Micaela
Me he pasado días pensando en las últimas conversaciones con Ren, en la situación con Bernardo, en mi trabajo en Lou's y la forma en la que todos estos acontecimientos cambiaron mi ser, tal vez las cosas serían diferentes ahora si Ren no me hubiese visto nunca en Lou's, tal vez las cosas no serían iguales con Bernardo, tal vez habría logrado mandarlo a volar si yo no me sintiera como una mujer de la noche por bailar ahí, como si no tuviera opción de negarme porque es lo que soy, es lo que hago, mi cuerpo es mi instrumento de trabajo.
Han pasado un par de meses desde la última vez que Bernardo intentó aprovecharse de mi y Ren y Mon me han ayudado a olvidar. Tanto que me siento despreocupada alrededor de Bernardo. Decido ir a clase más tarde.
Llamaré más tarde a Lucinda para pedirle la tarea de la primera clase. Ella es mi amiga desde la escuela primaria, volvimos a coincidir en la universidad y junto a Mon, Laurel y Amarena se han convertido en las mejores amigas que puedo tener. No siempre estamos juntas y no siempre conocen mis secretos, pero ellas son el complemento de mi existencia.
Lucinda es una chica con mucho carácter, increíblemente alta, con un cabello tan rizado que cuando se estira dobla su tamaño, ojos grandes y observaciones agudas. Es la clase de amiga que no me dejaría hacer una tontería (como liarme con Ren o bailar en un antro) y es por eso que suelo esperar un tiempo antes de enterarla de estas cosas. Lu y Mon son como mi ying y mi yang, el ángel y el demonio sobre mis hombros a los que termino ignorando de todas formas.
Laurel es una mujer que luce oscura, pero no podría ser más tierna. En su baja estatura y contextura media, tiene unos ojos que acostumbran hacer cambiar de opinión a cualquiera y como suele utilizar siempre un grueso delineado negro en el contorno de sus ojos y un flequillo que cubre la mitad de su cara, suele dar la impresión de encontrarse sumergida profundamente en sus pensamientos.
Amarena no es tan cercana a mi, pero aún así la considero parte de nosotras y creo que siempre será así. Ella suele ser bastante moralista y recta en su proceder por lo que evito a toda costa hablarle de las cosas que hago mal, estoy segura de que me regañaría mucho. Amarena es la más bajita de todas nosotras, y también es la mejor estudiante de todas nosotras. Mon, Lu y yo jamás solemos estudiar o preocuparnos demasiado por nuestras notas. Laurel y Amarena en cambio son todo lo contrario aunque muy a menudo llegan tarde a sus clases.
Tomo una ducha con paciencia y cuando salgo de casa me quedan veinte minutos para llegar a la siguiente clase, sin embargo al momento que pongo un pie en la universidad mis amigas corren a mi encuentro.
- No hay clase - canturrea Lucinda
- Mussolini no vino - dice Mon a modo de explicación, eso me deja perpleja y preocupada ya que Ren no suele faltar a clase.
- ¿Dijo por qué? - pregunto, no se me ocurre que puede hacerme parecer interesada en él hasta que veo las expresiones confusas de Laurel, Lu y Amarena - Debería justificarlo, no puede faltar a clase solo porque quiere, habemos quienes queremos aprender - añado a toda prisa para enmendar mi error, sin embargo el daño está hecho. Laurel y Amarena lo dejan pasar pero puedo ver cautela en los ojos de Lucinda y sé que me hablará de esto a solas más tarde.
- Da igual - dice Laurel - eso nos da tiempo para ir a comer algo y a jugar un poco.
Las chicas y yo solemos jugar Pool cuando tenemos ratos libres así que todas nos mostramos de acuerdo y nos encaminamos al Gato Negro, que es un pub cercano al campus en donde sirven comida y alquilan mesas de Pool a los estudiantes huidos.
Ordenamos comida y reclamamos nuestra mesa de Pool habitual, cada una toma un taco y comenzamos a jugar. La primera en tirar es Amarena, a quien su corta estatura le obliga a estirarse al máximo atrayendo la atención de los chicos en la mesa junto a la nuestra. El tiro de Amarena no ha sido tan acertado y soy la siguiente, como soy diestra me veo obligada a pasar el taco por detrás de mi espalda para poder tirar y me siento de lado en el filo de la mesa manteniendo un pie en el piso para no romper las reglas. Le doy a la bola blanca con toda la fuerza que puedo y milagrosamente esta choca contra la bola número 8 y la envía en giros rápidos hacia el hoyo. Mis amigas vitorean mi milagro y uno de los chicos en la otra mesa me ofrece una cerveza que acepto gustosa, es un tipo alto y fornido con unos ojos profundos y marrones, algo en él capta mi atención, su cabello está pulcramente peinado y huele a perfume de chico.
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Café, Cigarrillo y Verso
Teen FictionMicaela es una mujer de 19 años, ahora que ha alcanzado la edad adulta debe comportarse como tal. Sin embargo las cosas no se pondrán tan fáciles cuando aparezca Rainiero De Lucca en su vida, un joven maestro de su clase de Poesía, que a pesar de cu...