CAPÍTULO 8: "TE QUIERO"

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*HARRY (PV)*

Hoy los managers me han vuelto a organizar una cita con Susan, hoy toca decir Te quiero delante las cámaras. Un sentimiento real por mi parte pero enmascarado por una gran capa de indiferencia y sumisión a las órdenes de mis managers. Te quiero me parece una palabra demasiado simple para expresar todo el conjunto de sentimientos que siento hacia Susan. Yo la quiero, la amo, la adoro, la anhelo, la deseo, deseo cada parte de su cuerpo, anhelo su aroma y su voz en mi oreja, adoro su forma de ser tan luchadora y dulce, amo cada palabra que sale de su boca, cada sonrisa que asoma por su hermosa cara y la quiero con todo mi corazón de una forma incondicional y completamente sincera.

-¿Harry estás vivo? -bromea Susan. ¡Es verdad! Se me había olvidado que estoy delante de la puerta de su casa.

-Sí, lo siento... Es que me he distraído -me disculpo y ella sonríe. Esa sonrisa tan perfecta que iluminaria la más potente de las oscuridades -Por cierto... Buenos días -digo dándole un beso.

-Buenos días -contesta ella con una sonrisa y me hace un gesto para pasar. Mientras ella se acaba de cambiar me acerco a Lucie y Connor que están en el salón jugando.

-Hola pequeñines -los saludo y ellos sonríen y me abrazan.

-Hola Harry -contestan los dos con una sonrisa.

-¿Os apetece jugar a algo mientras que Susan acaba de vestirse? -propongo.

-Sí -contesta Connor.

-¿Os apetece jugar a los coches? -propongo y como los dos están de acuerdo empezamos a jugar a las carreras con unos coches que tienen y después de un rato cambiamos de juego y nos ponemos a jugar con las muñecas de Lucie. Después de un rato de estar jugando el timbre suena y como Susan no baja voy yo a abrir. La abro y me encuentro con un señor y una señora mayores.

-Hola -saludo nervioso -Yo soy... -empiezo a decir.

-Harry ¿verdad? -dice el señor mayor -Mi nombre es Peter y el suyo Silvia -añade.

-Encantado -digo sonriendo -Su nieta se está acabando de vestir -explico apartándome para que entren y cerrando la puerta detrás de ellos. Entran y empiezan a hacer cosas, Peter se lleva a Lucie y Connor al jardín para que le ayuden a arreglarlo un poco y Silvia empieza a limpiar la casa de arriba abajo. A los pocos minutos Susan aparece con unos pantalones tejanos cortos debajo de los cuales lleva unos leggins negros y una camiseta lila algo ancha, está preciosa.

-Guau... ¡Estás preciosa! -exclamo en voz alta y ella sonríe.

-Gracias -contesta -¿Nos vamos? -propone y yo asiento. Se despide de sus abuelos y de Lucie y Connor y salimos de su casa, como siempre las cámaras nos esperan intentando esconderse, pero no se les da muy bien. Vamos caminando por las calles de Londres y damos un recorrido por todo el centro de Londres. Decidimos entrar en un centro comercial bastante grande y subimos a la  azotea. Empezamos a hablar y hablar y así va pasando la tarde. Cada dos por tres tengo que mover ligeramente la cabeza porque me quedo totalmente embobado por los ojos de Susan, perdido en sus sonrisas, en sus palabras, en sus gestos...

-Te quiero -digo en el momento más adecuado que encuentro. Me duele tanto que ella piense que las palabras que acabo de decir son mentidas... Ahora mismo no encuentro ningún sentimiento o palabra más sincera que estas dos que acabo de pronunciar.

-Yo también te quiero Harry -contesta ella y nuestros labios se juntan dulcemente haciendo que mi estomago vuelva a sentir esas mariposas tan especiales. Nos separamos y la acompaño a su casa con las manos entrelazadas. Caminamos unos veinte minutos y llegamos delante de la puerta de su casa.

-He pasado un día genial a tu lado -digo siendo sincero al 110%.

-Y yo -contesta ella y nos damos un beso de despedida. Camino de vuelta a mi casa y sin querer hablar con nadie me encierro en mi habitación. Una rabia enorme recorre cada centímetro de mi cuerpo y, sin poder evitarlo, empiezo a golpear mi almohada. La puerta se abre y entran Liam, Louis, Niall y Zayn y se acercan rápidamente a mí abrazándome para tranquilizarme. Entre alguna que otra lágrima se lo cuento todo y después de horas y horas de desahogarme con ellos me quedo dormido como un tronco.

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