Capítulo 12. Remordimientos

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     El aire le quemaba en los pulmones. Notaba el miedo agarrotarle las piernas y apenas podía respirar. Tenía frente a él una pantalla que mostraba la puerta de Haru, rodeada de policías y tapiada por una caja que apenas parecía medir un poco menos que él. 

No podía evitar preguntarse una y otra vez cómo habían llegado a eso y la única respuesta a la que llegaba era siempre la misma: Por su culpa. Apretó los puños con fuerza y hasta que no notó las uñas clavarse en su piel no paró de apretar. Tenía miedo y estaba temblando, jamás había estado tan aterrorizado. Una bomba sepultaba la casa de Haru y no podía sacarle de ahí, ni siquiera podía hablar con él. Sus errores habían provocado una revuelta contra de uno de sus seres más queridos y no podía evitar fustigarse.

Todavía llevaba la fina bata azulada del hospital, el aire se colaba por la abertura de su espalda y tenía frío, frío por el cúmulo de sentimientos que le estaban estallando en la cara, frío porque tenía a Haru a menos de doscientos metros y no podía tocarle, frío porque sentía que su vida se iría con Haru si moría. Por mucho que lo había intentado, con palabras y sobornos millonarios, no le habían dejado pasar a la zona en la que estaba la bomba, a pesar de haberle gritado al agente Levi en, literalmente, cuatro idiomas que si Haru explotaba quería explotar con él. Y era cierto, si Haru moría de esa forma, por su culpa y enfadados, prefería no seguir viviendo.

Tenía los labios blancos y los ojos rojos, todavía se sentía débil y sus piernas apenas podían sujetarle, pero necesitaba estar ahí, necesitaba estar ahí para Haru, aunque éste no pudiera verle. Una furtiva lágrima cayó por su rostro al ver como un artificiero se acercaba a la caja y con cuidado apoyaba un aparato en el cartón; la sala enmudeció "Se escucha un temporizador." Le oyó exclamar y todo su cuerpo comenzó a temblar.

Despacio comenzó a cortar el cartón, haciendo un agujero para poder meter las manos y manejar la bomba. Otro policía le alumbraba con una linterna y no les hizo falta mucho tiempo para ver que dentro de aquella enorme caja tan solo había otra mucho más pequeña. "Hay otra" Exclamó y Rin notó aquel grito dispararle en la sien. Con el filo de una pequeña navaja empezó a rasgar el envoltorio que la recubría y tras un largo suspiro comenzó a levantar la tapa. Milímetro a milímetro, centímetro a centímetro, consciente de que cualquier brusco movimiento podía hacerles saltar por los aires.

Levantaron la tapa por completo y Rin cerró los ojos con fuerza; No podía mirar, no podía hacerlo. Le latía el corazón tan rápido que le sentía incendiarle el pecho. Todos los errores que había cometido tomaban forma y le golpeaban al unísono, haciéndole ver la realidad, mostrándole que había estado más equivocado de lo que en ese momento podría llegar a comprender. Solo podía pensar en Haru, en el miedo que debía estar pasando, en lo solo que debía sentirse y deseó estar a su lado, deseo estar a su lado y saltar por los aires si él lo hacía.

"¡Es un maldito reloj!" Escuchó clamar al agente Levi.

Una sonrisa se adueñó de sus temblorosos labios y la adrenalina que le mantenía en pie se esfumó. Cayó de rodillas contra el suelo y todo se volvió negro a su alrededor. Un quejido ahogado se escapó de sus labios y se obligó a permanecer despierto, quería ser en primero en abrazar a Haru en cuanto saliera por la puerta, aunque no supiera si sus brazos iban a corresponderle de la misma manera.

Compañeros de reparto. (Rinharu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora