capituló 7

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—Soy yo —dice Brayiam, me pongo como un tomate, me giro, estoy temblando, se me acerca y me agarra por los brazos. —Estas temblando y muy helada —siento un corrientazo, una sensación nueva.

—Lo sé —le digo, está caliente, cuanto quisiera que me abrazara. —Es... que me... duche con agua fría. —Tiemblo, busco un pijama de color negro.

—Te vas a resfriar —me giro, esta tan cerca que no me gusta, me incomoda.

—Me bañe con agua fría, el calentador no sirve, busqué una toalla pero no encontré una más grande —tiemblo y me mira con una mirada que no había visto antes.

—Ven —me pide la mano, lo miro, lo abraza y cierro los ojos. —No quiero que te enfermes. —Huele muy bien.

—No quiero ocasionar más problemas —digo con frío y me frota los brazos, se siente tan bien. Me abraza fuerte y apoya su cabeza encima de la mía.

—Tranquila, mandaré a arreglar el calentador. —Asiento con la cabeza. —Ven vístete —me separo de él, veo como me mira. Aún tengo frío pero no como antes. Lo miro alarmante. —Me voy a girar y te vistes —dice él y yo asiento.

Lo miro, veo como me mira, sonríe y yo estoy como un tomate, me intimida tanto. Se gira y dejó caer mi toalla, me pongo el pijama lo más rápido que puedo.

—Ya te puedes girar —se voltea y me mira. —Quiero que sepas que no voy a ocasionarte más problemas —digo con miedo, me mira, se acerca a mí y retrocedo.

—No me tengas miedo —habla tan dulce, yo solo lo miro. —Yo nunca te haría daño —acaricia mi mejilla. —Entiende que no —lo miro a los ojos y veo dulzura, me confunde.

—Me voy debajo de las sabanas, tengo frío y estar aquí no me ayuda en nada —digo mirándolo, le sonrío y me sonríe.

Me mira, me recorre con la mirada, agacho la vista, de inmediato me voy a la cama y me meto debajo de las sabanas, sólo dejo mis ojos descubiertos. Después de un rato veo pasar a Brayiam sin camisa, descalzo y con los pantalones abiertos. Nunca lo había visto sin camisa —que cuerpo tan perfecto tiene. —Dejo de mirarlo y respiro hondo. Veo que sale de la habitación — ¿Porque no estará casado? O algo así. Sé que no lo está porque mi padre jamás me habría entregado así. ¿Porque? —Me pregunto —Regresa con un pocillo, se sienta al lado mío, me mira y yo a él.

—Mira —me muestra la tasa —te traje chocolate caliente. —Me siento en la cama, me da la tasa, nuestros dedos se rozan y siento algo tan nuevo. —Hará que te sientas mejor —me sonríe. —Ya arreglé lo del calentador, a alguien se le dio por cerrarlo. —Agarro el pocillo fuerte con las dos manos.

—Al parecer a alguien se le dio por hacerme una broma —sonrío y respiro el humo caliente del chocolate —y les quedo muy bien el chiste —digo. Estoy congelada —le sonrío algo tímida y sólo me mira.

—Me voy a duchar, a ver si no me la hacen a mí también —dice Brayiam, sonríe y yo a él. Lo veo caminar al baño.

Me tomo el chocolate caliente, muy lento para disfrutarlo. Me lo bebo todo. Pensé que me congelaría. Me levantó y pongo la tasa en una mesa de noche, miro que la puerta del daño está abierta y me entra la curiosidad de verlo — ¿Será? —me pregunto. Me asomo y lo veo a través del vidrio trasparente de la ducha. Su cuerpo es muy atlético, es tan guapo y sexy. Miro como cae el agua por su cuerpo, se ve tan relajado y tan sexy. — ¿Qué hago? —Dejo de mirarlo y salgo corriendo, porque ya se dispone a salir del baño, apago las luces y dejo su lámpara prendida y me acuesto. Miro la hora, son las diez de la noche y no tengo sueño, respiro y lo veo pasar con una toalla, yo cierro los ojos, pero sé que se dio cuenta que estoy despierta. Nuestras miradas se cruzan y cierro los ojos, él sonríe y pasa hacia al closet. Yo me pongo de lado dándole la espalda, mirando hacia la pared, me arropo y lo escucho acostarse.

LA MUÑECA DE LA MAFIA 1 ( COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora