El sábado decido por fin buscar los escritos de mi nuevo maestro, he pasado la semana entera deteniendome a mi misma de entrar a Internet y googlear su nombre solo para convencerme de que no me interesa saberlo.
Mis amigas y compañeras de clase no paran de decir lo guapo que les parece De Lucca, pero yo me la paso negando sus afilados rasgos como esculpidos en piel, como si fuera inmune a esa mirada profunda y a las sonrisas espontáneas que suelta cada vez que alguien dice algo gracioso en clase. Los hombres de nuestra clase también lo idolatran es como si fuera perfecto, y esa perfección me intriga, me gustaría saber más sobre él.
Sin poder controlar el impulso abro Google y escribo Rainiero De Lucca en el cajón de búsqueda, al instante aparecen varios resultados, abro los primeros cinco en diferentes pestañas y las leo una a una, pronto descubro que son entradas en blogs de escritores independientes y desconocidos, la clase de escritores que se leen de casualidad y de los que nos reímos llamándolos "poetas de Facebook".
Una de sus entradas me llama la atención en particular:"Y vi sus ojos, profundos e infinitos
destilando la inocencia de su alma
Noté al instante lo sublime de su piel
encontré entonces la pieza que faltabaNuestras almas encajaron enseguida
su boca parecía hecha a mi medida
Esos ojos desnudaron mis sonrisas
y el ocaso me alcanzó en su partida"- Profundo - dije para mis adentros. Era un poema realmente sencillo, pero algo en sus palabras hizo que me sintiera increíblemente fugaz en el mundo, me pregunté vagamente por la persona que las había inspirado y recordé la alianza en su dedo anular en la primera clase, sin embargo algo me decía que no era su esposa la causante de derramar de su mente tan cálidas palabras, no sabía porqué, simplemente no me lo pareció así.
Saliendo del ensimismamiento seguí las respuestas de Google con la mirada y llegué a su perfil de Facebook. Era un perfil como cualquier otro, nada en especial además de fotografías y una que otra línea publicada sin verso ni poesía, el escritor era sólo una faceta del intrigante hombre que había tenido varias veces frente a mi y con el que no había cruzado más de diez palabras para responder alguna pregunta de clase. Normalmente yo era una estudiante de dieces, pero bastante problemática en clase, solía estar siempre corrigiendo a los maestros y respondiendo de mala manera cuando no me parecía algo, quejándome a viva voz cuando la tarea parecía demasiada y hablando de mala manera con los maestros cuando mi calificación parecía injusta, jamás me había preocupado realmente por una mala nota, lo que me molestaba era la injusticia, y los profesores me conocían bien por reclamar no sólo mis notas sino también las de los demás, aun así después de toda mi manera de ser aún no había destacado ninguno de mis puntos problema en las clases de De Lucca.
Decidí que sería suficiente de revisar el perfil de mi maestro cuando una línea en su información llamó mi atención.
Casado con Mía Castillo
Antes de darme cuenta de lo que hacía, mi dedo dio clic sobre el nombre de su esposa.
Cientos de fotografías de ambos desfilaron ante mis ojos Mía Castillo era una mujer impresionante, delgada pero con más curvas que una montaña rusa, aparecía en las fotografías con una imponente sonrisa de suficiencia en su esmaltado rostro canela, sus enormes ojos grises guiñaban a la cámara enmarcados por una larga cortina de sedoso cabello negro: era una mujer bellísima y darme cuenta de eso hizo hundirse a mi corazón antes de siquiera comprender porqué me sentía de esa forma. Una foto captó mi atención y una pequeña sonrisa pícara idéntica a la de él me devolvía la mirada con unos ojos tan parecidos a los suyos. Una niña, tal vez de siete u ocho años con largo cabello rizado sonreía en muchas fotos junto a De Lucca y su esposa, era su hija, Liv (Olivia), según rezaban las descripciones de las fotografías.Con el corazón en una mano y una marea de sentimientos salí de todas las ventanas y apagué el aparato infernal que acababa de demostrarme lo absurdo de la idea que empezaba a formarse en mi cabeza.
Miré la hora, eran las siete de la noche y tenía veinte minutos para estar lista y correr al trabajo.
Simone y yo teníamos un trabajo en común que manteníamos en secreto de todo el mundo, lo sabíamos solo ella y yo y utilizabamos otros nombres para esto. Era la parte de mi vida a la que la locura de mi familia me había orillado, mamá estaba tan obsesionada con su trabajo y su perfecta apariencia que sentí que había empezado a verme como una competencia ya que siempre que yo arreglaba mi cabello a ella le parecía horrendo, si usaba maquillaje era una puta, si me vestía como usualmente lo hacía era una desadaptada sin remedio, no había manera de complacerla. Mi padre era una presencia fantasmagórica en mi vida, vivía con nosotras pero era como si no estuviera y cuando aparecía de entre la sombras solo sabía gritar y reclamar. La única con la que seguía en contacto era Paula, mi hermana mayor que se había rendido a las críticas de mamá mucho antes. Sé que por mucho Paula aguantó la peor parte de mis padres y se fue de casa ni bien llegar a los dieciocho, mi hermana era una lesbiana declarada y divertida que ahora vivía con Raily, su novia. Raily era parte de mi extraña familia disfuncional y distante, era una chica chispeante y explosiva cuyo carácter terminaba arruinando la mayoría de las fiestas a las que íbamos las tres, pero aún así me parecía una buena chica para hacer feliz a mi hermana, es decir, se la pasaban la mayor parte del tiempo gritandose y Paula se quedaba en mi apartamento muy a menudo cuando discutían, pero se querían con locura y parecía que ninguna pelea tonta las iba a separar.
Cuando me fui de casa a mis dieciocho, tuve que encontrar un empleo que pagara las cuentas y todo lo que mi beca en la universidad no cubría, Simone vivía una situación similar con sus padres de edad avanzada que no podían trabajar, había rentado un apartamento en el mismo edificio que yo la primera semana en la universidad cuando nos conocimos, fue una coincidencia increíble pero útil. Después de haber buscado empleo juntas dimos con Lou's, un antro para el entretenimiento nocturno de los caballeros. Todo pasó porque buscábamos algo que pudiéramos hacer juntas y ambas sabíamos bailar, el anuncio de Lou's no decía nada sobre un antro, solo que buscaban bailarinas con buena presencia en horarios flexibles, así que acudimos y después de hablarlo tuvimos ganas de hacer algo loco, pactamos con Lou, no hacer nada más que bailar, nos quitaríamos algunas prendas las noches de fin de semana pero nunca nos desnudaríamos por completo además de que siempre estaríamos disfrazadas. No parecía tan malo.
Esta noche seríamos un show criminal. Llevaba mi cabello con mechones rosa chicle en un moño alto para que no se revelara el poco común color de mi cabello, mi traje a rayas de prisionera era una corta faldita que no dejaba nada a la imaginación y un top con mucho escote que ocultaba un brasier a juego y cubrepezones de brillantina. Con un vestido tipo maxi sobre mi disfraz salí del apartamento y fui a encontrarme con Simone en el piso de abajo, ella debía llevar su traje de policía bajo el abrigo, llevaba muchas capas de maquillaje y el cabello rizado al extremo, la gente solía preguntar si éramos gemelas. Yo no encontraba el parecido: Simone era delgada, yo también, pero ella tenía curvas dónde yo era casi plana, mis ojos eran color miel y los suyos de un profundo marrón, su cabello era largo hasta la cadera y negro mientras el mío era castaño claro con mechones rosas y largo hasta media espalda, éramos casi de la misma estatura pero no nos parecíamos en nada.
El coche de Lou ya estaba en la puerta del edificio como cada noche, subimos y hablamos en el camino.
- ¿Viste a la resbalosa con Mussolini? - me preguntó Simone. Se refería a Bri, la clásica zorra de la clase que echaba sus garras sobre cualquier hombre e incluso había intentado seducir a Paula, Mussolini era el apodo que le habían dado nuestros compañeros a De Lucca.
- Es tan fácil - respondo, sé que se refiere a la forma en la que en la última clase Bri, con su ajustada mini falda, se había sentado sugerente sobre el escritorio del maestro al final de la clase cuando todos íbamos de salida con el pretexto de una pregunta sobre la tarea - ¿Qué piensas? - pregunté
- Creo que ella no podría tener ninguna pregunta, es una maldita sabelotodo
- Lo sé - dije, Bri podía ser una puta, pero era una puta con cerebro
Continuamos el camino en silencio hasta llegar a Lou's.
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Café, Cigarrillo y Verso
Fiksi RemajaMicaela es una mujer de 19 años, ahora que ha alcanzado la edad adulta debe comportarse como tal. Sin embargo las cosas no se pondrán tan fáciles cuando aparezca Rainiero De Lucca en su vida, un joven maestro de su clase de Poesía, que a pesar de cu...