What if...?

Uniendo cabos

Después de toda la adrenalina descargada en su torrente sanguíneo, el estar en calma sentada en la seguridad de la base la dejaba desconcertada. Howard le estaba exponiendo sus teorías acerca de la fuente de poder que creía, Hydra estaba utilizando, pero ella estaba absorta en sus pensamientos.
-Abigail, si no tienes tiempo o prefieres estar con los comandos en lugar de escuchar mis aburridas conversaciones, puedes retirarte, ya encontraré a alguien que me ayude a descifrar esto.
Ella no se inmutaba por los comentarios de Stark, desde que había tomado un puesto en el frente de batalla él no había dejado de mostrarles sus celos e inconformidades y eso más que molestarla la hacia sonreír, no podía dejar de pensar que si Tony estuviera ahí la trataría de igual manera (aunque desde que se había convertido en Iron man los ataques de histeria y celos los había de ambos lados).
-No es mi intención y lo sabes. No soy perfecta Howard, es difícil para mi poner atención después de un combate; mi cuerpo aún espera que alguien salga del techo e intente hacerme daño.
-Quizá deberías darte un descanso y dejar que los chicos se encarguen del trabajo.
-Voy a pretender que no dijiste eso.
Howard vio que la había ofendido pero seguía firme, para él Abigail estaba tratando de demostrar algo a los demás o sólo a alguien; que el sargento volviera a su vida era, según Howard, lo peor que le había podido pasar a Abigail. Él no entendía como podía estar tan enamorada de un soldado y más de James Buchannas.
-Si utilizaras más tu ingenio en lugar de tu fuerza no tendrías que estar cuidando tus espaldas.
-Si no hubiera utilizado mi fuerza e ingenio en primer lugar, tú no tendrías material de trabajo.
La sala quedo en silencio, ambos podían tener razón pero nadie quería hablar.
-Creo que ni tu ni yo estamos con ánimos de hablar. Será mejor que dejemos las cosas así antes de que nos lastimemos.
-¿Esa es tu manera de librarte del tema Abigail?
-No estoy librandome de nada Stark, simplemente sé la dirección que tomaremos si esto continúa y lo último que quiero es quedar en malos términos contigo.
-No importa cuanto lo aplaces, el tema siempre va a salir a colación.
-¿Y qué se supone que debo hacer? - Abi estaba perdiendo los estribos y trataba con todas sus fuerzas de permanecer impasible.
-Dejar de pretender ser algo que no eres.
La risa de ella resonó en el lugar -¿Dejar de pretender ser algo que no soy? ¿Crees que tras unos meses de conocerme sabes quien soy? Howard te tomará más de 3 años llegar a comprenderme y a duras penas estarás raspando la superficie de quien soy.
-Aprendo rápido.
- No, no lo haces. No en los aspectos emocionales, te cuesta mucho trabajo confiar en las personas y más aún abrirte ante ellas. Con eso jugando en tu contra es imposible que conozcas realmente a alguien si nisiquiera te conoces a ti mismo.
-Ahora eres tú la que alardea de conocerme.-Howard estaba molesto, Abi lo había descrito, había dicho lo que él más odiaba de su persona.
-Yo he tenido más tiempo que tú- le dijo fulminandolo con la mirada y después apartando su vista suspirando sonoramente.
-Nos conocimos en la feria, a menos que eso no haya sido casualidad y me hallas estado siguiendo por algún tiempo; lo que no me sorprendería, rompo corazones a donde quiera que voy.
El comentario aunque absurdo la había hecho sonreír.
- No, no te seguí, pero si he sido fan de tu trabajo durante gran parte de mi vida, esa fue una de las razones por las cuales convencí a mis padres de llevarme a la Expo, para poder conocerte.
-No recuerdo haberte visto acompañada... Salvó por el sargento - Stark reprimió el tono de su voz.
-No fue esta vez.
-¿Habías ido con anterioridad? Es extraño, un rostro como el tuyo es difícil de olvidar. ¿Qué opinaron tus padres al respecto? ¿Les gusto? ¿Son amantes de la ciencia como tú? - Stark estaba tomando la oportunidad de indagar más en la vida de Abigail puesto que era la primera vez que ella hablaba de sus padres.
-¿Amantes de la ciencia? No para nada, ellos eran unas personas muy convencionales y temían o satánisaban todo lo nuevo o diferente.
-Entonteces, supongo que  no les agradó la Expo, pero debieron amarte mucho para soportar eso sólo por ti.
-Todo lo contrario - su expresión se ensombreció - Como dije, ellos temían a lo nuevo y diferente... Yo era ambas cosas para ellos, me llevaron a la feria para deshacerse de mi. Sabían que estaría tan absorta viendo todo que no me percataría de su desaparición hasta que fuera muy tarde.
-No puedo imaginar a un padre haciéndole eso a su propia sangre.
-Al principio ellos me amaban, tengo un vago recuerdo de eso, pero conforme crecía vieron que no era como las demás niñas a las que les gustaba jugar a las tacitas, a las muñecas... mi mente siempre ha sido muy despierta, me gustaba hacer experimentos, construir cosas, pelear con los niños -Abigail se río de sus recuerdos - Había veces que llegaba a casa con mi cabello hecho un desastre, lodo en toda mi ropa y algún diente perdido en pelea. Entonces ellos me llevaron con doctores porque creían que había algo mal en mi, me tuvieron medicada y bajo supervisión,  pero todos decían que yo era una perfecta y saludable niña.
-Pero ellos no lo creían.
-No, no lo hacían y mucho menos cuando vieron mi... Mi... - y enmudeció, sólo Steve sabía de su mutación.
-¿Que? ¿Qué vieron Abigail?
Las lágrimas escocían en sus ojos pero siguió hablando -Ellos decían que yo era un demonio, que Dios los había castigado conmigo. Me ignoraban y hablaron con varias personas... Querían deshacerse de mi pero la ley no se los permitía.
-Fue cuando la Expo llegó.
-Así es - Ella se limpió los ojos con el dorso de su mano y después miró a Stark, él se veía sinceramente preocupado por ella. - No te aflijas Howard, la feria fue lo mejor que me pudo haber pasado, un buen hombre me encontró, me acogió y me entregó a una amiga suya, quien me adoptó y me dio todo el cariño que jamás había tenido.
-Parece un final feliz para una historia triste.
-Y lo fue, así que no arruines mi felices para siempre. - le dijo entre risas.
Howard se quedo pensativo y Abigail supo de después de ese silencio vendría una pregunta difícil de contestar. Ya no podría darle más vueltas al asunto le había llegado el momento de sincerarse