❛ 𝐇𝐐 ! os. Donde yo te cuento unos pequeños relatos de tus personajes favoritos de esta serie ❜
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• Publicado: 11/09/2020
- Remodelado: 05/02/2021
- Reescrito: 04/10/2021
• Terminado: ...
Advertencia: Primera parte. AU futurista, ambientado en cyberpunk.
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La lluvia caía en una de las pocas ciudades que quedaban en la Tierra.
Entre el caos de la ciudad, dos siluetas avanzaban bajo la luz roja de un cartel. Una de ellas llevaba una gabardina negra con una placa diminuta en el pecho; la otra caminaba a su lado con pasos más calculados.
Kuroo Tetsurō ajustó el cuello de su abrigo. — El laboratorio sin licencia debe estar a dos calles — dijo, mirando de reojo a su compañera de investigación, (N).
Ella revisó la tablet que llevaba en la mano, viendo los planos del edificio. — Eso si la información del informante es real — respondió — No sería la primera vez que nos venden humo.
Kuroo mostró una sonrisa ladeada. — Puede que sí, pero esta vez estás conmigo. Eso ya aumenta las probabilidades de éxito.
(N) fingió no haber escuchado el comentario. Con Kuroo nunca se sabía si hablaba en serio o si solo estaba jugando. Desde que trabajaban juntos en la policía, había una pequeña tensión entre ellos, pero no lo reconocían. Él siempre encontraba una excusa para hacer misiones con ella; y ella siempre encontraba un motivo para no evitarlo.
Entraron a un callejón donde había drones de vigilancia. El edificio al que iban era un viejo almacén con paneles de neón rotos, apenas iluminado.
— Es aquí — susurró la chica
Kuroo pasó su tarjeta por el lector, pero el dispositivo no reaccionó. — Cerradura alterada... — murmuró— Sean quien sean, saben que los buscamos. Se giró hacia (N), con una ceja levantada — ¿Me cubres?
La chica soltó un suspiro — Siempre.
Kuroo sonrió como si esa palabra tuviera más peso del que parecía. Sacó una herramienta del bolsillo de su abrigo y comenzó a manipular el panel. El neón rosado iluminaba su rostro, marcando las sombras bajo sus ojos cansados. (N) no lo dijo en voz alta, pero tenía la impresión de que Kuroo dormía cada vez menos.
Tras un chasquido sutil, la puerta se abrió. Dentro, el aire olía a químicos. Ningún sonido, salvo el goteo de una tubería.
Revisaron el interior en silencio. No había rastros de traficantes, solo mesas llenas de frascos vacíos y restos de un líquido que brillaba.
— Llegamos tarde — observó (N), tocando un frasco con guantes — Demasiado tarde.
Kuroo recorrió la sala, examinando huellas. — Pero no lo movieron todo — dijo, mostrando un pequeño contenedor metálico — Esta sustancia no es común, es nueva.
Ella frunció el ceño. — ¿Crees que la están probando?
— Creo que están desesperados — respondió él, guardando el contenedor — Y la gente desesperada hace cosas que no debería.