23. Roulette [2/4]

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Casa de papelII

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Casa de papel


II.


Mi corazón comenzó a latir con más velocidad, el brillo en mis ojos despertó como si hubiera tenido alguna alarma, y mi rostro se llenó de un leve tono rosáceo.


Me detuve a mirarte como si fueras la obra más grande de todas. Y es que eras así: hermoso, hipnotizante, homicida, irresistible... Simplemente habían muchas palabras para poder describirte, pero ninguna podía a definirte definitivamente.


El cien por ciento de mí se paró. Ni siquiera sé cómo logré continuar respirando, pensando, racionando; viviendo. Era algo impresionante cómo pude seguir viviendo sin haber visto esto antes. Mi cabeza daba vueltas y no se detenía.


-¿Es...? -al igual que anteriormente, no conseguí a formar una tesis de palabras para ti. Eras... impresionante.


Sin embargo, mi corazón también comenzó a doler sin contemplación.


Lo entendía, lo entendía a la perfección.


"¿De qué tienes miedo, Tetsuya?"


Tapé mi boca con ambas manos y ahogué un gemido de angustia que solté. Las lágrimas se arrimaron en mis ojos, mis rodillas temblaron y caí en el piso ante todos los espectadores sorprendidos, no obstante, seguían viéndome con un sentimiento de pena y culpabilidad. Porque la conclusión hacia mí de un dios, había sido, hacerme pagar por todos los pecados, incluido el amarte con tanta locura, tanta que desobedecí mis principios para estar contigo. Y la primera vez que te vi también me quedé pasmado, oteando una hermosura casi angelical, lo cual es gracioso, ya que eras un verdugo; un demonio. Aun así, con aquella máscara de, literalmente, demonio que tenías, me encantaste. No sé por qué. Habrá sido el destino. Tal vez no.


Y de todas formas...


-Kuroko... -me llamó Mayuzumi-kun, y yo solamente negué con la cabeza. Todavía no deseaba irme, por más que me doliera tanto.


Porque, comprendía absolutamente. Comprendía el hecho de que Akashi-kun jamás aparecería realmente delante de mis ojos, físicamente.


Nuestras voces no se alcanzarían, nuestras manos no se tocarían, nuestros ojos no se encontrarían... Y eso sólo me rompía más.


¿Por qué? ¿Por qué todo se desenvolvió de esta forma?


¿Por qué Akashi-kun se transformó en, de manera literal, alguien de papel?


¿Por qué ahora es una pintura más?


Y lo sabía, oh, sí que lo sabía. Porque Akashi-kun fue aceptado totalmente a entrar a la falsedad: a la tan aclamada Casa de papel.

Oneshots AkaKuro «sin editar»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora