— ¿Qué le dijiste a la maldita? —pregunta, yo niego aún con dolor, como puede hablar así.
— ¿Qué crees que le dije? —Pregunto haciendo un gran esfuerzo para hablar, río sarcástica y miro hacia la pared. —Lárgate y déjame en paz, déjame sola. —Le digo —no me siento bien, así que vete.
—Eso no va a pasar —dice firme —así que dime ¿Qué le dijiste a la doctora de mierda? —me mira serio y preocupado, se podría decir que está nervioso.
—Nada, no le dije nada, ahora lárgate y déjame sola, quiero descansar un rato, así que vete —susurro y se acerca a mí, me duele la entrepierna.
—No le dijiste nada —asiento — ¿Por qué? —me pregunta.
—No lo hice por ti, si es lo que te estas imaginando —lo miro fría y con odio. —Lo hice por mí, por mi orgullo, no crees que esto es suficiente vergüenza, al menos para mí si lo es —lo miro y se ve apenado. — ¿Qué se supone que le iba a decir? Tal vez "Doctora perdí la virginidad con un hombre que al principio fue dulce y luego me lastimó tanto que lo único que deseaba era que saliera de mí y me dejara" o mejor "que nunca he sentido tanto dolor como eso y que ha sido la humillación más grande de mi vida —me limpio una lágrima — ¿Cierto que no? Lárgate ya y déjame sola —susurro y veo que trata de acercarse pero lo piensa mejor y sale de la habitación, me recuesto en la camilla, como me duele.
Cuando no es una cosa es otra ¿Por qué simplemente no me muero de una vez? Aron te juro que te voy a enterrar tu recuerdo y será como si nunca hubieras existido. Lo que le hiciste a mi familia y lo que estas tratando de hacer nunca te lo voy a perdonar. Miro la puerta y entra una enfermera, me pone un calmante para el dolor, voy a pasar la noche en el hospital. Me siento un poco mejor con el calmante, hasta me relajo un poco. Veo entrar a Brayiam, trae dos cafés en las manos.
—Vengo en paz —se ve tranquilo y calmado, hasta me está sonriendo. —Qué tal si hacemos un tratado de paz —lo miro sería, acaso está mal de la cabeza, tiene algún trastorno. —Café —dice ofreciéndome uno, asiento.
—Está bien —susurro y lo miro.
— ¿Puedo sentarme en la cama? —Lo pienso y asiento, se sienta con cuidado — ¿Cómo te sientes? —susurra con miedo a mi respuesta o al menos eso percibo.
—Mejor —susurro —me acaban de poner un calmante para el dolor y me siento mejor, hasta con algo de sueño —le digo. —Por otra parte no siento las piernas del frío y creo que las manos tampoco —me quita el café y me toma las manos, las acerca a él, las aprieta y siento su calor.
— ¿Mejor? —Pregunta y asiento. —Quería pedirte perdón por todo —lo miro a los ojos —ese no soy yo, es solo que pierdo el control cuando me enojo lo dice con sinceridad y noto que está arrepentido. —Es solo que me enojo al ver que sigues pensando en él, me pongo muy celoso —dijo ¿Celoso? Lo miro sorprendida. —Yo no soy así, perdóname, sé que te hice daño.
—Brayiam —hago que me mire, está mirando hacia abajo —entiendo, tienes problemas de ira, te ciegas, pierdes el control, en un momento eres dulce y al otro una persona que me da miedo porque me hace daño. Yo también me enojo y digo cosas con la intención de herirte —lo miro. —Yo no te voy a decir que espero que seamos los más íntimos, porque no es así y no lo será, pero por lo menos tenemos que tratar de soportarnos y saber que a veces las mejores palabras son las que no se dicen —lo miro a los ojos. –Tratemos de tolerarnos porque así como vamos... —respiro hondo —solo tratemos de soportarnos —digo con honestidad.
—Michel de verdad yo quiero que esto funcione y no sé qué hacer para que me quieras y no me odies. Te he hecho daño y yo sé que no puedo forzar a alguien a que me quiera —dice con tristeza. —Yo voy a cambiar, cuando este molesto me alejare y respetaré tus sentimientos aunque por dentro me esté muriendo —me muestra la cadena. —Ten, no de vi forzarte a que te entregaras a mí, ni quitarte la cadena, no debí haberte hecho lo que te hice —asiento.
—Te voy a decir dos cosas, la primera, no me forzaste a estar contigo, al principio no quise pero cuando me besaste sentí cosas que jamás había sentido —me mira con felicidad, me sonrojo y acaricia mis manos. —El punto es... —digo algo apenada —a lo que me refiero es a que si no hubiera querido te habría detenido, no sé porque lo hice, pero me gusto y no me arrepiento —sé que le es grato escuchar esas palabras, se ve feliz y yo tengo mucha pena, me sonríe. —Y lo segundo es que quiero que nos llevemos mejor.
—Yo... —se ve sorprendido —de verdad ¿Te gusto? —Me mira feliz pero intrigado y asiento —lamento haberlas cagado, por lo que paso después —asiento. —Yo también quiero que nos llevemos mejor, por eso toma —me muestra la cadena.
—No la quiero —se ve sorprendido.
— ¿Por qué? —No digo que esto va a compensar todas las cosas que te hice pero... —yo lo callo.
—No se trata de ti —me mira atento. —Aron es parte de mi pasado, el culpable de mis desgracias y las de mi familia —digo mientras miro a la nada. —Yo ya no quiero saber nada de él... Ni para bien ni para mal, quiero olvidarlo. Hace poco me di cuenta que fue un sueño que se convirtió en pesadilla —digo segura —y aunque remediara todo lo que ha hecho y aunque llorará lágrimas de sangre, yo nunca lo perdonaría —digo con odio. —El amor que sentía por él se convirtió en odio. Y ahora solo quiero empezar de cero sin él en mi vida, no quiero nada de él, así que haz con ella lo que quieras —digo segura.
—Me sorprenden tus palabras, pero es cierto que le dan paz a mi corazón, alegría y tranquilidad, porque te quiero conmigo —me sonrojo.
—Quiero hacerte una pregunta ahora ¿Qué me espera a tu lado? ¿Qué quieres de mí? Y ¿Qué esperas de mí? —Le pregunto mirándolo a los ojos.
—Por ahí debí empezar desde el día que te conocí Michel, yo te quiero en mi vida, hoy, mañana y siempre. Tu belleza me deslumbró desde que te conocí. Eres la mujer más bella que mis ojos han visto y dudo que haya otra belleza como la tuya —me sonrojo y me da felicidad escuchar sus palabras aunque no lo demuestre. —No solo tu belleza, si no todo de ti. Tus modales, tus valores... Todo. Yo quiero que seas mi mujer, mi esposa y espero que algún día sientas algo por mí y que lo que sientas no sea odio —lo dice con tristeza.
—No te odio, jamás le he hecho. Estaba enojada, eso sí, pero odiarte no —me sonríe, me siento algo mareada.
—Empezamos de cero, sin malos recuerdos, sin pasado, tú y yo nada más —me dice. —Yo solo quiero irme lejos —le digo. —Dame una oportunidad de demostrarte que puedo ser el hombre de tu vida —lo miro sería —déjame demostrarte que soy el hombre que puede cumplir todos tus sueños.
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LA MUÑECA DE LA MAFIA 1 ( COMPLETA)
RomanceNO COPIAS. NO ADAPTACIONES DE NINGÚNA CLASE. ESTA NOVELA ESTA REGISTRADA. . michel una chica hermosa de tan sólo 18 años, toda su vida vivió en un internado religioso en Alemania. La chica perfecta, excelentes notas , graduada con honores. Empezó...