Epilogo.

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Habían pasado tres días de la muerte de Zachary y la de Zoe. Me gustaría poder cambiar la historia de esas dos personas, de verdad se querían.

Di otro sorbo a mi café.

Ian estuvo en cama todo este tiempo y pueda que no se pueda levantar por unos días más, eran poco pero necesitaba tenerlo bien de salud.

Escuche como la puerta sonaba y me dirigí a abrir.

Me encontré con un detective que venía con un traje negro y otros dos guardias de seguridad detrás de él. Mis sentidos se empezaron a alertar.

- ¿En qué puedo ayudarlos? – pregunte con una sonrisa.

Esto no me olía nada bien.

- Buscamos a Emma... - me escaneo de arriba hacia abajo. – A Emma Hudson. – finalizo.

Mi cara palideció.

¿Hudson? ¿Desde cuándo me llaman Hudson?

- S-soy yo. – trague saliva con dificultad.

- Procedan. – dijo el detective.

Los dos guardias de seguridad me tomaron de los brazos y me pusieron las esposas.

- Emma Hudson está detenida por tráfico de drogas, apuestas, peleas, carreras ilegales y muerte. Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que usted diga será usado en su contra. – hablo el detective con superioridad.

Mis músculos se empezaron a tensar y mi mandíbula se contrajo.

- Debe estar equivocado. – dije entre dientes.

Sabía que todo lo que decía era verdad pero debía intentar salvarme ¿no?

- No lo creo señorita. En todos los casos su ADN aparece. Llévensela. – finalizo el detective.

Mierda...

Los dos guardias prosiguieron a meterme en la patrulla y llevarme a prisión. Conforme el camino cada vez más patrullas me rodeaban, llego al extremo de que tenía encima de la patrulla dos helicópteros.

- Estos es exagerado. – gruñí.

- Eres de la familia Hudson, ese apellido es peligroso, debemos estar precavidos. – hablo un guardia.

- Ni que me interesara. – bufe.

Escuche como el guardia que iba de copiloto cargo su arma y me apunto.

- Escúchame niña malcriada... - empezó a hablar.

°°Que gran insulto.°°

- Tu cierras la boca porque si por mi fuera yo te mataría ahora mismo. – dijo con enojo.

No pude aguantarlo más y empecé a reírme.

- Hazlo. Es mejor estar muerta que ver tu porquería de cara. – escupí entre risas.

Se miraba que estaba decidido a matarme hasta que el piloto lo detuvo.

- ¡Contrólate! – le grito enfurecido.

El guardia me vio con enojo y yo solo sonreí triunfante.

Llegamos a la prisión, me cambiaron de ropa a un traje anaranjado y luego me metieron en una celda.

- En unas horas llegara el juez y dirá cuanto tiempo estarás aquí pudriéndote. – hablo el mismo guardia que me apunto.

- Pues que se apure, yo no pienso quedarme aquí más de una semana. – le grite mientras el salía del lugar.

Love Criminal (2da Edición) - El Imperio HudsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora