Capitulo 3: Dante

76 8 1
                                    

- Sangre por todas partes, un gran desorden y unos dardos que aún no terminan de examinar. -

La voz pensativa del detective Morgan no tranquilizaba en nada al ya inquieto Dante, quien se paso toda esa mañana caminando de un extremo al otro del gran salón de la finca mientras su padre llamaba a todos sus contactos para conseguir ayuda y la policía hacía su debido trabajo.

- No es una buena combinación. - Comento el chico de manera irónica al tiempo que sus pasos se aceleraban por el salón.

El detective lo observó con unos pensamientos en la mirada que Dante ya se suponía. "¿Que tipo de joven abogado se le da por hacer chistes sobre el último lugar en donde vieron viva a su hermana?" Pero poco y nada le importaba el prejuicio ajeno a Dante.

Alrededor de ambos hombres las cosas pasaban más rápido de lo que cualquiera de ambos pudiera saber con exactitud. Oficiales pasaban y buscaban huellas dactilares. Forenses recogían objetos preciados tanto de Jennifer como del inútil de su novio futbolista: Erik Brosberg.

Dante sabía que a ese caso le estaban dando una particular dedicación principalmente por tratarse de la desaparición de una compositora galardonada esposa de un muy famoso futbolista a nivel internacional. Todo eso sin contar que Jennifer y Dante Blunt eran hijos de Frederick Blunt: el famoso magnate propietario de la mayoría de las reservas de petróleo en el sur del país y eso era mucho decir cuando dicho país se trataba de Armolia. Una pequeña y joven república que limitaba al sur de Ucrania y al norte de Rumanía.

Tanto el como su bella hermana supusieron que comprar fincas vecinas en la parte rural de la provincia capital sería una buena forma de alejarse de las grandes ciudades y de la excesiva fama que implicaba ser ellos.

Pero aparentemente eso no había sido suficiente para evitar uno que otro escándalo. Dante solo esperaba que esa desaparición fuera el primero y el último que su familia tuviera que sufrir.

Frederick Blunt entró con toda sutileza perdida. El anciano acostumbraba a actuar siempre con glamour en cada acción y movimiento que efectuara en público. El tipo "respiraba sutileza" en palabras de German, el hermano de Frederick y el mejor tío que Dante y Jennifer pudieran haber tenido en su infancia. Pero en aquel instante su padre se encontraba más nervioso de lo que nunca antes había podido verlo Dante. Por su cabeza se le pasó el pensamiento de lo que haría su hermana si viera tan estresado a su padre.

- Bien... ya hable con mis contactos... un viejo amigo vendrá desde Alemania... es... mercenario. - Parecía que el anciano necesitaba tomar cinco bocanas de aire y efectuar siete zancadas sin rumbo para formular cada palabra. Ver eso no ayudaba en el respectivo nerviosismo de Dante.

- ¿Crees que un mercenario va a hacer la diferencia? - El chico se encontraba enojado. No solo con su padre por temblar en vez de pensar en un momento como ese. Sino también con Erik y con todo aquel que se suponía que debía cuidar a su hermana. Desde esa mañana supo que había llegado en momento en donde se arrepentiría de haberle "entregado a la novia" a aquel futbolista ignorante. - Tenemos a toda la policía de Armolia aquí, padre. Un mercenario aquí solo servirá para estorbar con papeleo y balas innecesarias. -

- ¡Solo estoy pensando, Dante! - Exclamó su padre con una mirada de enojo que pocas veces se vislumbraba en aquel rostro. - Estos tipos obviamente pedirán un rescate en los siguientes días. El que llamemos a gente importante, hablemos con los medios y les hagamos entender que no nos quedaremos quietos lograra meterles presion para que aceleren ese "proceso de negociación" en donde nos darán un precio antes de que se los dé por... enviarme a mi pequeña dedo por dedo... - Antes de que Dante se diera cuenta, su padre había pasado de una autoritaria mirada de enojo a sentarse sobre el sillón del salón tapándose las lágrimas con ambas manos.

Una Leyenda Para Ese DestelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora