Abigail, después que Pepper salió de la habitación, se colocó los audífonos y se dejó llevar por la melodía que se desprendía de ellos; ese era su ritual, la manera que tenía de concentrarse para regresar a donde ella quería. Viajar en el tiempo le había costado una barbarie, requería de un nivel de concentración extremo pues cualquier distracción podría hacerla errar completamente dentro del tiempo y espacio.
Sus viajes habían comenzado cuando ella tenía 7 años, una noche mientras dormía y las paz era tal su mente y su cuerpo habían comenzado a hormiguear y una corriente eléctrica fue de su cabeza hasta cada fibra distante de su cuerpo, tal sacudida había despertado a la niña que al abrir sus ojos se encontró acostada en la nieve, en medio de un bosque, al ser una niña llena de sueños e ilusiones el miedo no la invadió sino que el asombro que aquel paraje había causado en ella la animo a explorar, a pocos metros de donde ella se encontraba había una cabaña y guiada por el olor que esta desprendía la encontró. Fuera de la casa acomodando cosas dentro de un saco se encontraba un hombre de aspecto bonachón, un hombre que cualquier niño de su edad podría distinguir y hacia quien corrió encantada. Había viajado al año 208 y estaba siendo testigo de cómo la leyenda de San Nicolás tomaba vida.
Como siempre dejo su mente en blanco dejándose seducir y llevar por la música, como si de un medio de transporte se tratara sintió en su cuerpo la descargar eléctrica y al abrir los ojos se encontraba en el cuarto de hotel en donde se había quedado dormida cuando estuvo en esa época. Abigail podía regresar al lugar exacto donde había estado anteriormente pero el tiempo... eso ella no lo podía controlar, siempre entraba dentro del mismo año y mes pero los días que pasaban entre su época y a la que viajaba variaban, desde unas horas, días o semanas. ¿Cómo explicarlo? Si bien ella pasaba 1 día en su época, al regresar podría aparecer no 1 día después sino algunos segundos, minutos, días e incluso semanas; caso contrario era el tiempo que pasaba en el pasado pues este era equivalente a su presente como si hubiera permanecido en la misma época solo en diferente lugar. En esa ocasión al bajar a la recepción del hotel y ver el periódico comprobó que solo habían pasado unas cuantas horas, solo la noche y eso era perfecto porque Howard la esperaba ese día temprano en su empresa.
Salió feliz del hotel y camino hasta el edificio donde se encontraban industrias Stark, él edificio no era impresionante comparado al edificio donde ella trabajaba, pero para la época era el más moderno de la ciudad, solo entrar se notaba para el fin que las personas de esa compañía trabajaban.
Abigail se dirigió asía la recepcionista, una mujer rubia de hermosas facciones y elegante vestimenta, todo el estilo de Stark.
-Buenos días.
La mujer que estaba ocupada en el embellecimiento de sus uñas miro a Abigail y tras inspeccionarla de pies a cabeza habló- Lo lamento pero la vacante de secretaría ya ha sido ocupada.
-Oh no, no he venido por la vacante, tengo una cita con el señor Stark a las 11.
La mujer incrédula levanto una ceja y volvió a prestar atención a sus uñas -El señor Stark se encuentra indispuesto, me temo que no se presentara a la oficina el día de hoy.
La actitud de la mujer la desesperaba pero no iba a perder el tiempo en enseñarle a como desempeñar correctamente sus funciones. -Entiendo, muchas gracias. Volveré en otro momento.
Con un gesto despectivo la mujer asintió y dio por terminada la conversación pero eso no había hecho que Abigail desistiera, esa actitud de no acudir al trabajo era algo a lo que ella estaba acostumbrada y sin demora se encamino a la casa de Howard o más bien dicho a su mansión.
Ubicarse en la ciudad que siempre había vivido le parecía sencillo pero al estar 70 años atrás las calles no eran como ella las recordaba, varios edificios no estaban donde debían y las calles terminaban o torcían en lugares raros; al final como siempre la extravagancia y el magnífico ego de Stark le habían hecho sencillo el encontrarla.
Llamó a la enorme puerta de roble aunque sin esperar contestación, si la noche anterior había sido la feria y ese día se había mostrado "indispuesto" lo más seguro y por experiencia lo sabía, sería que Howard Stark estuviera reposando en su dormitorio junto a una o varias mujeres. La idea la hacía sonreír, pensar que Tony sentía que era tan diferente a su padre y ver que en realidad eran como 2 gotas de agua. Si estaba segura de sus suposiciones lo primero que haría después de dejar la cama sería ir a continuar con sus inventos o (recordando su infancia) ir hacia la piscina.
-Veamos, lunes por la mañana, quizá...
De pronto el pomo de la puerta movió y detrás de ella apareció un hombre de edad avanzada.
: ¿Jarvis?
-Buenos días señorita ¿Puedo ayudarla en algo? - pregunto él hombre y Abigail corroboro sus sospechas pues la voz de ese hombre la había acompañado gran parte de su vida.
-Buenos días -contesto ella con una gran sonrisa - Ayer el señor Stark me pidió verlo el día de hoy, fui al edificio Stark y no lo encontré.
-Es usted persistente señorita y tiene carácter, cualquier otro se habría retirado indignado. Pase por favor ¿Le ofrezco algo de tomar mientras espera?
-Muchas gracias. Un vaso de agua si no es mucha molestia Jarvis.
El mayordomo la miro extrañado y ella comprendió su error, se suponía que ellos se acababan de conocer por lo tanto no era posible que Abigail supiera el nombre del hombre.
-Me sorprende que el señor le haya mencionado mi nombre.
-¡Si! El señor Stark me dijo que si venía a su casa a usted, Jarvis me diría dónde podía encontrarlo. - Abigail tenía que mentir, sabía que la memoria de aquel hombre era sorprendente pero la de Stark no lo era y era fácil decirle que había hecho algo que en verdad no había hecho y él ni siquiera lo notaría.
-Esto es nuevo.
-Bueno quizá me lo dijo con un par de copas en su cabeza ¿Cree que me esté tomando el pelo?
-Con el señor nunca se sabe, quizá no tenga con usted las intenciones que cree. Pero pase a la piscina, le diré al señor que lo espera. A propósito ¿quién lo espera?
-Dudo mucho que recuerde mi nombre -era otra suposición basada en los actos de su hijo - Tal vez si le dice que soy la chica que se atrevió a dar su opinión sobre sus inventos me recuerde.
-Bueno tal vez el señor Stark no lo recuerde pero ya que usted sabe mi nombre me daría gusto saber el suyo.
-Abigail. -Dijo sonriendo de nuevo.
El hombre esperaba algo más, su nombre completo y aunque a Steve le había dicho que no había apellido, la verdad es que si lo había pero no podía decirlo, no en ese lugar ni tiempo. Al ver que ella no decía nada más él hombre se dio por servido, devolvió la sonrisa y se marchó.
La vista de aquel lugar le traía buenos recuerdos, la mayor parte de su infancia la había pasado en ese lugar disfrutando de la piscina en verano, corriendo por el lugar y compitiendo con Tony a ganar los desafíos que su padre les ponía cada tanto. Fue y tomo asiento en una hamaca contemplando el lugar.
-Su vaso de agua señorita Abigail. - Se acercó el mayordomo hasta donde estaba ella y le ofreció el vaso -El señor ya está al tanto de que se encuentra aquí, si me permite, debió causar una gran impresión en él porque apenas la he mencionado y dejó lo que estaba haciendo para arreglarse para usted.
-Aquí entre nos, creo que el señor Stark es un tanto masoquista. -dice sonriendo, sabiendo que Jarvis aunque era un fiel mayordomo tenía sentido del humor - Y creo que ayer herí un poco su ego. Tal vez por eso esta tan interesado en verme.
-Lo que sea que haya hecho, continúe así. Creo que le hará bien al señor.
-Tomare su concejo, gracias Jarvis.
-Para servirle señorita Abigail. - Y tras una sonrisa cómplice se retiró.
Abigail siguió en su sitio mirando al cielo y por instinto llevó la mano a su cuello y al sentir la falta de su amuleto una punzada de dolor acometió contra su vientre. Ella sabía que el sargento había partido ya a la guerra y aunque la historia le decía que no tenía que preocuparse por nada, no podía evitar sentirse angustiada. El rostro del sargento apareció en su mente, recordaba el deseo que había visto en sus vívidos ojos y sus labios deseosos de probarla, dejó su mano posada en su pecho y sintió el palpitar de su corazón bajo ella, su pulso estaba ligeramente acelerado ¿cómo no estarlo?
Después de unos segundos sacudió la cabeza energéticamente.
: Piensa claro Abigail, lo prometiste ¡No seas tan masoquista! Ya sabes cómo terminan las cosas, no hay motivos para sufrir por algo que no será.
Lo que la mente mandara daba igual, el sargento ya se había instalado en el subconsciente de la joven y no importaba que tan fuerte fuera la voluntad de ella, para sus sentimientos no había marcha atrás, su corazón y la respuesta que daba su cuerpo ante los recuerdos era prueba de ello.
-¡Mi querida Abigail! - Dijo Howard sacándola de sus ensoñaciones -Me alegra tanto que aceptaras mi oferta.
-Era imposible declinarla señor- Abigail lo conocía y sabía cómo ganarse a aquel hombre -Siempre ha sido mi sueño trabajar en su empresa.
-Pues entonces considérame un genio que concede deseos, aunque debo admitirlo que no trabajaras en mi empresa, no, no, no. Tú, pequeña eres única y quisiera que trabajaras conmigo. Solos tú y yo. -Dijo acercándose a ella con gesto pícaro en el rostro. -Tu talento es lo que necesito para un proyecto que se me ha encomendado, pero requiero completa discreción de tu parte ¿Estás de acuerdo?
: Total discreción... entonces si trabajare en el proyecto del supersoldado: -Por supuesto señor, mis labios están sellados.
-Oh, no por favor, eso no. Sería... una completa lástima.
:Jajaja, sí definitivamente, de tal palo tal astilla. Por desgracia Tony me ha pedido que no lo saque del mapa: Pensó Abigail divertida.
-Señor Stark creo...
-Por favor Abigail, dime Howard.
-Cierto, disculpe. Pero señor creo que tengo que dejarlo claro desde un principio porque no quisiera malentendidos con usted. Aunque quisiera, no puedo sostener con usted una relación que no sea meramente profesional ¿Me entiende?
El gesto del hombre se torció por un minuto, miraba a Abigail tratando de deducir la situación. -¿Hay un hombre que espera por ti?
Ella valoro la respuesta por un minuto y sonrió al recordar de nuevo al sargento -Ha decir verdad creo que si lo hay señor... digo, Howard.
-Ya veo ¿él también es científico?
-No señor, él acaba de marcharse a la guerra. Es un sargento.
El gesto de Howard cambio y una sonrisa atravesó su rostro, Abigail trataba de no pensar mucho el motivo de su sonrisa porque si lo hacía le darían ganas de borrársela de la cara.
-Muy bien, estamos hablando de trabajo y para hacerla sentir cómoda le aseguro que mientras trabajemos en el proyecto, nuestra relación será meramente profesional, ya después dejaremos que el tiempo haga su trabajo.
Después pasó un brazo por los hombros de la joven y la guio al interior de la casa, explicándole de que se trataba el proyecto y lo que quería que ella hiciera, Howard no profundizo mucho en el tema, se limitó a explicarle lo que su invento debía hacer, no el por qué lo estaban haciendo aunque era de esperarse porque se suponía que todo el proyecto era supersecreto y al parecer (tal como lo hacía su hijo) Howard pasaba por alto las ordenes que se le habían dado al incluirla a ella en el proyecto, quizá con el tiempo y si Abigail lograba ganarse la confianza de Stark él la incluiría en el momento que la maquina fuera utilizada y eso era lo que más quería hacer, quería ser testigo con sus propios ojos de la transformación se Steve Rogers.
En cuanto al tiempo que podría dedicarle a esa empresa consideraba que no sería extenuante y que si lograba organizarse bien podría estar al día con sus obligaciones de las industrias Stark del futuro también.
Al parecer Howard Stark iba atrasado en su trabajo y en cuanto hubo explicado todo a Abigail ambos pusieron manos a la obra, no había planos ni guías para saber lo que tenía que hacer por lo que tenía que improvisar y usar "los dones" que Howard había visto en ella. A prueba y error tras varias noches en vela ambos terminaron de ensamblar su invento.
Abigail estaba exhausta, ella era una persona muy dedicada que cuando se comprometía con un trabajo, no descansaba hasta que lo terminaba y al haberse comprometido con los 2 Starks solo terminaba sus labores del día con uno y corría de inmediato con el otro y después de un tiempo durmiendo solo un par de horas al día era un milagro que siguiera en pie y funcionando correctamente.
-Abigail, eres sorprendente. No creí que terminaríamos tan pronto.
-Gracias, aunque creo que el mérito es de ambos. Hacemos un buen equipo ¿no lo cree?
-Así es, ahora estoy pensando seriamente en hacerte socia en la compañía.
-Tal vez no hay que cantar victoria tan pronto ¿no debemos probarla primero?
-¿Dudas de ti?
-No, pero no quisiera que alguien saliera lastimado si hemos cometido un error.
-No lo habrá, tu eres mi amuleto de la suerte -Howard había cumplido su palabra de mantener las cosas a un nivel profesional, pero la galantería de los Stark salía siempre a flote. -Por eso estarás a mi lado cuando la probemos. Si tal vez dejemos media ciudad sin electricidad pero si esto cumple su finalidad valdrá la pena.
: Quizá por eso no lo prueba porque causar un apagón significaría que se descubrieran antes de tiempo y quizá HYDRA les hiciera imposible continuar con el proyecto del supersoldado.
-Sera un honor estar ahí. - La familiaridad que había ya entre ellos los hacia bromear con frecuencia el uno del otro. - Así si algo falla lo arreglaremos rápidamente. -Dijo riendo.
-Así es señorita listilla -Dijo tomándola de la cintura -Ahora te invito a cenar y después te vas a descansar, mañana será un día agitado y aunque quisiera tenerla ocupada el resto de la noche es obvio que necesita descansar.
-Me gustan tus propuestas Stark aunque te advirtió después de todo el trabajo que hemos tenido sufro de un apetito feroz.
-Y yo estaré encantado satisfacer ese apetito.
Ambos sonrieron y salieron a cenar, aunque hablaban de distintos tipos de apetito después de que Howard, como siempre se pasara de copas, Abigail lo llevo de regreso a casa y de agotamiento ambos se quedaron dormidos en la alfombra de la gran sala.

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What if...?
FanfictionAbigail es una joven mutante con el poder de viajar en el tiempo, un poder que no controla a voluntad, sólo necesita cerrar los ojos, relajar los sentidos y dejarse llevar. Este viaje la llevará 70 años atrás, en medio de una guerra, pero morir en...