1. I belong to Akashi-kun

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Espero que disfruten, ¡el Fandom necesita mucho AkaKuro!

Kuroko no Basket no le pertenece, es propiedad de Fujimaki Tadatoshi.

I belong to Akashi-kun

Hoy había descubierto que Akashi-kun era mucho más posesivo de lo que se imaginaba.

"―Tú eres mío y solo mío, Tetsuya ―le susurró al oído con voz ronca y firme, amenazando con una tijera la superficie de su piel, provocando que un hilillo de color rojo saliera de allí―. Y eso, lo deberías saber claramente."

Comenzó a buscar la caja de primeros auxilios para poder remediar lo que le hizo Akashi-kun en su cara. No sabría decir qué era peor: no encontrar aquella pequeña caja o no saber cuál era su motivo al hacerle eso.

"―No deberías dejar que otros toquen tu cuerpo, Tetsuya. Ya que yo soy el único que puede hacer aquello.

―¿Por qué? ―a pesar de mostrar su cara inexpresiva superficialmente, en lo muy profundo de su persona estaba confundido... y sorprendido.

―Es porque soy absoluto ―pronunció casi como un susurro, acompañado de, ahora, los brillosos ojos que desnudaban al contrario con solo mirarlo; haciendo una insignificante curva en los labios que notó claramente, mientras éste comenzaba a lamer la pequeña herida producida por las tijeras."

Luego de aquel recuerdo, rebobinándolo una y otra vez, tratando de leer alguna cosa entre líneas; lo recordó.

Aomine le había recibido con los brazos abiertos luego de haber terminado el último partido de la Winter Cup. De esa manera, Aomine lo abrazó amistosamente, y dirigiéndose no sólo a él, sino a Seirin en general, dijo: "―La próxima vez ganaré sin falta."

Rió en sus adentros, con una sonrisa visible desde un ángulo.
Porque, vaya, Akashi sí que era muy posesivo. Ya que, el moreno ya tenía una pareja. Nada más ni menos que ese rubito copión. O sea, Kise.

Sin ninguna diatinción, él toma a todos como una amenaza.

Como aquella vez en la que Momoi empezó a abrazarle y repartirle besos en la frente y mejillas como es casualmente, hablándole animada sobre dónde quería ir en su cumpleaños y cosas así.

Ese día Akashi se volvió muy... ¿Akashi?

―Tetsuya―parpadeó desorientado ante el repentino llamado sacándole de sus pensamientos, y sin dejarle responder, el emperador siguió hablando―. Deberías de ir a Seirin en este momento, o llegarás impuntual.

El día de ayer Akashi se había quedado dormir en su casa porque sus padres no se encontraban casi nunca, y él siempre le hacía compañía (no por otra cosa, guarros). Una simple casa, sencilla y común, nada extravagante, aun así, bastante acogedora.

Ese mismo lugar al que Akashi siempre se auto-invita cada vez que puede y quiere.

―... Sí, tienes razón ―asentió con la cabeza, cogiendo todas las cosas necesarias para ir a la preparatoria, pero se detuvo en la entrada al sentir unos brazos rodeándole, así impidiendo que se fuera.

―Buena suerte, mi sombra ―al decir eso, se acercó a su cuello, y gracias a la corta distancia que mantenían, Kuroko podía sentir la cálida respiración chocando contra su piel. Respingó ante ello. Repentinamente, después de uno de los segundos más largos que vivió en toda su vida, cortó la distancia, comenzando un camino de besos allí, lamiendo y absorbiendo con veracidad, cariñosamente, produciendo que el corazón de Kuroko palpitara con más velocidad.

Al finalizar esa tarea, se dirigió a su rostro y le besó con delicadeza.

―No haré nada más o... ¿Quieres faltar a Seirin? ―propio de él, sonrió con una pizca de superioridad y diversión. Rápidamente entendió a lo que se refería, avergonzándole.

―N... no. Me iré ―trató de mantenerse firme, la cabeza en alto, con el vano intento de no demostrar el casi invisible sonrojo―. Hasta luego, Akashi-kun.

―Hmm ―gimió―. Suerte, otra vez ―musitó apenas, y se fue al estante para coger un libro y sentarse en el sofá para retomar su anterior lectura.

Kuroko volvió a la salida y se colocó el calzado.

Hoy sería otro día más para ir a las prácticas de Seirin que tanto apreciaba.

A & K

Finalmente llegó al salón y viró por el rabillo de su ojo el reloj que se encontraba en el sitio de siempre para verificar el horario.

Suspiró para calmarse. Todavía estaba a tiempo.

Iba a proseguir con su tarea de descansar y sentarse, sin embargo, Kagami lo detuvo antes de que pueda hacerlo, golpeando con suavidad su brazo.

―Sé que es de mañana y ni te he saludado pero... ―habló con visible confusión en au rostro, llamando la atención de Kuroko aunque éste no lo demostrara, teniendo su cara de póquer.

―¿Qué sucede, Kagami? ―dejó su mochila al lado del escritorio y se sentó en su silla, acomodándose para poder prestarle más atención.

―¿Qué es eso que llevas pegado en tu espalda?

Al escucharlo frunció escasamente su ceño.

―Ahí, tienes algo ahí ―señaló su espalda para poder mostrarle el punto exacto.

¿Que tenía qué cosa?

―¿En serio? ―nuevamente preguntó, y en respuesta, Kagami asintió.

De esa forma, buscó en su espalda, palpando y sintiendo aquel objeto que Kagami le alertó. Era un cartel.

En un rápido movimiento, lo sacó de allí y lo leyó.

―¿Qué es, Kuroko? ―su cara curiosa le daban ganas de reírse y burlarse, pero claro, él no se reiría de aquella estupidez.

... Obviamente iba a burlarse.

―Algo que no es de tu incumbencia, Kagami-kun ―desvió su mirada del cartel hacia él, contestándole inexpresivo como siempre, escuchando cómo la luz de Seirin se quejaba.

Leyó nuevamente el cartel que aseguraba Akashi le había pegado en su espalda, probablemente cuando le abrazó.

«Reservado. Por Akashi Seijuro».

Curvó sus labios entre avergonzado― claro, había llevado ese papel en todo el camino hacia la preparatoria, ahora entendía por qué le miraban con curiosidad y notaban su presencia, solamente por la caligrafía elegante, propio del pelirrojo―, y feliz.

Él le pertenecía a Akashi-kun (¡Alto ahí! De manera romántica, Kuroko es un ser libre). Y eso, lo había dejado en claro, marcando su territorio, más de lo necesario, al igual que siempre.

Editado el 25/7/16 entre las 8 y 9 AM en una terminal.

Oneshots AkaKuro «sin editar»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora