Capítulo 9. El reencuentro. [2ª T]

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Lo rayos del sol se colaban perezosos por la ventana, como si a ellos también les hubiese costado levantarse, como si fueran conscientes del duro día que iba a ser ese 21 de diciembre

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Lo rayos del sol se colaban perezosos por la ventana, como si a ellos también les hubiese costado levantarse, como si fueran conscientes del duro día que iba a ser ese 21 de diciembre. Rin comenzó a abrir lentamente los ojos, cegado por la claridad y con dolor de cabeza por culpa de la resaca de la noche anterior. Se levantó de la cama y aún con los ojos cerrados bajó un poco la persiana, lo suficiente para que pudiese vislumbrar algo en medio de toda aquella mancha de luz.

Mientras caminaba hacia la cocina se chocó con el picaporte de la puerta y se golpeó el dedo meñique del pie con la pata de una mesa; Ese sin duda no iba a ser su día.

En ese 21 de diciembre debía enfrentarse a sus más dolorosas quimeras; Debía enfrentarse a Haru y no tenía ni idea de cómo lo haría, no después de no haber hablado desde que se fue y de todo lo que había estado viendo en los periódicos. Por lo visto le había ido muy bien, la película "Enseñado a Ken" todavía era número 1 en Japón y todo el mundo que la veía salía fascinado, tanto por el argumento como por la profundidad de los personajes. Él por supuesto no había ido a verla, era impensable la idea de sentarse en una butaca y ver cómo su amigo era toqueteado por el golfo deslenguado de Ryu Stone.

Después del lanzamiento de la película coparon páginas y páginas en multitud de periódicos, e incluso se especuló sobre si habían comenzado a salir o no, aunque nunca sacaron nada en claro de esos rumores. Pero esas no fueron las únicas habladurías que salieron sobre él, en todo el año que llevaban separados también se habló de una posible relación con Sousuke e incluso con Makoto; Por lo visto no había perdido el tiempo, aunque Rin tampoco lo había hecho. La lista de mujeres con las que había tenido sexo se duplicó desde su marcha. Lo hacía como escapatoria del mundo, como si eso fuera a sacarle de la soledad en la que se veía sumido, sin darse cuenta de que usando su cuerpo de esa manera lo único que conseguía era hundirse más y más.

Sacudió la cabeza e intentó apartar de él todos esos pensamientos sobre Haru que no hacían más que atormentarle; Pero no pudo. No podía sacársele de la cabeza, no cuando en apenas unas horas le vería. Al pensar en cuánto tiempo le quedaba echó un vistazo al reloj de la cocina; 2 horas. Suficiente como para arreglarse, pero también suficiente para coger un avión e irse de Japón. En ese momento la idea de fugarse no le parecía tan descabellada como realmente era, aunque en el fondo, muy en el fondo, tenía ganas de ver a Haru y comprobar con sus propios ojos que estaba bien. En realidad le echaba mucho de menos y ese era el único sentimiento que se permitía tener; Añoranza. Añoranza de todo lo que fueron y de lo que podían haber seguido siendo, aunque esto último le era mucho más difícil de admitir.

Desde que se fue le llamó en repetidas ocasiones, cuando el alcohol le nublaba la mente y el dolor le oprimía el corazón, pero Haru nunca contestaba, hasta ese día; La añoranza se abrazó al pecho de Rin con más fuerza de lo que nunca lo había hecho. De verdad que necesitaba hablar con él, simplemente cruzar un par de palabras, escuchar su voz al otro lado del teléfono... quizás todo volvería a la normalidad gracias a esa llamada... o de eso quería convencerse. Con decisión marcó su número y por primera vez en meses, tras tres pitidos, lo descolgó.

Compañeros de reparto. (Rinharu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora