*SUSAN (PV)*
-Vamos -accedo sonriente. Harry me ofrece su mano y yo le miro a él y después a mis manos vendadas -Te daría la mano pero sería demasiado doloroso... -digo sonriéndole.
-Bueno creo que podemos solucionarlo -contesta devolviéndome la sonrisa, pasando su brazo por mi hombro y apretándome hacia él.
-Esto es mejor que un simple apretón de manos -digo abrazándole. Salimos de casa sin separarnos y al hacerlo nos encontramos con un montón de paparazis esperando detrás de la puerta que da a la calle -Harry... -susurro nerviosa.
-Tranquila cariño, mientras yo esté aquí no te pasará nada, te lo prometo -asegura Harry diciéndomelo casi en un susurro al lado de mi oído.
-Harry... -susurro -Gracias, en serio, gracias -digo besándole dulcemente. Harry me abraza con los dos brazos, apretándome hacia él de una forma muy dulce y protectora, besando cariñosamente mi pelo. Retomamos nuestro camino sin separarnos ni un solo milímetro y cruzamos la puerta que nos separaba de los paparazis.
-¿Cómo va vuestra relación? ¿Es cierto que ya le has presentado a tus hijos Susan? ¿Los chicos se han quedado a cuidar de ellos? ¿Qué te ha pasado en las manos? ¿Cómo estáis? ¿Va bien vuestra relación? -miles de preguntas como estas se disparan contra nosotros sin darnos ni un solo descanso. Harry me mira y después mira a los periodistas.
-Nuestra relación cada día va mejor y los chicos se han encargado de cuidar de sus hijos -contesta Harry muy amable. Más preguntas nos avasallan pero decidimos ignorarlas. Harry me acompaña hasta mi puerta y me la abre -Pase señorita -dice sonriendo y yo hago exactamente lo que me ha dicho. Cierra la puerta y se sienta en el asiento del conductor. Mira al exterior y luego me mira a mí -Lo siento -se disculpa mientras me coloca bien el cinturón.
-No tienes que disculparte Harry, tú no tienes la culpa -digo dándole un dulce beso. Nos separamos lentamente, arranca el coche y en menos de diez minutos ya nos encontramos delante del hospital. Bajamos del coche y vamos hasta nuestra consulta donde nos espera mi médico.
-Hola -saludamos Harry y yo a la vez al entrar.
-Hola -contesta el médico sonriendo -Siéntate aquí Susan -dice señalándome una camilla. Asiento y hago lo que él me ha pedido -¿Cómo van esas manitas? -pregunta cogiéndomelas cuidadosamente ante la atenta y preocupada mirada de Harry.
-Van mejor, pero como usted dijo no he cogido nada de peso y tampoco he hecho nada que pudiera empeorar mi estado -aseguro.
-Pues ahora te voy a quitar las vendas y vamos a ver si tu esfuerzo ha valido la pena -anuncia retirando lentamente todas mis vendas hasta dejar mis manos al aire libre.
-Uf... Cuánto tiempo sin notar el aire chocar contra mis manos -suspiro mirándolas.
-Intenta moverlas Susan -dice el médico.
-No puedo... No... No... -niego sintiendo un inmenso dolor al hacer el mínimo esfuerzo.
-Vamos Susan, prueba -insiste el médico y yo niego rotundamente con la cabeza. Harry se acerca rápidamente a nosotros y se sienta a mi lado en la camilla, rodeando mi cintura con su brazo.
-Si no lo intentas nunca te curaras cariño y si no lo haces no podrás venir mañana a la playa con nosotros -dice Harry con una voz tremendamente dulce -¿Tú quieres curarte, no? Pues tienes que hacer esto, sé que al principio dolerá porque llevas cierto tiempo sin hacer ningún movimiento pero ya verás cómo después se te irá aliviando -asegura acariciando suavemente mi espalda. Asiento levemente y empiezo a mover lentamente las manos, sintiendo como los huesos me crujen -Eso es amor, continua -me anima Harry. Sigo moviendo las manos y cada vez el dolor va disminuyendo más hasta que ya no siento nada.