi no se me habían quitado los nervios. Entre a mi última clase donde tenía que presentar el proyecto. Fui hasta mi puesto y minutos más tarde entro Santiago al salón.-Hoy no ha sido tu día ¿verdad?- pregunto burlón. Lo fulmine con la mirada.
-Deberias estar contenta, al fin terminamos con ese infernal proyecto- termino de decir mirándome divertido.
-Solo quiero que este terrible día acabe- dije soltando un suspiro.
-Bien, espero que todos estén bien preparados para su presentación- hablo la bruja- Los primeros en presentar serán Santiago y Mariana- termino de decir la profesora mirándonos con malicia.
Santiago me lanzó una mirada tranquilizadora y nos dedicamos a cerrarle el hocico a la profesora, lo hice mejor de lo que pensaba que me iba a salir y me sorprendió bastante ver lo preparado que Santiago estaba, pensé que lo iba a arruinar pero a medida que hablaba me demostraba lo contrario. Terminamos con la defensa y nos dirigimos a nuestros respectivos asientos, la clase fue rápida. Todos habían defendido sus proyectos y la profesora se dedicó a dictar las calificaciones. Cuando nombró a la persona que estaba antes de mi en la lista, me acomode en mi puesto esperando mi bien merecido veinte.
-Bien, Mariana y Santiago- nos nombró posando su mirada en nosotros- Su calificación es diez- termino de decir con una mueca. Abrí los ojos como platos, mire a Santiago y me di cuenta de que el estaba igual de atónito que yo.
-¿Que demonios?- solte impulsivamente ante la injusticia.
-Modera tu vocabulario si no quieres un ocho jovencita- contesto la bruja con el ceño fruncido. Estaba a punto de insultarla cuando Santiago me tapó la boca con la mano y me dijo que me tranquilizara.
-Profesora, no creo que sea justo. Nuestra defensa estuvo bastante bien- agrego Santiago con mucha tranquilidad.
-Supongo que para mi no- dijo la profesora con rostro autosuficiente. Estaba colmando mi paciencia, iba a explotar.
-Pues supongo que entonces tendré que comentarle a mi madre de una calificación que no me correspondía, tal vez ella se encargue de hablar con la directora y así lo resolvemos- soltó Santiago amenazante.
-¿Me está amenazando joven Priego?- pregunto arqueando una ceja.
-Solo quiero que resolvamos la situación.
-Venga a mi escritorio, no tenemos que armar un escándalo- terminó de decir la bruja.
Lo mire y me dedico una sonrisa, estaba impaciente por saber que hablaban, pero eran bastante discretos. Pasaron algunos minutos y vi como se dirigía a su asiento. Lo mire impaciente.