CAPÍTULO 14

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Ni hablar sobre el día posterior a la caminata. Estaba completamente adolorida, pero no podía evitar desear volver a subir y recordar la magnífica sensación que se apoderaba de nosotros.

Al revisar mi móvil recordé que había estado tan ocupada en otros asuntos que ni siquiera me había detenido a observar las fotografías que tenía. Muchas de ellas no las recordaba, tenía algunas con mis amigas, aunque ninguna con Lucke.

Al llegar al último álbum me llenó de curiosidad el nombre y la primera fotografía que se veía sobre la pantalla «aun sin abrir el álbum», se llamaba FAKE. ¿Por qué tendría un álbum llamado así, y con la fotografía de un chico al que no conocía de nada?

Decidí abrirlo. Para mi sorpresa tenía infinidad de fotografías de ese chico, miles... bueno, tal vez exageraba, ¡pero eran bastantes!, ¡hasta tenía videos! A decir verdad, el tipo no estaba nada mal, aunque parecía ser menor que yo, de unos 16 años, quizás.

Alto, delgado, ojos claros, pelo castaño y corto, con bastante buen porte y con un par de poses, hermosa sonrisa, labios... deseables. Con una mirada en la que fácilmente te perderías. Y una voz que te hacía flipar.

Según recordaba a ese chico no lo había visto en el colegio y mucho menos cerca de mi casa. Le preguntaría a Lucke más tarde. Tal vez sabía algo.

Dormí casi la mitad del día y el resto me la pasé conversando con Carly, hacía mucho que no hablaba con ella y la extrañaba. En verdad lo hacía.

Le conté cómo iban las cosas en la escuela, pero no hice mención de Lucke ni de mi pérdida de memoria, aún no sabía por qué no se lo había dicho, pero sabía se molestaría por no habérselo contado antes y no quería que estuviera enfadada durante sus días en Boston.

Por otro lado, Carlos seguía portándose muy bien conmigo, no parecía llegar a ser el mismo tipo del que Lucke me había hablado. Faltaban escasos días para su partido de básquetbol, el día en el que se definiría su siguiente triunfo o no; y como era de esperarse, me invitó. No me pareció buena idea rechazar la oferta así que le dije que contaba con mi presencia. Él se emocionó bastante que hasta me dio un abrazo.

—Te extraño —dijo con nostalgia, pero no pude decirle lo mismo.

Ya sé, es horrible no ser correspondido, se siente fatal quedar en la friendzone, es una completa y absoluta mierda ver como la persona que amas corre hacia los brazos de otro.

Un corazón roto y las falsas esperanzas te hacen llegar a creer que el amor es solo un cuento de hadas, que no existe más que en los libros.

—Lo siento... yo —me miró con tristeza—. Debo irme.

Me alejé caminado hacia el otro pasillo, iba a mi siguiente clase.

Ya bastante normal se me hacía conversar con Lucke a mitad de una clase y es que no nos habíamos visto por las pruebas que habíamos presentado. Había sido una semana muy ocupada, cansada y a punto de hacernos explotar la cabeza.

"Hey, ya es viernes." En la pantalla se observaba que aún seguía escribiendo. "Es que un viernes no me basta." Escribió adjuntando un emoji triste.

"Te veré en un par de horas." Le escribí al tiempo en el que me aseguraba de que el profesor no me descubriera.

"Tengo Álgebra y no puedo concentrarme, pienso en ti ¿sabes?"

"Impaciente, te veo en las canchas de futbol en diez minutos."

Terminé lo que estaba haciendo, el profesor había indicado que podíamos salir conforme fuéramos entregando el trabajo.

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