capitulo 6

10.5K 447 23
                                    

—Michel, cálmate —dice mientras toma mis manos —ves lo que me haces hacer por tus modales —se justifica.

—Lo mataste —susurro y lo miro —eres un asesino —lo miro nerviosa.

—No lo soy. —Lo hice por ti —me mira fijamente —así que ya sabes, ni se te ocurra hacer otra estupidez para que nadie más pague por ellas —me amenaza.

Llegamos, me ayuda a bajar del auto. No podre borrar esas imagines de mi cabeza, estoy en shock, Marcia se acerca a nosotros.

—Señor ¿Que tiene la señora? —pregunta, yo miro a todos lados.

—Dale algo para los nervios, para que se calme, tuvo una primera impresión muy fuerte —respira hondo y yo lo miro de manera acusadora. —Fui a la biblioteca —me detuve un momento junto al teléfono ¡Dios, es un loco!

—Vamos señora —dice Marcia y me toma de la mano, me lleva a la cocina, me mira preocupada - ¿Qué tiene señora? Míreme —me pregunta preocupada.

—Asesinó a un hombre —susurro con miedo y aún no lo creo —le disparó a ese pobre hombre —tiemblo del miedo. —Lo hizo delante de mí, por mi culpa... —hago una pausa, sigo temblando. —Le coquetee a ese hombre, lo había convencido, estaba a punto de dejarme salir y entonces llego Brayiam y luego lo asesinó. Le supliqué, le rogué, me humillé para que no lo hiciera, no le importó y lo mató. Él está loco —lo digo agitada y muy nerviosa. —Yo nunca había visto una persona tan cruel y mala —digo nerviosa —tengo que irme de aquí, miro a todos lados —le tengo miedo, no quiero que se me acerque.

—Señora, cálmese —me agarra del brazo —si hace otra cosa no quiero ni imaginar lo que hará el señor —dice asustada. —El señor se puede enojar y le podría hacer daño a usted—dice preocupada. —Respire profundo —lo hago con dificultad —inhale y exhale —lo hago lento y miro todo con miedo. —Va a olvidar —susurra con tranquilidad, yo asiento, la miro y sonrío con tristeza, es una buena mujer. —Ahora se va a tomar un té —me sienta en una silla, respiro profundo, cierro los ojos y repito lo que me dijo Marcia, todo está bien. —Señora —la miro —tiene que pensar las cosas muy bien antes de hacer cualquier cosa. El señor es bueno —niego y sé que trata de disculparlo.

—Yo solo... Quiero dormir y mañana levantarme y pensar que todo fue un mal sueño, una pesadilla.

—Señora cálmese —yo la miro y sonrío, camino hacia ella.

—Eres una gran mujer, aún no entiendo que haces —sonríe y siento que ella me comprende. Gracias por todo ¿Podría pedirte un favor? —mi voz se corta.

—Claro mi niña —me mira con ternura.

—Me hace recordar a mi madre ¿Podría regalarme un abrazo? —Le digo.

—Claro que si —veo sus lágrimas y me abraza fuerte. —Todo va a estar bien. Ya verá, yo la cuidaré —me dice tratando de calmarme.

—Me hubiera gustado escuchar eso algún día de mi madre pero no fue así. Sabes me hubiera gustado tenerte como madre —susurro y acaricia mi cabello.

—Usted siempre va a contar conmigo —me abraza y luchó para que mis lágrimas no caigan.

—Gracias —la miro con tristeza —muchas gracias. Siempre me ha tocado sola en la vida, es lindo contar con alguien, gracias —camino para irme a la habitación.

—Señora, venga porque no come algo —yo la miro — ¿Qué le gustaría comer? se lo preparó enseguida —niego. —Preparo los mejores sándwich —dice —le voy a preparar uno. No quiero que se enferme —asiento.

Me siento en la mesa y veo que entran hombres armados, no me miran, sé que me odian por lo que paso con eso pobre hombre, lo siento tanto, nadie sabe cuánto lo lamento.

—Marcia ¿Y María? —Me mira — ¿Dónde está? —sonríe.

—Debe de andar por ahí o salió, o tal vez está durmiendo —sus palabras le restan importancia al asunto y es mejor que yo no la vea.

— ¿Y porque no está aquí sirviéndome y en cambio lo haces tú? —pregunto.

—Yo lo hago porque usted me agrada mucho y me gusta hacerlo —sonrío.

—Tú no eres como las otras, eh visto cómo te trata Grosbfiab y se nota que para él eres importante y para mí también lo eres —me sonríe feliz. —Tú eres la única persona de esta casa que me agrada de verdad —digo con sinceridad.

—María solo le sirve al señor. —y de qué forma le sirve esa zorra. —No como usted cree— la miro sarcástica. —Ella es más que una sirvienta aquí, dice Marcia —ruedo los ojos. —Ella es hija de un empleado del señor que murió y la señorita quedó desamparada, el empleado era muy querido y cercano al señor y ella era su amiga de alguna forma, crecieron juntos. Ella no tenía a donde ir y como su única familia era su padre el señor le pidió que viniera y ayudara en la casa. Pero lo hizo por lástima, es de buen corazón — asiento, aunque no lo creo, Brayiam no parece el tipo de personas que ayudan a los demás a cambio de nada.

— ¿Sabes? no lo creo... y ella no me agrada, sé que yo tampoco le agrado, así que me da igual —digo seria.

—Dele tiempo hasta que se adapte a usted. —Pone un sándwich al frente mío y un vaso de jugo de naranja.

—Se cuándo a alguien no le agrado, si vieras como me habla y me mira- digo y le doy un mordisco al sándwich. —Pero a mí no me importa, me eh topado con peores y no estoy dispuesta a aguantármela a ella. Ya eh aguantado mucho en mi vida para aguantarle algo a ella.

—Señora, se nota que usted es de buen corazón y puede llevarse bien con el señor para que esta situación sea más llevadera.

—Voy a hacerlo y no por él, ni tampoco por mí, porque igual esto será un infierno. No quiero que nadie más muera por mi culpa.

—Señora —me dice.

—No Marcia, tú crees que no me doy cuenta que todos me odian —digo con tristeza.

—Usted es fuerte —me dice.

—Desearía ser más fuerte —digo con seguridad.

—Señora, es usted un ángel.

—Marcia me voy, quiero darme una ducha larga y dormir —subo a la hitación.

Entro a la habitación, me quito la ropa a oscuras y entro al cuarto de baño, abro la ducha y el agua caliente no sale, tal vez se dañó el calentador, pero me baño con agua fría, tal vez sea mejor para relajarme o por lo menos olvidar. Duro dos horas y salgo cuando ya casi no siento mi cuerpo y me miro en el espejo.

—Tu puedes Michel, eres una Somerleanders, además ¿Para qué quiero volver? Si no tengo nada ni a nadie que me espere o me quiera ver —paso mis manos por mi cabello y lo recojo temblando —voy a ponerle la mejor cara a esto, yo puedo —susurro y tiemblo de frío. —Cuando esto acabe habré saldado la cuanta con mi padre, me perdonara, iré a Estados Unidos y podré terminar mi carrera de medicina y empezar de cero, lejos de todos y de todo. Esto será un mal recuerdo, un pasado que enterraré para siempre. —Me miro a mi misma en el espejo —Michel por lo menos mira el lado positivo, Brayiam es guapo, lindo, alto, bronceado, de ojos hermosos —me escucho a mí misma, niego —y también está loco, es un psicópata, eso es lo que es. Además el gran amor de mi vida es y será Aron aunque lo odie por lo que me hizo. —Ya basta Michel tu no le importaste nunca —mis ojos se cristalizan. Entro otra vez en la ducha y dejo que el agua fría caiga sobre mi piel, sólo quiero olvidar, olvidar que lo amo, que lo ame con toda mi alma, olvidar que es y será mi todo, olvidar que estoy en un infierno, olvidar que Brayiam está loco, olvidar que rompo las promesas que le hice a Aron y olvidar que todo fue una farsa, olvidar que nunca nada fue de verdad, que nunca tuve su amor. Olvidar que aunque una parte de mi te odie Aron, otra te ama con mucha intensidad, olvidar que yo fui la culpable, olvidar que mi familia me odia, olvidar que a mi familia no le importó dejarme con Brayiam, olvidar que soy una mierda. Siento un frío insoportable en los huesos y salgo, tomo una toalla y me seco, me envuelvo en ella, es tan pequeña que se me ve todo el trasero. Tengo frío, me suelto el cabello, voy al closet corriendo y de pronto veo a un hombre

— ¡Ahhhh! —grito y dejo caer la toalla.

—Soy yo —susurra y quedo muda, no entiendo ¿Qué pasa? Me mira y me atraviesa en dos. Esa mirada es de... recuerdo que se me callo la toalla ¡Estoy desnuda!

—No mires —digo temblando de frío. Me sigue mirando y me agacho a recoger la toalla.

LA MUÑECA DE LA MAFIA 1 ( COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora