capituló 10

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Lo veo salir. — ¿Que voy hacer? ¡Dios! yo no puedo estar con él... Simplemente no puedo olvidarme de Aron ¿Por qué viene a mi cabeza cuando trato de olvidarme de él? ¿Porque tuve que enamorarme de él? ¿Por qué? Trato de no llorar y me miro en el espejo —Michel sabias que esto iba a pasar —me digo, pero no imaginé que iba a ser así. Toco mi cadena. Tengo que poder perdonarme por haber roto esa promesa, pero tú tampoco cumpliste las que me hiciste. Una lágrima cae por mi mejilla. Lo amo, pero él nunca me amo a mí, soy una estúpida por estar pensando en un hombre que solo se burló de mí y me hizo prometer muchas cosas. Tengo que poder olvidarme de él. Brayiam es guapo, tiene un cuerpo de atleta, ¿Qué tan malo puede ser? Y si hacerlo me va a dar mi libertad... entonces lo hago, aunque me esté vendiendo y aunque siempre rompa mis promesas. —Yo puedo, yo puedo. Entra Nana.

—Nana —la miro, trato de sonreír algo nerviosa.

—Ya me enteré de todo lo que te hizo María, pero ten calma, el señor la mando lejos —yo sonrío, por lo menos eso ya se solucionó.

— Me voy a dar una ducha ——le digo a Marcia —quizás Brayiam me dijo eso solo para molestarme, si eso fue.

Nana, ayúdame a ponerme algo —le digo después de ducharme y asiente.

—El señor me mando a decirle que está preparado y que baje a comer —yo asiento nerviosa.

Me pongo una lencería blanca, unos jeans negros, una blusa azul y unos tacones, me maquillo rápido y bajo.

—Hola hermosa —dice Brayiam con descaro, yo asiento sin decir nada.

Sirven la comida y como en silencio. Brayiam no me quita los ojos de encima. No como casi nada.

— ¿No vas a comer? —me pregunta y me mira serio.

—Ya comí lo necesario—digo mirando a Brayiam.

—No quiero que te enfermes y luego tus padres digan que te tengo muerta del hambre —yo ruedo los ojos. —Que modales los tuyos —dice y lo ignoro.

—Quiero hablar con mi familia —digo sería.

—Ahora si hablas —se ríe con amargura. —No vas a hablar con tu familia —afirma.

— ¿Por qué no? Pregunto—porque seguramente vas a decir cosas que no deberías decir —lo miro seria.

— ¿Cómo qué cosas? Que estoy en un infierno —lo miro —que odio esta casa, que te odio a ti, que eres un atarbán debajo de esos trajes que usas. Que intentaron matarme de hipotermia, que me echaron café hirviendo encima o que eres un psicópata —digo sarcástica y retándolo.

— ¡Cállate ya! —me grita y me da miedo, pero no se lo demuestro y sonrío.

—No querías que hablara —digo inocente y sonrío, la verdad me divierte irritarlo. —No eres más que un inestable, que al minuto te endulza el oído y al siguiente te empuja, te maltrata y lo único que le falta es golpearte —lo miro directamente a los ojos y él hace lo mismo.

—Quieres sacarme de quicio ¿Cierto? —Pregunta y yo asiento —pues te voy a decir, no lo vas a lograr, además aquí quien aparenta ser alguien que no es, eres tú. Me mientes, me provocas y luego sales corriendo cuando alborotas todo —yo lo miro mal. —Da gracias que un puto de mierda como ese no haya dañado toda tu familia, y todo gracias a mí —me pongo roja —y mira como me pagas —dice y me quedo callada. —Te vienes conmigo para que tu familia te perdoné y ni eso puedes hacer bien. Un concejo, nadie vive del amor. —Me está provocando y no voy a caer. — ¿A qué juegas con esa carita de niña dulce, educada y supuestamente honesta? Toda una señorita y no eres más que una puta que solo le importa ella misma.

Camino hacia él.

—Tú no sabes nada de mí, tú no sabes nada de mi familia y mucho menos de lo que yo sentía o siento por Aron ¿Quieres saber porque no me fui con él? Ni yo misma lo sé —digo. Siendo honesta, si pudiera retroceder el tiempo me largaría con él —me toma la mano fuerte y me duele.

— ¡Cállate! —Me grita y me estremezco —está furioso, lo saque de quicio, no me gusta su reacción.

—Ahora te aguantas, acaso no querías saber, pues te lo voy a decir todo. Me largaría con él sin que me importara mi familia, al final de cuenta me odian. Sabes porque me quedé, por amor a mi familia y eso tú no lo conoces. Tú estás acostumbrado a tenerlo todo, por amor quizás me equivoque pero luche —sonrío, me toma del cuello —y eso no va a cambiar nunca, aunque lo quisiera —lo miro a los ojos. —Y sabes algo, quisiera ser una puta y así no cargar con esta carga de conciencia que me está matando ¿Sabes porque te pare? Por Aron, le hice una promesa a él —sonrío y veo que se levanta, me mira con odio y me cachetea. —Por eso nunca voy a poder estar contigo, porque él es el gran amor de mi vida, y aunque lo odio por todo lo que me hizo... esta es la verdad, lo amo. Aron fue mi primer amor y yo no soy de dos ni de tres hombres. Él fue el único y así seguirá siendo —lo miro con odio — ¿Quieres que siga hablando?

— ¡Cállate de una puta vez! ¿Qué le prometiste? Que sólo él te iba a tocar. Contéstame y te dejo ir —me sacude y asiento. —Yo pague por temerte —lo miro mal — ¿A qué juegas? Tú y yo sabemos que no eres la niña buena e inocente que aparentas ser. Tú sabes muy bien que te deseo, te me has vuelto una maldita obsesión, así que vamos, después de complacerme te puedes ir —me dice y no creo que sea así de fácil.

— ¿Qué? —digo asustada y sin entender.

— ¿Te quieres ir? —Me pregunta y asiento —vamos —me carga y lo golpeo en la espalda mientras sube las escaleras en dirección a la habitación —después te vas a ir —me dice y niego.

—Si me vas a dejar ir para que hacer esto —digo nerviosa, me tira en la cama y cierra la puerta con seguro. —Por favor —le ruego y dejo mi orgullo a un lado.

—Lo quise hacer por las buenas y no quisiste, así que sácate la ropa. —Le suplico, estoy a punto de llorar — ¡Que te la quites! —Me grita, me aturdo. Él se quita su ropa y yo no lo hago, lo miro a los ojos.

Empieza a quitarse la camisa se la saca y me mira deseoso, yo estoy en shock, no quiero estar con él. Se quita los zapatos y el pantalón, desvío mi mirada hacia otro lado.

— ¡Mírame! —Grita y suena la puerta. —No quiero que nadie me moleste en las siguientes tres horas —grita furioso y al parecer la persona se va.

—Brayiam te lo ruego —lo miro suplicante, me jala hacia él y se pone encima de mí. —Por favor —le digo y lo miro a los ojos, está ciego de la furia.

—Date cuenta de que el que está metido en tu cama soy yo —estoy a punto de llorar. —Soy yo y no él —dice, niego y mi voz se entrecorta.

—Cómo puedes ser tan cruel —le digo y me besa en el cuello con brusquedad. —Por favor... suéltame —le digo y niega.

—Mírame, soy yo, Brayiam Grosbfiab, el alemán, el que quiso algo contigo y preferiste que hiciera esto —me besa, me rompe la blusa y me deja en brasier. —Siempre eh querido tocarlas, pero por respeto no lo hice y de que sirvió eso, de nada —me besa a la fuerza y yo trato de soltarme.

— ¡Por favor... te lo ruego! Evítame la vergüenza —le suplico y sube mis manos por encima de mi cabeza. —Yo no he estado con nadie ¡Soy virgen! —Le digo y me mira un minuto, luego niega. —Por favor evítame esta vergüenza, yo me he estado guardando para el hombre con quien me case —digo rogándole, me mira intrigado y sorprendido. —Por favor —susurro y niega.

LA MUÑECA DE LA MAFIA 1 ( COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora