Cap. 5

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—¡Oh, viejo!, ¡Anoche fue sorprendente!— Se sienta Julio en su cama, abrazando la almohada, feliz.

—Sigo pensando que en serio fue horrible.— interviene Gemma aún medio dormida.

—Fue interesante, conocer a un Rebel.— Sonrío pensando en ell... ¿Eh? mejor me saco eso de la cabeza.

—¿Interesante?, ¡Fue increíble!, ¿Viste su manera de vestir?, ¿O su forma de hablar?— Le lanza la almohada a su compañera, esta se levanta de inmediato y le da su mirada más fría.

—¡Ustedes son unos idiotas! Por algo ella está allí, no es como nosotros. Tiene maldad en su corazón, ¿Y acaso soy la única que recuerda cómo casi le incinera la mano a Julio?, ¡Agh, reaccionen!— Gemma se cruza de brazos con las mejillas algo rojas.

—Valió la pena a mi parecer.— Comenta mirándose la quemadura.

—Ya calmate, Emma, no vayas a prenderte en llamas.— Río ante mi propio chiste, seguido Julio, quien no pudo conternerse —Vamos, linda, riéte con nosotros.— La abrazo con cariño y le desordeno el cabello.

—No tienen remedio.—Voltea los ojos y sonríe. Su mirada se desvía y se sorprende —¿Han visto la hora?, ¡Es mega tarde!— Extrañado, miro el reloj. 3:30am. Wow, ¡Qué rápido pasa el tiempo!

—No vale la pena dormir, solo faltan tres horas para empezar clases, ¿Alguno quiere dormir?—Gemma niega. Yo la verdad, estaba algo cansado, pero quería ver que proponía mi loco amigo— Pues me parece excelente, porque tengo una gran idea. —Nos mira con entusiasmo. Ya se por donde iba, mejor me retiro de inmediato—. Bien, ya veo que este aguafiestas se está negando.— Ambos ríen y sonrío volteando los ojos—. Creo que solo estamos tú y yo, nena. Ahora, comencemos.— Julio toma una botella de agua a medio beber, echa el resto en nuestra planta de sábila y la coloca en el medio de ellos dos con una gran sonrisa ansiosa. Se ve interesante, tal vez podría... ¡No! Me quedaré en mi cama quietecito. La tapa terminó apuntando a Julio y Gemma sonríe de oreja a oreja—¡Delicia!— Exclama con diversión—. Dime, ¿Qué debo hacer?

Gemma se queda pensando un rato, mirando cada rincón en busca de algo. Luego de unos segundos, sus labios se curvean en una sonrisa malvada:— Te reto a salir de nuestra alcoba hasta el pasillo y quedarte allí por.... Uhmm.... ¡Siete segundos!— Se tapa la boca con emoción.

—¡Eso es muy extremo, Gemma!— Susurra Julio.

—Tienes razón, me disculpo por pensar algo tan loco.— baja la cabeza.

—No, no, está bien. Lo haré.— Respira profundo y se levanta—. Para que vean cómo lo hace una persona valiente.— El pobre estaba tan nervioso.

—Si no quieres, no lo hagas, amigo.— Le aconsejo con una sonrisa.

—Aprende de mi, señor aburrido.— Saca la lengua y río. Un gran insulto.

Decidí quedarme callado. Él puede llegar a ser muy terco a veces. Con mucho cuidado, gira el picaporte, saca la cabeza por la puerta como niño que va a escaparse a la cocina en busca de galletas, da un paso mirando a ambos lados y sale por completo. Gemma y yo nos quedamos con la boca abierta, ¡Sí lo hizo! Tres segundos y contando.

—No creo que resista mucho.— Me susurra algo nerviosa.

—¿Sabes que estas hablando de Julio, cierto?— Echo a reír.

Asiente con una sonrisa. Ya conocemos muy bien lo que es capaz de hacer. Recuerdo cuando una vez, en la cafetería, fue directo al área de postres, tomo un helado del más grande y lo empezó a comer delante de todos con los pies encima de la mesa, fue un desastre total. No entiendo como alguien como él puede andar rompiendo cada regla que se le cruza, lo han llevado con La Suprema Señora varias veces pero parece no entender. Debe ser un comportamiento normal, por ser hijo de...

Breaking RulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora