Capítulo 4

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Sora leía acostada en su cama. La puerta se abrió mostrando a los cuatro Mukami.

Sora: Ya deberían estar durmiendo

Yuma: No tenemos sueño

Sora: Vengan y acuéstense conmigo

Mukamis: Si

Los cuatro niños se acostaron a sus lados mientras Sora les contaba un cuento.

Sora: Hace mucho tiempo existió un gran hechicero, el hechicero era codiciado por muchas mujeres, pero él era tan inteligente que no le gustaba ninguna. Entonces fue al mundo humano. En el mundo humano el hechicero atrajo a demasiadas mujeres. Entonces hizo un conjuro para cambiar de apariencia y ahora parecía un vagabundo. El vagabundo ahora era repelido por las mujeres. Entonces un día fue a una calle y se sentó a mirar a los humanos pasar. Entonces un papel cayó a sus pies, una chica lo miró y le pidió el papel. Este se lo dio y empezaron a hablar, la chica era muy lista y el hechicero se enamoró perdidamente de ella. Al final le mostró su verdadera forma y se casaron.

Ruki: No me gustan esos cuentos

Sora: ¿Por qué no?

Ruki: No son reales, la vida no es así

Sora: Que amargados, si desean una historia real les contaré una

Yuma: Ok

Sora: Nací en Londres hace muchos años, mi madre era una sirvienta y mi padre un mayordomo. Pero ambos servían en el palacio de la reina de Inglaterra.

Azusa: ¿Enserio?

Sora: Si, un día cuando cumplí tres años hicieron una gran fiesta. Trajeron a todas las personas que alguna vez conocí. En la noche fui al balcón y fue cuando vi dos grandes colmillos. Desperté en una camilla y estaban dos oficiales. Les dije que habíamos sido atacados por vampiros, pero era una niña de tres años. Nadie me creyó. Entonces fui llevada a un hospital. Me convencieron de que había sido una alucinación por la pérdida de sangre. Al cumplir catorce logré salir de allí y me ofrecí como voluntaria para ayudar en un orfanato. Todo iba bien. Hasta que llegó la guerra, donde me vendieron a un hombre, el dueño del orfanato. Él...

Kou: Era un pedófilo

Sora: Me negaba a hacer lo que me pedía, entonces los trabajadores me amenazaron con lastimar a los demás niños de allí. No creía que fueran capaces, así que me seguí negando, durante semanas peleaba con todos hasta que se rendían. Una noche escuché unos gritos. Salí de mi habitación, y lo vi. Una de las niñas más pequeñas estaba siendo arrastrada hasta el cuarto del jefe. No tuve opción.

Azusa: Entraste

Sora: Pasaron tres años así. En los que me encargaba de rescatar niños de las calles. Los niños eran tan cariñosos, me convertí en su madre. Les enseñaba todo, desde cómo ir al baño, hasta leer y escribir. A los diecisiete conocí a Karlheinz, me ofreció matar al dueño del orfanato y hacerse cargo del bienestar de ese lugar. Yo tenía que ir a Japón y cuidar de unos chicos que había adoptado. Me pareció un buen trato, y ha sido la mejor decisión que he tomado en toda mi vida.

Yuma: Sora

Sora: ¿Estuvo mal? Escapar de Londres, huir de ese hombre, venir aquí. Ser tan feliz con ustedes. ¿Estoy siendo egoísta al divertirme tanto aquí?

Ruki: ¡Usted no es egoísta! Usted se lo merece, es muy amable y buena con nosotros, siempre nos sonríes y nos tratas muy bien.

Azusa: Eres...muy...agradable y...te queremos mucho

Kou: Siempre nos estás cuidando, y podemos tenerte confianza

Yuma: Por favor no se ponga triste

Sora: Ustedes, vengan y denme un abrazo

Todos la abrazaron con fuerza y se quedaron dormidos. Sora cerraba sus ojos mientras pensaba en esos cuatro niños a los que les había agarrado tanto cariño. Cuando escuchó que debía cuidarlos pensó que serían unos aristócratas mimados, pero vaya que se equivocó. Sufrieron más que ella, más que todos los niños del orfanato. Al principio intentó alejarlos, pero fue imposible. A pesar de ser vampiros, seguían siendo unos niños. Unos niños con miedos, ambiciones y gustos. No eran malos, solamente necesitan a alguien que no los traicione. Necesitan que no los traten como el resto del mundo lo hizo. 

Abrió uno de sus ojos y los miró, Ruki dormía encima de ella, con la cabeza en su pecho. Ruki nació en una familia aristócrata, con sirvientes, padres amorosos, dinero. Todo lo que un niño puede desear, él lo tenía. Entonces llegó la guerra, su padre, por el mal manejo del dinero, terminó perdiéndolo todo, y al no poder enfrentar sus problemas, acabó con su vida. Su madre se fue con otro hombre, y los sirvientes se vengaron, debido a que ellos eran maltratados por Ruki. 

Sora: Debes extrañar a tu madre. ¿Tienes miedo de que te vuelvan a abandonar? ¿Es por eso que me abrazas así? 

Intentó moverse un poco, pero Kou estaba profundamente dormido en su brazo, fue abandonado en una alcantarilla. No recuerda absolutamente nada de sus padres o algún ser vivo. Era un niño cuyo único deseo, era ver el cielo azul. En ese tiempo el país fue sumido en la contaminación por la guerra, así que para un niño, eso debía ser un lejano sueño. Un día los soldados lo encontraron. Fue llevado a un orfanato, donde lo vendieron. Niños como Sora y Kou, que nacían con una gran belleza tenían ese destino. Kou fue maltratado de todas las maneras posibles. Un día se quitó un ojo, con la esperanza de que lo miraran con asco. Pero pasó todo lo contrario.

 Acarició su rubia cabellera provocando que este sonriera. 

Sora: Ya veo. Nunca habías recibido cariño ¿Me equivoco? 

Miró hacia su izquierda y ahí estaba Yuma, con su cabeza en su hombro. Este chico despertó en una camilla de hospital. Su cuerpo está lleno de quemaduras. No recuerda nada. Y fue llevado al orfanato. 

Sora: ¿Tienes miedo de volver a despertarte sin recordar nada? 

Bajó la mirada y ahí estaba Azusa, acurrucado en su brazo. El menor de los Mukami vivía en las calles, donde conoció a Melisa, Justin y Christina. Esos niños lo golpeaban por diversión, hasta que llegó a un punto en el que se acostumbró, y empezó a disfrutarlo. Un día los soldados los mataron. Azusa fue llevado al orfanato. 

Sora: ¿Crees que no estoy enterada de que te cortas? A pesar de lo mucho que te quiera ayudar, el único que lo puede decidir eres tu. Yo sólo puedo intentar darte todo el cariño que pueda. Y eso haré.

Cuando Ruki llegó al orfanato, era molestado por el resto, debido a sus orígenes. Fue ahí cuando conoció al resto, los logró convencer de que era mejor vivir en las calles que vivir allí. Idearon un plan para escaparse, pero fallaron. Todos recibieron un severo castigo, quedando al borde de la muerte. Entonces llegó Karlheinz, y les ofreció una nueva vida.

Sora: Mas les vale que duerman bien. Ya que mañana voy a estar todo el día con ustedes. Mis pequeños vampiros.


La cuidadora de los Mukami [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora