Cap. 17

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—Si, creo que he llegado a la conclusión de que eres idiota.— Cierra Julio luego de haberle contado lo sucedido anoche. Estoy empezando a creerle— Dame una buena razón para rechazar algo así, amigo.

—No me he casado con ella.— Sonrío. Eso debe bastar.

Se da con la palma en la frente y suspira, fue a decirme algo pero se mantuvo callado. Agradecía eso. Ya son las 8 a. m y Eleanor no se ha levantado, debíamos llegar temprano ya que el profesor canceló su clase de las 9 para atendernos, sería de muy mal gusto llegar retrasados. Al menos Gemma me dijo que ya estaba esperándonos en su oficina, así que no hay de qué preocuparse.

Dejo a Julio afuera de la habitación con sus quejas y voy por Eleanor. No podemos esperar más. Se ve tan tranquila durmiendo, no luce como si fuese a hacerme daño, los animales salvajes tampoco lucen feroces, es una de nosotros. Sonrío y de inmediato recuerdo nuestro momento anoche, la forma en que su cuerpo de adaptaba al mío, su cintura, sus labios... Pero no podía hacerlo y ella lo entendió. Demostró ser alguien que merece mi confianza.

—Eleanor.— Le susurro con suavidad al oído— Tenemos que irnos.— Se cambia de lado con un gruñido, dándome la espalda— Eleanor...— Se levanta de repente con un grito y suelta un rápido golpe que va fijo en mi nariz. Oh, cielos... Me quejo, ¿Qué anda mal con esta chica?

Se pone de rodillas en la cama y se va en carcajadas. Me apuro al baño para revisar y si, efectivamente, me había sacado sangre, tomo un poco de papel, lo humedezco y coloco en mi nariz. Auch... Auch, eso dolió como nunca.

—¿Te dolió?— Tiene la cara roja de tanto reír. Pues un cariño no fue— Si, es autodefensa, siempre estoy alerta, supongo.— Se encoje de hombros. Cielos no, ella no es normal.

—Gemma se ofreció a dejarte algo de ropa, está en el baño— Señalo—, por favor, tenemos poco tiempo.— Me voy.

¿Dónde está Julio...?

—¡Amigo!— Se ríe de la nada— ¿Qué te pasó?— Se acerca.

—Creo que la asusté.— Hago una mueca.

—Mierda, Harry, ¿En serio?— Habla entre risas. Ya no es gracioso— Vale, vale, ya no pongas esa cara.— Finaliza con una última risita.

—Julio, tenemos que ser firmes con cualquier decisión que se tome hoy. No sabemos qué pasará.— El ambiente se tensa. Su mirada cambia, sé que está conmigo— No quiero pensar en lo peor.

Eleanor sale con un traje totalmente diferente al que le había llevado. Me quedo perplejo un rato, ¿De dónde sacó la ropa? Pero lucía muy, muy bien, no parecía una chica Rebel, más bien, si no la conociera, diría que es una Royal.

—Hola, Len, ¿Me recuerdas?— Sonríe Julio con una buena mirada. Eleanor parece no caerle muy bien, así que solamente da una media sonrisa fugaz y me mira. Entiendo. Hay que irnos.

Julio, a pesar de que Eleanor no le respondía, le contaba cada cosa que había pasado en el instituto desde que ella llegó, cada advertencia, cada noticia del Royalisos que salía con respecto al incidente en la fiesta, le comentó que sus vidas se habían vuelto interesantes desde que ella apareció. Eleanor lo miraba fijamente, creo poder haber visto una sonrisa, pero la quitó al instante, parecía negarse ante algo. Todo un enigma.

Las personas pasaban y saludan alegremente. Un día normal para todos, la cafetería olía delicioso como siempre, los estudiantes se preparaban para su siguiente clase o se tomaban un descanso de la anterior, sonrisas y risas, alegría, eso éramos los Royals. Siento algunas miradas curiosas a Eleanor, algunas iban un poco más allá y me estaba empezando a preocupar. Acelero el pasó y salimos, la oficina del señor McNathy estaba justo subiendo las escaleras a la izquierda, ya íbamos llegando, cuando un conocido de Julio decide aparecer. Me puse nervioso.

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