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EDITADO

Sujete las cuerdas de mi mochila y la acomode con cuidado de no chocar con las heridas de mi trasero que sanaban poco a poco. Me acerqué con nervios al pequeño espejo de ver algún moretón adornar mi rostro, solté un suspiro de tranquilidad cuando la piel pálida de mi rostro no se encontraba alguna mancha morada.

- ¡Liam, mi desayuno, idiota!

Trague saliva cuando baje las escaleras casi corriendo y evitando de no caer por los peldaños, los hematomas eran de colección si hacia alguna estupidez. Camine apresurado hasta la cocina y tomar la bandeja que se encontraba en la mesa con el desayuno, ya listo por mí minutos antes de prepararme para mi salida con mis nuevos amigos, sonreí victorioso cuando llegue a la puerta de tío John sin ninguna gota de jugo de naranja derramada.

Aquella sonrisa se evaporo cuando la puerta se abrió con fuerza y baje la cabeza con miedo de recibir algún puño, levante más los brazos con la bandeja aun para enseñar su desayuno. Mi corazón bombeo con potencia cuando sus dedos tomaron el azafate y segundos después sentir la puerta cerrarse, sonreí como un niño cuando no había recibido algún golpe.

Sin perder tiempo volví a las escaleras y baje apresurado, pero con cautela de no caerme, para salir de casa y encontrarme con mis nuevos amigos.

- ¡Liam! -sonreí anchamente cuando ambos chicos mayores se encontraban en la esquina subidos a sus motos, a diferencia que detrás de Harry había una persona.

Cuanto más me acercaba en dirección a los chicos y aquella desconocida que aún no podía ver por el casco en su cabeza, una comezón comenzó a surgir en mi estómago al ver como tocaba los hombros del chico de largos cabellos, pero me detuve en medio del camino cuando los hermosos ojos verdes brillaban de amor al ver a la desconocida. Al tragar con fuerza me di cuenta que tenía la garganta seca y mis manos comenzaron, inconscientemente, a temblar, hasta podría decir que un ataque de ansiedad estaba formando parte en ese momento.

Solo de nuevo.

- ¿Qué ocurre? -ambos apagaron el motor y bajaron hasta llegar a mí, los dedos largos de Harry levantaron mi mentón con suavidad-. ¿Dijiste algo?

Negué con la cabeza, bajando la mirada al suelo y apretando mis puños con fuerza, dejando que las uñas se incrusten en la piel-. No...

Realmente lo intente, no quise hacerlo, debía quedarme en casa o irme a mi escondite de siempre y no volverlos a ver, pero por una vez en mi asquerosa vida quería sentir un poco de cariño. La mano de Harry había desaparecido unos segundos de mi campo de visión, pero logre ver como sus rodillas iban al suelo y me preparé para el golpe que vendría o quizá un jalón de cabello por no aguantar mis lágrimas. La frustración que sentía al tener pensamientos negativos, de los cuales algunos eran de quedarme solo de nuevo por no comportarme como un verdadero hombre y seguir siendo un cobarde que le teme a todo.

- Lo siento, lo siento mucho. -susurré, aun con mis manos protegiendo mi cara y mirando entre mis dedos a Harry con una expresión de dolor.

- No tienes que disculparte, pequeño. -la mirada verdosa cambio y sonrió en mi dirección, bajando la mano sin mucha importancia-. ¿Quieres decirnos que ocurre?

Mordí mis labios con nerviosismo y baje las manos hasta unir mis dedos, limpiando mis mejillas en el proceso-. Está bien. -trague saliva y levante la cabeza para ver esos hermosos ojos verdes que eran cautivadores y amables al que lo viera-. ¿Us...Ustedes no...no se... Mmm...

- ¿Li? -apreté más mis dedos cuando cambie mi dirección a los ojos penetrantes de Niall, los nervios me mataban cada segundo-. Lo que digas, no te juzgaremos y seremos los más sinceros.

- O....Okey. -tome todo el aire que pude por la nariz y lo solté por la boca, preparándome mentalmente a las palabras que saldrían de sus bocas-. ¿Les avergüenzo cuando estoy con ustedes? ¿Les...Les doy asco?

- Liam... -no fue un sí o un no, solo fueron cruzadas de miradas que se dieron ambos resolviendo mis sospechas, la soledad y el sufrimiento seguirían siendo parte de mí.

No solo volvería a estar solo, sino que también no volveré a tener quien me proteja o que me diga lo bonito que soy sin importar las marcas o moretones. Debí imaginarlo, bueno, realmente lo hice, sabía que sería imposible que dos hombres jóvenes y guapos serian amigos de un adefesio y asqueroso ser. Debía alejarme lo más pronto posible de ellos y dejarlos con la persona perfecta que se encontraba con ellos, no dar más vueltas al asunto e ir al grano, sin resentimientos.

Eres un desperdicio humano.

- ¿Cómo puedes hablarte de esa forma, cariño? -la persona que se encontraba con ellos no era una chica-. Por lo que he escuchado de estos hombres...-guiñó coqueto en dirección a Harry, este sonrió mostrando todos sus dientes-...Liam es un niño muy dulce y tierno, valiente y muy fuerte.

- ¿De verdad lo crees? -los pensamientos negativos no se iban, pero las palabras de un desconocido me daban una pequeña luz, una esperanza que no todo en mi vida era un caso perdido.

- No lo creo Liam, lo sé. -Harry fue movido de su lugar y fue remplazado por el chico de cabellera castaña y lacia-. Aquí solo veo un joven de gran corazón, uno que lucha y no se rinde a las trabas que le ponen en su camino, veo a un ser...-sus manos tomaron las mías, nuestros dedos se unieron y sonrió, dejando a la vista pequeñas arrugas alrededor de sus ojos-...fantástico, maravilloso, inteligente, gran...

- ¡Soy inteligente! -sonreí muy grande, tío John siempre me dice que soy inútil-. ¡Harry! ¡Harry! -el chico me miro, sonriendo, pero con semblante diferente-. ¿Soy inteligente y...y maravilloso?

- Por supuesto, pequeño. -se unió al chico que aún se mantenía en el suelo tomando mis manos y agarro su hombro izquierdo-. Louis tiene mucha razón, eres una persona genial Liam.

Me dolía un poco la cara de tanto sonreír, quizá fuera un poco tonto o torpe cuando se trata de hacer las cosas perfectas, pero ellos me decían que era una buena persona. No solo era perfecto y ya, era considerado una persona genial, inteligente, maravillosa. Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando deje de sentir el suelo y chille ante la sorpresa de ser levantado por mi cintura, la risa cantarina de Niall me hizo reír más y dejar que mis manos busquen algo que tomar, perdiendo la sensación de caída.

- ¡Eres una persona única y estupenda! -la mirada azulada me admiro con alegría-. Nunca lo olvides, pequeño Liam, eres una persona admirable, ¿me escuchaste? -asentí riéndome cuando comenzó con las vueltas-. Eres el mejor.

No dejaba de sonreír, ni cuando Harry, como un papa sobreprotector, detuvo a Niall de las vueltas porque podría vomitar. Ni cuando me presentaron oficialmente con Louis y me dijo que también podríamos ser amigos. No detuve mi felicidad cuando me subí a la moto y me enganche como un mono a la espalda de Niall, con el casco protector y algunas rodilleras que Harry me entrego y ordeno que me los pusiera sin excusas.

Amaba mucho a mis nuevos amigos.

EDICIÓN// MIEDO || Liam Payne || Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora