- ¡¿ACASO TE VOLVISTE LOCO?! - El estruendoso grito de Javier hizo resonar toda la sala a la que Erik estaba entrando en un afán por seguirle el paso a un apresurado Dante que hasta hacía unos instantes tenía bajo control.
Durante la última media hora el futbolista había intentado usar sus conocimientos médicos otorgados por los enfermeros de La Academia Titus para aliviar el dolor que albergaba toda la mano izquierda de Dante. Mediante indicaciones basadas en gemidos, jadeos y leves gritos de dolor, el abogado pudo indicarle a su cuñado en que parte del departamento podría encontrar un botiquín de utilidad para una situación como la que les acontecía.
Al cabo de varios minutos, la mano de Dante comenzaba a experimentar un lento proceso de alivio a base de antibióticos, vendas y alcohol. Pero al apenas notar como la sangre volvía a correrle por las venas, el joven Blunt se levantó de un tirón de su silla sorprendiendo así al despistado Erik, quien en aquellos momentos estaba ocupado guardando lo que sobraba del botiquín.
- Espera... ¿A dónde vas? -
Para cuando el futbolista comprendió lo que estaba por pasar... ya era tarde. Blunt se encontraba atravesando el umbral de la puerta que conectaba su habitación con el living principal desenfundando su arma y preparándose a cada paso apresurado que daba para acercarse al mercenario paralizado.
Unos pasos y un disparo mas tarde, Erik ya no podía hacer nada. Alcanzó al abogado atravesando la puerta y se encontró con la escena de un mercenario muerto, un abogado procesando su sangre fría y un escritor consternado.
Pero, a pesar de su sorpresa, Javier no se hizo esperar para reaccionar, luego de aquel grito y de comprender la poca claridad con la que Dante estaba pensando, se dispuso a reaccionar apenas un segundo después embistiendo a Blunt contra su estantería.
El estruendo provocó dos cosas, la primera fue que ambos individuos se desplomaran, primero sobre dicha estantería y luego sobre el piso sin para de forcejear, y la segunda fue que Dante perdió el control sobre su arma al dejarla caer sobre el suelo. Al escuchar el sonido metálico de la pistola cayendo contra el suelo, Erik supo que su primer movimiento debía tomar el arma para tener algo de control sobre la situación.
Atravesando la sala e ignorando la cruda pelea de rasguños, forcejeo y mordidas se cruzaba entre los dos hombres (aún vivos) que lo acompañaban dentro de dicha sala, Erik se dispuso a tomar su arma solo para posteriormente voltear y conocer el repentino resultado del encuentro entre Dante y Javier.
El escritor se encontraba desenfundando su arma sobre el abogado provocando que este no pudiera hacer mas que mantenerse inmóvil con una mirada implacable de frialdad que solo podía decir una cosa con aquellos ojos aun plasmados en shock: "Acabo de matar a un hombre."
- ¡El sabia donde está Jenni! - Susurró entonces el escritor tratando de recuperar el aliento al tiempo que el pulso de su mano sacudía la pistola a un ritmo casi cómico. - ¡¿Por qué lo mataste?! -
- Porque no iba a decirnos nada... - Explicó Dante con una voz espectralmente calmada demostrando así que apenas se había despeinado al caer al suelo. El abogado se encontraba calmado... como si aún estuviera procesando todo lo que ocurrió. - Créeme, Javier... soy abogado, me cruzo con tipos como él todos los días en los tribunales. Pudiste haberlo torturado por horas y no te habría dicho ni una sola sílaba... era un profesional. Vivo solo era un peligro para nosotros. -
- ¡ESO NO ERA TU DECISIÓN! - En cualquier momento el arma de Javier se iba a disparar ya fuera por decisión del mismísimo escritor o por un mero accidente, fuera como fuera, Erik sabía que debía tomar las riendas de la situación.
*clic*
- ¿Escuchaste eso, Javier? - La pregunta de Erik fue suficiente para que el escritor quitará su atención de Dante por un instante. - Es el arma de Blunt recargando y apuntándote en la cabeza justo ahora... -
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Una Leyenda Para Ese Destello
ПриключенияUn corazón roto, una mente confundida y un alma decidida deberán unirse en una extraña tregua para encontrar a lo único que los unió en un pasado... una dama con un destello en la mirada.