El timbre tocó, anunciando que en ese día las clases finalizaron. Apenas era miércoles para desgracia de muchos. Una desgracia para aquellas personas perezosas que no tienen nada de ánimos para seguir con los estudios o para prestar atención en las lecciones. Y en ese (no tan) pequeño grupo selecto de estudiantes, se encontraba Aomine Daiki.
Para él fue una tarde tranquila y cotidiana, de no ser por ese diminuto percance... El de tirarle, por accidente, la preciada y amada malteada de vainilla de su mejor amigo: Kuroko Tetsuya. Éste primero se mantuvo monótono por aquello, más pálido que de costumbre. Estaba en shock, podría decirse. Y unos segundos después reaccionó, y sorprendentemente, para Aomine, los ojos de su mejor amigo se cristalizaban. ¿La razón? Era la última malteada que había en la cafetería.
Y como todo el hombre que era decidió, en vez de enmendar sus errores y agarrar el envase de la bebida para salvarla de posibles pisoteadas, desesperarse. Grave error. Porque las posibilidades de que la malteada no hubiera tenido ningún daño estaba, sin embargo, desapareció completamente al momento en que Haizaki se resbaló gracias a ella.
Aomine pasó durante todo el receso y dos clases disculpándose y consolando a Kuroko. Aun así no fue capaz de tranquilizarlo, y la sombra fue en busca de ayuda con Akashi.
Otro grave error de Aomine fue no impedirlo.
Y volvamos ahora al presente, cinco horas después de salir de la escuela, en su habitación, acostado en su reconfortable cama, con las luces apagadas y a punto de dormir. Entonces el sonido de que un mensaje le llegó sonó, y no pudo evitar que la curiosidad le carcomiera para verificar quién sería. Porque podía ser "Tetsu". Pero no.
―Akashi: ¿Es verdad aquel rumor de que has hecho llorar a Tetsuya, Daiki?
Chasqueó la lengua y achicó los ojos por la luminosidad de la pantalla. Temía que algo le pasase si no le respondía, así que escribió lo más sensato e inteligente posible.
―Aomine: m3t3 té En tÚ Poprios aSntos acayi...
―Akashi: Te atreves a volver a escribir así mi honorable apellido y hacer llorar a Tetsuya y no volverás a despertar de tus profundos sueños. Jamás. Como siempre quisiste.
Aomine sonrió torcidamente y desvió su mirada hacia la ventana que daba vista a la calle. Un tercer grave error; observó una silueta de cabellos rojos con una tijera roja en las manos del mismo. Y soltó un chillido que bien pudo escucharse en todo el barrio.
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Oneshots AkaKuro «sin editar»
FanfictionRelatos escondidos en una caja de memorias acumuladas. 『 ❀ 』 Conjunto de historias AkaKuro.