Nos quedamos en silencio durante largos minutos luego de aquel recuerdo que tuve. Abrazados, sentados en la arena, sólo mirando hacia el mar mientras mi mente maquinaba mil cosas que prefería no hablar. El de repente deja uno que otro beso en mi cabello, no sé que intenta decirme, pero yo sólo me pierdo en mis pensamientos que son tan profundos como el inmenso mar que tengo frente a mí.
Mientras miro al mar, algo que me llama la atención. Es una pareja, practicando paravelismo, ambos sujetados a la parte trasera de un bote, atados a unos paracaídas que los hace elevarse por el aire cuando el bote acelera. Se ve realmente divertido... ¿Cómo debe sentirse volar? Eso debe ser lo más cercano
-Mira... que divertido! -Le señalo
-Lo es.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque lo hice alguna vez. Hace mucho tiempo, fue antes de conocerte
- ¿De verdad?
-Sí, con Julieta y algunos amigos, solíamos ir a hacerlo durante las vacaciones -No me sorprende, el toda la vida ha vivido en Acapulco, debe haber hecho mil cosas en el mar
-Bebé, quiero hacerlo! -Le pido a Poncho. El me mira sorprendido
-Enserio?
-Sí... se ve divertido. Por favor ¿Sí? Vamos a hacerlo!! -El ríe, sé que acabo de sonar como una niña chiquita. Enseguida se pone de pie y me tiende la mano, yo también me levanto
***
A pesar de que el instructor ya nos había explicado que el bote estaba diseñado especialmente y equipado con plataformas de lanzamiento en la parte trasera, lo cual nos aseguraba un despegue y aterrizaje seguros, Poncho estaba muy pendiente de mi seguridad
-Pasa una pierna por cada agujero -Hice lo que me indicaba y luego él lo estrechó a mi cintura, fuerte
-¿Ya está?
-Si. Cuando te sientes en la plataforma, mantén la correa debajo de ti para que no te estorbe ¿Sí? -Asentí. El enganchó las correas del arnés y luego hizo lo mismo con el suyo -Te sientes segura?
-Sí.
-Está apretado? -Pregunta de nuevo y pongo los ojos en blanco.
-¡Si amor! Ya quiero arrancar
-Ok.
El instructor se acerca y verifica que está todo bien y nos da unas cuantas indicaciones más.
-Disfrútalo -Dijo él mirándome y me guiñó un ojo. ¡Guau!
Unos segundos después, el bote salió disparado, los paracaídas se hincharon y al lado de Poncho, nos elevamos por los aires hasta que estuvimos a unos treinta metros de la superficie del mar como si fuéramos una cometa arrastrada por un niño que corre por el parque. La sensación fue maravillosa, de pura libertad y tranquilidad como hace tiempo no la sentía. Planear por el cielo, sintiendo el viento en la cara, cosquilleándome los dedos de los pies mientras observaba un paisaje natural increíble al lado de mi esposo, no podía evitar gritar, no sé si de nervios, de felicidad o por la impresión de que estoy volando. Puedo sentir mi corazón latiendo a mil por segundo; lo miro a Poncho, el mi mira también y ambos reímos por la adrenalina y la emoción; nos tomamos de la mano el uno al otro, subimos y bajamos provocándonos un cosquilleo en el vientre, justo cuando nuestros pies están por tocar el agua, el bote vuelve a acelerar, y el paracaídas asciende nuevamente hasta lo más alto, no puedo evitar reír a carcajadas, me siento como una niña libre y contenta, tengo la agradable sensación de que podría pasarme horas aquí arriba, sin aburrirme ni un minuto, es asombroso estar a esta altura dejándonos arrastrar por la corriente de aire como unos pájaros, todo desaparece, sólo estamos él y yo y la magnífica sensación de volar junto a la persona que amo. Definitivamente, a su lado he experimentado las sensaciones más fuertes de mi vida. ¿Cómo imaginar una vida sin él?
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La Memoria Del Corazón
RomanceAnahí y Alfonso formaban un sólido y bello matrimonio, o al menos eso era lo que Anahí pensaba... ya que cuando se despierta, luego de 17 días en coma tras un trágico y misterioso accidente, su existencia se hace complicada cuando comienza a tener f...