Capítulo 20: Ejército.

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Ederek, Steve y Carter salieron a prisas por la puerta principal, Anna y yo sólo los seguimos. Cordelia se había quedado, puesto que supongo que ella ya sabía lo que se tenía que hacer.
Ellos tres montaron un caballo, pero hacían como sí no estuviésemos Anna y yo. Ya que una vez que tomaron su caballo del establo, salieron andando.
Anna tomó uno café y yo un caballo negro.
Así qué cabalgamos hasta alcanzarlos sólo un poco. Se dirigieron al pueblo de The Flashlight.
Nosotras los perdimos a un giro, ya que nos habían rebasado un poco.
— ¿Y ahora? — preguntó Anna.
— Sigamos por esta cuadra. — respondí poniéndome enfrente de ella.
Arrié el caballo hasta ir un poco rápido. Sí preguntan porque Anna y yo sabíamos cabalgar, es por que su tío nos había enseñado. Allá en la Tierra.
Me detuve en un crucero de callejones pequeños con casas a los alrededores.
— Mira. — dijo Anna señalando a lo lejos de uno de ellos. Parecía verse un grupo de muchas personas.
Nos acercamos lentamente con los caballos hasta dejarlos donde estaban los que se habían llevado estos tres hombres.
— ¿Y ahora que? — pregunta Anna.
La verdad no quería mentirle a mi amiga, así que no le respondí nada.
Cuando ya podíamos ver claramente lo que pasaba en esa bola de gente, escuchamos que los tres daban un discurso para que el ejército de The Flashlight, pudiera regresar.
No entendía pero eso fue lo que dijeron.
Entonces Carter me echó la mirada.
— Ella, será nueva aquí... pero ya está al tanto de nuestro mundo. — les dijo dándome una mano para subir al pequeño balcón donde daban su discurso.
Cuando puse un pie arriba, la gente comenzó aplaudir, inclusive Anna; que se había quedado enfrente de esa multitud.
— Gracias. — dije con una pequeña pausa para que todos dejaran de aplaudir. — Es un honor para mi, estar así de nuevo, dando la cara para ustedes, los aldeanos de Flashlight. — dije haciendo otra pausa, pues volvieron a aplaudir. — La verdad es mi primer guerra, pero por ustedes, soy capaz de dar la última gota de sangre y sudor. Ya que como ustedes me recibieron, yo así se los agradezco. — dije dando una sonrisa.
— Escuchen Flashlightianos, ella no está lista. Pero por ustedes lo estará. — dijo Steve apunto de gritar. — ¡Por Flashlight y otra guerra que hay que ganar. Llamen al Ejército Flashlightiano! — gritó.
Todos comenzaron a gritar y a levantar manos, como sí ya estuvieran listos. Y es que esa energía transmitían.
Yo sabía que ellos, ya estaban preparados.

— Escuchen Anna y Jen, cuando las conocimos les dijimos que deberían estar preparadas para enfrentar su futuro. ¿Recuerdan? — preguntó Ederek, ya que estábamos en el castillo.
— Así es. — dijo Anna.
Yo sólo asentí.
— Pues este es su futuro. Ya comienza a llamarnos El Dictado, diciendo que debemos prepararlas. — dijo Steve.
— No sé sí deban prepararlas ahora, quizá pueden esperar. — dijo Cordelia llevándonos una charola con copas de vino.
— Escucha linda Cordelia, sentimos que es necesario que nos preparen. Es para salvar este mundo y seguir siendo Los Primeros. ¿No te agrada la idea? — aclaró Anna.
— Por supuesto señorita Anna, pero no quisiera verlas rematarse. — dijo dejando la charola en la mesa de centro que tenía la estancia.
— Vamos Cordelia, no hay de que preocuparse. Es por nuestro bien de nación. Prometemos cuidarnos. — le dije yo entonces. Y demonios, otra vez el pensamiento de las madres recorrió mi mente. Y decidí abrazarla.
Ella me respondió el abrazo, fue algo cálido y acogedor.
— Bien Anna y Jen, comenzaremos por entrenar en las Cascadas De'libuj.
Dijo Ederek soltando una sonrisa.
— Será divertido. — dijo Steve malévolo, pero sólo estaba juando.

Vaya, no era tan mal ese lugar, las cascadas rugían al caer y el agua era clara, además de que todo estaba rodeado de árboles enormes y que cubrían bien.
Todo era bello naturalmente.
Ederek y Steve nos hicieron poner a Anna y a mi un escudo en el pecho, en los brazos y en las piernas; estaban hechos de hierro, algo pesado. Anna llevaba un vestido medieval que Cordelia le había tejido. Yo llevaba puesto un vestido verde claro que también me había tejido.
Tomamos unas cuerdas que estaban sujetadas de la cima de las cascadas.
— Bien, aquí van a conocer a nuestras mascotas de Flashlight. — dijo Steve una vez que estábamos escalando.
Steve iba al frente, después seguía yo, luego Anna y al final; Ederek.
— ¿De qué estas hablando? — le preguntó Anna con un breve grito.
— Quieres decirles Ederek. — le gritó Steve.
— Esperen a que las vean. — dijo entonces.
No sabía de que hablaban y aunque me estaba comiendo la intriga, sabía que no nos llevarían a algo que nos hiciera daño.
Por fin llegamos a la cima y el ruido del agua caer hasta el precipicio, sonaba tan fuerte y tan hermoso.
— ¿Bien? ¿Dónde están las mascotas Flashlight? — pregunté mirando a los dos y poniendo las manos en la cintura.
— El agua. Tiene que bajar la marea del río. Sólo así aparecerán. — me dijo mirando el agua que corría del río, antes de las cascadas.
— ¿Tardará? — preguntó Anna, agobiada y cansada. Hizo una respiración profunda.
— No tanto, ya es de hecho. — le afirmó su encantador Steve.
— Bien. — dijo Anna dejando caer sus manos a los costados.
El agua comenzó a descender, de una manera increíble. Todo se veía tan hermoso que volvería a ir, para repetir la experiencia.
Tardó unos minutos pero fue asombroso.
— ¿Y bien? — les preguntó Anna.
— Aguarda. — le dijo Ederek, mirando al cielo.
Después de que el agua descendió hubo una breve pausa de aproximadamente dos minutos; y he ahí estonces, llegaron.
Eran águilas. Pero no águilas de las que normalmente se conocen.
Estas eran a un estilo y semejanza enorme.
Mi cara de asombro y la de Anna, demostraban que ver esas bestias preciosas era admirable. Venían como dieciséis formadas y bien acomodadas cada una concentrada en su vuelo.
— ¿Qué les parece? — preguntó Steve sonriendo y volteando su mirada a nosotras.
— La verdad es muy impresionante. — dijo Anna casi riendo.
— Bien, esas son las mascotas de Flashlight. Y esperen. — dijo Ederek.
Entonces chifló y una de ellas bajó.
— Ellas son "buen oído" ya que reconocen el chiflido o llamado de su montador. Además de que te quieren. — dijo Steve, mientras Ederek acariciaba a su mascota.
— Espera, ¿dices que las vamos a montar? Estás loco. — le dije casi echándome para atrás.
— Así es, pero para poder ser amiga "íntima" de una; necesitas luchar contra uno de sus hijos. — me respondió Steve.
— ¿Matar a una cría de estas cosas? — le pregunté aún más dudosa.
— No, las crías vuelven a recuperarse días después de la lucha. Son bestias fuertes. Y casi inmortales. — me afirmó Ederek.
— ¿Entonces no morirán? — preguntó Anna.
— Por supuesto que no. — respondió Steve con una sonrisa.
Todas las bellas aves que bajaban cada vez más del cielo; se colocaban en un monte que estaba al frente de nosotros.
— Vamos a ese monte, y conoceremos a sus nuevas mascotas. Anna y Jen, prepárense para no matar, sino; combatir a esas crías. Y una cosa más: se llaman, Birdskyrs. — nos dijo Ederek con un poco de coraje.

The Flashlight (En proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora