Oneshots AkaKuro «sin editar»

11. Mi dicha

Cuenten los peros que vayan leyendo. 7u7 [?] No tiene una meta en particular pero háganlo igual ahre.

PD: Capítulo, o mejor dicho; viñeta dedicada a Karen Sanchez. :* (No sé cómo mierdas es tu cuenta, si es que tienes.)

Kuroko no Basket es propiedad de Fujimaki Tadatoshi. 

Mi dicha. 

Aún no sabía cómo disculparse con Akashi-kun; sé bien que lo que hice estaba mal, sin embargo no pude contenerme. Fue un impulso. 

Pero los arrepentimientos vinieron después, al ver las facciones de mi pelirrojo contraerse, llena de dolor, al verme desnudo junto a Kise-kun. 

Podía ver que quería llorar y gritar, insultarme o violarme, lo que sea; para satisfacer su opresión de angustia. Pero se contuvo. Porque no quería dañarme más de lo que ya estaba. 

¿Pero sabes, Akashi-kun?; Yo creo que tú eres el más dolido aquí, conteniéndome y animándome a seguir adelante y mirar todo lo que vendrá, sin quedarme apegado al pasado, a mis recuerdos, donde Aomine-kun y yo estábamos juntos. 

(—Él murió, Kuroko.)

Sí. 

(—El único que te salvó de la desesperación fue Seijuro, Kuroko.) 

También. 

(—Y el único que le provoca sufrimiento y dolor eres tú, Kuroko.) 

Es verdad... 

Y por eso en momentos como estos me odio, dañándolo de tal manera que, al final, él sólo será un muñeco, un títere, todo destrozado y lleno de rasguños.

Uno que querrá llorar y pegar un alarido, pero se contendrá. 

(—Y todo por tu culpa, Kuroko.) 

Y todo por mi culpa... 

—Lo siento, Akashi-kun —lo susurré lamentándome y agachando la mirada mientras me vestía, inevitablemente el arrepentimiento venía hacia mí—. Pero yo...

Akashi-kun negó con la cabeza y acercó su mano derecha a mi barbilla, para levantarla y hacer que lo mirara. Estaba una sonrisa puesta en su rostro. 

—Lo sé —dijo—. Pero no importa —entrecerró sus ojos y agrandó la sonrisa, dándole un toque dulce—; porque tú eres mi todo —un toque dulce, pero amargo. 

Un nudo vino a mi garganta y traté de ignorarlo como siempre, pero no logré hacerlo. 

—Lo siento... —murmuré con las lágrimas a punto de salir—. Lo siento, lo siento, lo siento —temblé ante el tacto de sus labios pegados a los míos y finalmente eché en llanto. —Lo siento... —continué, sin querer recibir un no importa de su boca.

—No interesa, Tetsuya —aun así mi petición no se escuchó, y él me perdonó—. Después de todo, yo seguiré aquí, junto a ti, contigo por y para siempre. 

—¿Aun si te rompes? 

—Aun si me rompo. 

—¿Aun si cometo los mismos errores, una y otra vez? 

Asintió con un movimiento de sus labios. Lo acepta. 

Apegó sus labios a los míos, y prosiguió susurrándome; contestándome. 

—Aun si cometes los mismos errores, aun si lo haces once veces. 

—... ¿Seguirás conmigo, a pesar de todo? —supliqué con una mirada que me respondiera. Estaba desesperado. 

—Me lastimas, Tetsuya. Sí, me ahogas en la desesperación. Pero yo te amo; te amo más que nadie. 

Con esa respuesta clavada en mi mente reí entremezclado de tristeza y felicidad. 

Besé sus labios una vez más, sintiendo el frío calar mi piel desnuda sin la presencia de las sábanas que antes me cubrían. Él me abraza, regalándome su calor y su amor. 

Aquel que trataré de apreciar, pero que nunca consigo hacerlo; errando una y otra y otra y otra vez. 

Él, el que me llenó de amor. 

Y yo, el que lo llenó de desesperación. 

«Lo bueno de empezar de nuevo por enésima vez,

es que los mismos errores los cometes con mucho más estilo.»