Inevitable

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: Todo va a estar bien, todo va a estar bien : Repetía hasta que el avión se volvió a sacudir. : ¡Maldición! ¡Estúpido pájaro de metal! : Abigail abrió los ojos y aquellos que estaban frente a ella desviaron sus miradas, pues enfrentarse a la ira de esos ojos, consumía más que la llama de mil soles.
No estaba molesta por el avión, o por tener que volar, pues estar en el aire era algo que ella disfrutaba; estaba molesta por aquellos que la tenían metida en esa situación, aquellas ratas desconsideradas que solo pensaban en la destrucción para así poder ascender de su patética miseria. Tantas guerras había visto su mundo y sin embargo, el ser humano era tan idiota como para volver a caer en los mismos errores, y tratar de buscar la grandeza por medio de acciones tan mediocres e insanas. Y Abigail lamentaba que a pesar de sus errores, siempre había un cambio, un cambio para mal, cambios que destruía miles de vidas en un parpadear... Cambios, que si continuaban sin hacer reaccionar y razonar a los individuos que habían sido testigos de ellos, solo traerían como consecuencia que todo lo que amaban y protegían, quedará convertido en cenizas.
Ella siempre había querido apelar a esa parte del ser humano que llama corazón, a ese pequeño músculo que hacia que las cosas tuviesen sentido, y aunque en esos instantes su corazón se encontraba angustiado y agitado, su parte lógica, calculadora y fría, pensaba en lo insensato que sería esperar un cambio de su oponente; ya lo había presenciado, y pese a que fueron unos pocos minutos de encuentro, ella sabia, que para cráneo la humanidad que le daba derecho a ser perdonado estaba extinta y que la única manera de tener lo que ella quería era destruyéndolo, y vaya que estaba decidida a acabar con él de la manera más brutal y que le trajera más placer. Eso es lo que Abigail dejaba ver de sí, a una persona presa de la locura y la desesperación.
-En posición y esperando sus ordenes sargento. - dijeron refiriéndose a ella, no porque en realidad tuviera ese cargo, sino más bien en alusión al Sargento Barnes, pues de Abigail no conocían más que su nombre.
-Espero que todos estén preparados. Quiero que esta sea una extracción limpia, eviten a toda costa el ser detectados y si lo son, eviten que se corra la voz con sigilo y apremio. No tengo que recordarles que espero lo mejor, estén a cargo de sus compañeros, no quiero perder a nadie ahí dentro . - Expresó sus ordenes mientras se ataba el arnés para descender del avión. - Hagamos que el esfuerzo de los comandos valga la pena.
Todos los hombres bajo su mando imitaron lo que ella había hecho y ya todos asegurados descendieron.
Las instalaciones a las que habían llegado se encontraban en la base de una montaña, escondida desde las alturas por los grandes pinos que la resguardaban. Habían dado con aquella instalación gracias a uno de los inventos de Abi y Howard; ellos, en lugar de destruir todo bunquer o camión militar enemigo, dejaban huir a unos cuantos y les instalaban dispositivos rastreadores. Stark se encargaba de monitorearlos y Abi de recuperar lo que habían prestado.
Todo el grupo tocó el suelo con sigilo, rápidamente se quitaron los arneses y fueron a buscar refugio de las miradas entre los troncos. Abi miraba a su alrededor, buscando alguna señal de peligro; algún centro de vigilancia, algún soldado haciendo su guardia. Pero nada, no se veía ni el más mínimo rastro de que hubiera alguien ahí. Algo iba mal y ella lo sentía.
-Monten un perímetro y resguárdense. Yo iré primero, esperen mis ordenes.
Sin esperar a ver si sus ordenes eran acatadas o no, ella tomó su camino y avanzó hasta donde se suponía, estaba la base.
Estando mas cerca de la montaña pudo distinguir la cerca que rodeaba la instalación y uno que otro vehículo en el frente, pero no había señales de vida. Se sentía un tanto insegura en el suelo y trepó a un árbol, meciéndose de copa a copa hasta estar justo al enfrente de la cerca. A esa distancia algo llamó su atención, algo se reflejaba sujeto a la cerca. Sacó los binoculares y observó, era su rastreador. Los habían descubierto. Entonces miró detenidamente, pues ahora sabía que se encontraba en una trampa. Oculto a simple vista, excepto para el ojo que lo busca, había un delgado cable, justo donde los árboles terminaban y daban espacio a la entrada de los camiones. Ese cable estaba atado a unas armas, dispuestas en los troncos de los árboles aledaños y Abi sintió alivio de haber dejado el suelo; pero no dejaría a Hydra saber que se había salvado. Sacó de entre sus cosas una granada, la electrifico un poco con su poder y la lanzó contra la cerca, tomando ella la dirección opuesta y subiendo aun mas alto en los árboles.
La granada explotó justo en el momento de hacer contacto con el metal, pero esa corriente extra que ella le había proporcionado, hizo que el rango de alcance se duplicará, destrozando parte de la entrada, de los vehículos y haciendo también dispararse las armas. Todo eso causó un gran revuelo, cualquiera a 10 km a la redonda lo pudo haber escuchado y por ello Abi aguardo, con pistola en mano, a la expectativa del enemigo que nunca llegó, las instalaciones se encontraban vacías.
Regreso junto con su equipo, todos se sorprendieron al verla ahí.
-No hay nadie, nos descubrieron.
-¿Qué hacemos ahora?
-Buscar el rastro, ver hacia donde han corrido esos miserables. - Todos podían notar el estrés en la voz de su superior, pero no hicieron comentario alguno. - Ya me he encargado de las armas y trampas. Es seguro, no teman, pero hay que hacer esto rápido, antes de que la pista se enfríe.
Fueron entonces todos a revisar las instalaciones, se llegó a la conclusión de que el lugar había sido abandonado recientemente, no más de 24 horas; aunque todos advirtieron lo sospechosas que habían sido las circunstancias de su huida, pues no había marcas de vehículos que se dirigiesen a la puerta (o lo que quedaba de ella, por lo cual Abi se maldecía). Estaban por marcharse cuando uno de los miembros del equipo les habló desde dentro de la montaña, había encontrado la vía de un tren y claramente se veía que habían cargado todo lo que había a esa dirección.
-Bien hecho Thomas, descifraste el misterio, ahora hay que descubrir que dirección tomaron.
Les tomó tiempo, pero después de comparar las huellas del tren de un lado y del otro y viendo como cambiaba la marca de las ruedas en los rieles debido al peso, decidieron que había partido hacia el este.
-Recojan sus pertenencias señores, hay que ponernos en marcha. Quizá aún tengamos la oportunidad de capturarlos.
-Sargento- le habló el miembro más joven del grupo, un joven irlandés de no más de 20 años llamado Daniel. - Si me permite, si nuestras suposiciones son correctas y partieron hace ya 24 horas, nos tomara el equivalente el encontrarlos y alcanzarlos. Y en vista de que ya no tenemos el elemento sorpresa de nuestro lado, ¿no sería mejor informar a los comandos y pedirles apoyo? Puede que con ellos dupliquemos las oportunidades de atraparlos.
Al escuchar eso Abigail sintió una chispa de alegría, quizá si había manera de cambiar las cosas. Si lograba reencontrarse con Bucky, ella se encargaría de que no le sucediera nada.
-Daniel, esa es una buena idea. No vale la pena que los comandos lleguen a la fabrica si eso significa perder a Zola. En marcha todos, no hay que dar las cosas por sentado, no sabemos si a los comandos los han sorprendido también. Estableceré la comunicación en el avión. Necesito que vigilen bien y no pierdan de vista las vías... No pueden seguir todo el camino por debajo de las montañas.
Así pues, en menos de una hora ya se encontraban sobre el aire, Abi habilitó la radio del avión para poder comunicarse al celular que Bucky llevaba consigo. Ambos se alegraron al escuchar al otro y saber que se encontraban bien. Los comandos aun no habían llegado a su destino y el equipo de Abigail inmediatamente los ubicó en el mapa y les dijo hacia donde tendrían que ir. Se encontraban bastante cerca de la posible vía por donde, si los cálculos no les fallaban, el tren pasaría al día siguiente.
Pararon solamente para recargar combustible y tener una rápida comida. Para el amanecer del día siguiente se encontraban sobrevolando un paisaje nevado, basto en montañas y bosques. Todos ya estaban preparados y equipados para lo que pudiera surgir. Si toda la armamentaria de la fábrica se encontraba en ese tren, era seguro que no se las verían sencillas.
-No subestimen a su enemigo ni su poder; cuando lleguemos, vayan a investigar en pares, no quiero que nadie pasee por ahí solo y...- Las palabras se le escaparon, sus pulmones se habían colapsado, su corazón bombeaba frenéticamente, jamás había sentido un dolor tan grande. Todos a su alrededor se apresuraron a auxiliarla, en un parpadear, ella se encontraba en brazos de uno de los soldados, su cuerpo inherte, pero consciente del dolor que se propagaba por toda ella y en su mente seguía resonando "Encontraremos la manera de estar juntos, yo jamá te dejare". Una lagrima rodó por su mejilla y comprendió que había llegado el fin. No luchó, se dejo ir por la oscuridad que ya había comenzado a consumirla.
Despertó sintiéndose vacía, en el área designada para los heridos. Peggie se encontraba junto a ella, revisando unos documentos.
-Dime que mi estupidez no dejo libre a Zola. - Se enfocó ella en las prioridades generales.
-Por Dios Abigail, que buen susto le diste a todos. - Abigail la seguía mirando, esperando que contestara la pregunta que le había hecho. - Si lo capturaron, los comandos... Steve lo trajo a la base, lo están interrogando.
Si sus suposiciones eran correctas, aunque ella se sintiese miserable, sabia que Steve debía de estar destrozado.
-¿Donde esta Steve?
-No lo sé, él simplemente dejó a Zola y se fue.
-Peggie- dijo tomándole la mano. - Ve a buscarlo, no creo que deba de estar solo, él te necesita.
-¿Tú lo sabes? Pero si acabas de despertar.
-Las palabras no son necesarias, dicen mucho más las ausencias y la tristeza que se respira en el aire.
-Abi...
-Peggie, por favor. Solo ve con él.
La agente Carter podía sentir el pesar de su amiga, pero entendió que su presencia ahí no le ayudaría en nada, quizá haría de su dolor algo mas grande.
-Volveré, avisa a la enfermera si necesitas algo.
...
Todo era una experiencia nueva para ella, el sentirse viva y en un instante dejar de sentir, carecer por completo de todo lo que alguna vez la hizo ser quien era. Llevaba ya un tiempo, o eso creía ella, mirando al techo pero sin mirar exactamente; sin pensar e imaginar, simplemente había permanecido en un estado de trance.
- Deberías de llorar su pérdida Abigail. No sirve de nada que estés así. - Escucho lo voz de Howard cerca de ella, apenas un murmullo perceptible. - No puedes ignorar lo que sucedió, ni tampoco hacer como si no te importara.
-No lo pretendo.
Él, tomó la cara de Abigail entre sus manos y miró sus ojos. - Eso no es exactamente lo que dice tu cuerpo.
-¿Ahora eres doctor Stark?
-No, pero creo conocer los síntomas de cuando alguien se encuentra en negación.
-Ya sabia que pasaría, no es algo que yo pudiese negar.
-Que lo supieras no te hizo asumirlo. Trataste de evitarlo.
-Pero, no... No pude - Ahí estaba de nuevo, el aire entrando y saliendo de sus pulmones, la electricidad recorriéndola, sus memorias pasando frente a ella; sobretodo, la sonrisa de Bucky; su aroma, el calor que había compartido con ella.
El lamento por fin salió de sus labios e inmediatamente Howard la tomó, acunándola entre sus brazos y meciéndola.
-Así esta mejor, déjalo salir todo. Yo te sostendré, me quedare el tiempo que requieras.
-Tú también te iras algún día, me abandonaras. ¡Todos me abandonan!
-Eso no ocurrirá hoy y te prometo que no ocurrirá en un tiempo.
Abigail lloró y lloró hasta que el agotamiento la venció y se quedó dormida, con Howard a su lado, cuidándola como le había prometido.

What if...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora