Capítulo 15: Enfrentar.

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Cuando en The Flashlight había una nueva persona con la corona, se hacía una cena con todo el pueblo. En el jardín del castillo.
Así que era la cena, y todo mundo iba de aquí para allá; con platos o vasos a la mano.
Se veía tan precioso ver a la gente recorrer todo el jardín con música única y típica de este mundo, que más que ser un mundo era como un país. Sólo que seguro ahí lo llamaban mundo.
Era hermoso ver toda esa gente siendo amable, riéndose con vasos de bebida un tanto con alcohol. Pero todo era tranquilo y nada se había salido de control.
— ¿Cómo se la está pasando majestad? — me dijo Anna con su vaso de bebida alcohólica y un tanto con aliento alcohólico.
— Bien, supongo. — le dije entre sonrisas.
— Steve me esta echando el ojo, desde hace un rato, y Ederek a ti. — me dijo golpeándome con su codo en el hombro.
— Calmada Anna, vas muy rápido con él, quizá sólo te vea como una amiga. — le dije.
— ¿Qué, amigos? Por Dios. ¿Es de amigos tocarse el trasero? — me dijo con una sonrisa que como la conocía, era coqueta.
Mi cara fue de esas personas que al primer comentario, se salen del momento.
— ¿Qué? — le dije levantando una ceja.
— Lo que oíste. Me tocó el trasero y se la regresé. ¡Vaya glúteos! — me dijo mordiendo sus labios.
— Eres una resbalosa, Anna. — le dije fingiendo que la arañaba como un gato.
— ¡Soy peligrosa! — me dijo agitando su cabello hacia atrás. — ¿Y tú? ¿Qué le has tocado a Ederek? Dime que por ahí. — me dijo riendo una vez más y haciendo señas hacia abajo.
— ¡Anna! — le dije quejándome y dándole una pequeña palmada en el hombro.
— Majestad, hay una persona extraña en la puerta trasera, no quiso pasar y se quedó esperándola. — me dijo Cordelia, mientras se acercaba a mi.
— ¿De qué hablas? — le dije entre sonrisas.
— Una persona con vestido azul, desea verla. La invité a pasar, pero no se atreve.
— ¿Vestido azul? — le dije alzando mis hombros. Era extraño a decir verdad.
— Gracias, iré a verla. — le dije. — Debe ser Ederek esperándome. — le susurré a Anna.
— ¿Con vestido azul? — y mi amiga se ahogaba de la risa.
Pasé por todo el castillo, recorriendo cada pasillo, y por el pasillo principal; corrían los meseros con demasiados platos a las dos manos. Así que eso me agrado.
Tanta gente festejando que su profecía de las tres siglas había sido cumplida.
Pasé por la biblioteca ya que por ahí, más adelante se encontraba la salida al patio trasero. Ósea que ahí estaba la puerta.
Pasé la biblioteca, mueble por mueble hasta que por fin llegué al otro extremo de aquel cuarto grande lleno de libros.
Ahí estaba esa gran puerta trasera.
Así que salí. Busqué por todas partes del patio trasero, era un jardín enorme.
Casi un bosque lleno de cualquier tipo de plantas, flores y árboles.
Pero no encontraba nada, aunque caminará más adelante de ese oscuro jardín.
Sí, estaba oscuro; pues las lámparas que estaban a lado de la puerta trasera eran las únicas que alumbraban el otro extremo del jardín. Y yo no veía a esa persona.
Estaba comenzando a dudar, ¿quién era esa mujer con vestido azul?
No, nadie más que una persona del pueblo.
Una parte de mi creyó que podía ser Evve, era la única persona que vestiría de azul; que yo conociese.
Pero probablemente ya había muerto.
Además ella no sabía ni que era The Flashlight.
— Hola. — dije secamente. — ¿Hay alguien que desea hablar conmigo?
No hubo respuesta. Y cuando me adentré más a ese jardín macabro. Pasó.
Me tocaron el hombro, a una velocidad intensa, así que me asusté y me giré de un jalón. Pero no había nadie detrás de mi.
Me quedé en un momento de pánico, la puerta de la que salí, comenzó a cerrarse lenta y extrañamente ya que no había viento.
Traté de correr de regreso a la puerta, antes de que se cerrara. Pero fue como sí alguien me pusiera el pie, así que también de un jalón, me caí.
Vi desde lejos que la puerta se cerró sola de un azotón, tan duro que sonó fuerte.
Al darme por vencida decidí levantarme, y tratar de mirar todo lo que me rodeaba.
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres? — le dije a gritos. La desesperación ya me había comido. Y también el suspenso.
Cuando miré a mis espaldas, que era el lado más oscuro del jardín. La vi.
La Sombra Negra.
Mi cuerpo y alma se quedaron sin aliento.
Hasta que por fin me animé a hablar...
— ¿Qué quieres? — le dije tartamudeando.
Pero no respondió.
— ¿A qué has venido? — le dije.
Pero en lugar de hablar, sólo me lanzó un pedazo de papel.

"No revelaré mi identidad, tampoco a que he venido. Te advierto que habrá dolor."

Eran las palabras escritas.
— ¿Me estás ayudando? — le pregunté a secas. Estaba con miedo.
Me respondió con un no, con la cabeza.
El trozo de papel, se voló de mis manos.
Y fue a parar no tan lejos en una roca.
Cuando corrí por él, lo tomé donde se atoró. Pero cuando volví mi mirada hacia donde estaba La Sombra, esta ya no estaba.
— ¿Qué diablos? — dije en voz baja.
"La Sombra esta hecha para matar, no para advertir. ¿Por qué no me mató ahora que estábamos frente a frente? Quizá quería un lugar mejor para asesinarme." Pensé.

Cuando estaba de regreso a la fiesta, todo el mundo estaba pasándola bien, pero no ubicaba a Anna, ni a Steve. Menos a Ederek. ¿Dónde habían ido? "Con que Anna no haya tenido la grandiosa idea de formar un trío, todo va bien." Pensé girando mis ojos y tratar de no reír.
Pero me encontré con Cordelia.
— ¿Has visto a mis amigos? — le pregunté.
— ¿A quiénes se refiere, majestad? — me respondió con mucha cortesía.
— Anna, Steve y Ederek.
— Lo lamento, me temo que la joven Anna tuvo la idea de festejar lejos del mundo. O al menos eso la oí decir. — me dijo con humildad, o quizá lástima.
— ¿Qué? ¿Quieres decir que se fueron? — le pregunté desconcertada y con desagrado.
— Así es. Majestad, ¿puedo ayudar en algo?
— No, gracias ya me ayudaste. Demasiado. — le dije colocando suavemente mi mano en su hombro con una sonrisa.
— De acuerdo, me retiro. — me respondió haciendo una pequeña reverencia.
Corrí fuera del castillo. Y me dirigí a la casa de Ederek. Tomé mi auto y aunque con vestido medieval, perfume medieval; me fui a buscarlos. La corona antes la había dejado en mi habitación del castillo.
Manejé lo más rápido que pude, y me fui a la calle que salía a nuestro mundo.
Y mientras iba en la calle, me topé con ambulancias, autos de policías, bomberos y paramédicos. Pues un carro ardía en llamas.
Cuando me bajé del auto, acercándome para desear que no fuera el auto de Anna.
Mis peticiones no sirvieron.
Pues Anna, Steve y Ederek ya estaban en camillas.

The Flashlight (En proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora