Capítulo 22

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Sora: Si

Kai: Pero, es una simple pelea contra una banda de vampiros

Sora: No importa el conflicto, si es para demostrar poder, un líder debe pelear. Esas eran las palabras de Cordelia.

A los pocos minutos, Sora salió con un traje como el de Karlheinz pero en versión femenina, además de que tenía una gran guadaña en su mano derecha.

Sora: Abriré el portal, ustedes podrán ver la pelea por medio de este.

Hombre 1: Pero, Sora-sama, ¿Cómo dirigiremos el ataque sin usted?

Sora: Ruki, tu dirigirás el ataque. Reiji, encárgate de ver que la aldea esté segura. Ayato.

Ayato: ¿Qué?

Sora: Tú irás a la línea de ataque conmigo

Una sádica sonrisa se dibujó en el rostro del vampiro.

Ayato: Ore-sama te ayudará por esta vez

Ambos atravesaron el portal y aparecieron en una aldea. Un ejército estaba esperándolos.

Ejército: Sora-sama, nos enorgullece poder pelear a su lado

Sora: Así que este es mi ejército.

Ayato: ¿No les dirás nada?

Sora: Mmm, creo que les diré algo.

Sora: Escuchen todos, esos idiotas creen que la paz es sinónimo de debilidad. Nosotros, la raza demoníaca, cuidaremos a los nuestros, matemos a esos invasores y demostremos nuestra superioridad. Si uno de los nuestros cae, dos de los enemigos serán castigados.

Ejército: ¡Sí!

El ejército se dirigió a aquella fortaleza, al cabo de unos minutos salieron un grupo de vampiros.

Vampiro: ¿Eh? ¿Demonios?

Sora: Deberías sentirte honrado, serás asesinado por mí

Vampiro: ¿Asesinado? Cuida tus palabras, si es que no quieres terminar con mis colmillos en tu piel

Sora: Idiota, un vampiro de tu clase no merece ni una sola gota de la sangre de la reina de los demonios

El vampiro no pudo responder, ya que su cabeza fue separada de su cuerpo antes de decir algo. La guadaña de Sora no era una simple arma. Esta podía alargarse de manera que alcanzaba objetos o personas que estuvieran a muy largas distancias.

Sora: No se queden mirando ese cuerpo sin vida. Quemen esa mansión, no dejen que nadie salga vivo. Es una orden.

Ejército: ¡Sí!

Un gran grupo de vampiros se teletransportaron separando al ejército. Por fortuna, Sora no se separó de Ayato.

La guadaña de Sora, además de poder alargarse, podía agrandar su pico. Y si la levanta alguien que no sea ella se tornará muy pesada.

Un vampiro se abalanzó sobre Ayato, pero antes de que pudiera tocarlo este ya lo había partido a la mitad con su espada.

Un grupo de vampiros se armó de valor y rodearon a Sora. La guadaña se alargó de manera que en un solo movimiento acabó con los ocho vampiros.

Ya había pasado una hora y el número de vampiros se redujo a cero. El único de esa raza era Ayato.

Sora: ¿Ya quemaron la casa?

Soldado: Estamos trabajando en eso

Sora: Son muy lentos, aléjense del lugar. Yo me encargo.

Soldado: Si

El resto se alejó, excepto Ayato, quien quería ver como Sora podría quemar una mansión entera.

Sora: Mansión habitada por vampiros, quémate. Es una orden.

Aunque sea increíble, una enorme llamarada de fuego se apoderó de la mansión. Y en media hora lo único que quedó fue una montaña de cenizas

Sora: Ya nos encargamos de los problemas territoriales. Ahora falta lidiar con los aristócratas y demás.

Ayato: Ore-sama se divirtió

Sora: Mi guadaña ya extrañaba esto

El arma empezó a tornarse de color rojo y a quemar la mano de Sora

Sora: Maldición, tiene sed 

La cuidadora de los Mukami [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora