CAPITULO 19

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Hemos pasado las siguientes dos semanas tranquilos, Poncho me cuida demasiado incluso contrató a una mujer para que me ayudara con todo mientras él trabaja, aunque no lo hace mucho y en cuanto sale del trabajo viene a casa para estar conmigo, comemos juntos, vemos juntos la tele y platicamos de sus atareados días en el hospital o de mis días monótonos en casa, leyendo alguna nueva novela. Aun aparece de repente su actitud extraña y evasiva pero ahora creo que es normal, no sé qué tan malas hayan sido nuestras peleas antes del accidente pero tal vez para él fueron significativas y ahora estar conmigo como si nada, debe ser un poco extraño, aunque veo que está haciendo su mayor esfuerzo.

Contemplo cada uno de los objetos en medio de las cuatro paredes rosas del cuarto de mi hija. Paso las manos por las barandillas de su cuna y sonrío al recordar la sensación de entrar por las mañanas y encontrarla de pie sostenida a ellas y sonriendo, no suele despertar de mal humor, siempre que despierta, lo primero que hace es sonreír, así que está de más decir que desde que mi princesa nació, no tengo días malos, por más que parezcan estar oscuros, ella los ilumina. Estoy tan enamorada de esa niña y la extraño tanto, sin embargo Poncho tiene razón, ésta mañana fui al hospital a hacerme chequeos y para mi sesión con la doctora Cassiani, lo bueno fue que me retiraron el yeso, me siento libre, pensaba que era algo pronto pero el doctor me dijo que gracias a los fijadores la recuperación fue mucho más rápida, mi pierna aún está algo débil pero eso mejorará con las terapias. Estoy bien.

Me dediqué a quedarme un rato en el cuarto de mi hija y organizo todo su cuarto, sus juguetes, su cuna, y me doy cuenta de que la estoy extrañando cada vez más, es difícil estar separada de ella cuando solía ser mi compañía a diario. Cuando nació, decidí dejar el trabajo por un tiempo, quería dedicarme completamente a ella y así lo hice, pasaba las 24 horas del día con mi pequeña, me acompañaba de compras, dormíamos la siesta juntas, era mi compañía constante, mi cómplice, de hecho cuando volví a trabajar fue lo más difícil; se supone que son los niños los que sufren de la ansiedad por separación, pero en este caso era yo. Tal vez ese apego fue por lo mucho que nos costó tenerla, o porque sé que Abril será nuestra única hija debido a mis problemas para concebir. Aun no comprendo cómo fue que acepté que se quedara unos días con mi hermana en Colombia, Poncho me convenció, me dijo que serían unos días para nosotros dos y que me serviría para despegarme un poco de nuestra hija y tenía razón así que accedí, justo ahí es donde se van mis recuerdos y me quedo en blanco, si se supone que serían unos días para nosotros ¿Qué fue lo que causó que nuestra relación precisamente se desgastara? Es algo que no comprendo, pero si ese era el plan desde un principio, seguirá siéndolo ahora y aprovecharé estos días para reavivar mi matrimonio.

Mientras organizo, tengo una nueva inspiración: Se me ha ocurrido un detalle para Alfonso. Salgo de allí y voy hacia la cocina, creo que le agradará llegar a casa y encontrar una cena romántica. ¿Hace cuanto no tenemos una? Busco en la refrigerador pensando que voy a prepararle, sé que le encanta el pescado en todas sus formas así que decido preparar unos filetes tal y como le gustan. Saco el pescado, las papas, queso, zanahorias y algunas otras cosas que necesitaré. Pelo y corto las papas en rodajas y las pongo a cocinar junto a los filetes rociados con un poco de limón y con sal y lo pongo al fuego y mientras que voy cortando las zanahorias, pienso vagamente en la plática de hoy con la doctora Cassiani. Me ha hecho entender que entre más me centre en el porqué, mi relación con Poncho estaba mal antes del accidente, peor se volverá la situación y cuando quiera abrir los ojos ya no tendrá arreglo. Él no ha querido hablar del tema, siempre me evade pero él es así, siempre lo fue así que no desconfiaré de él, lo que haré es intentar reconstruir lo nuestro, tal vez ese es el propósito de mi accidente; antes de que ocurriera teníamos un mal momento y el destino tuvo que llevarme al borde de la muerte para que ambos entendamos que tenemos que estar juntos, que en realidad nos amamos. Extraño locamente a Abril pero aprovecharé estos días para dedicarme a mi esposo y a mí, quiero que cuando mi bebé regrese, encuentre a sus papás en paz, llenos de amor porque quiero su bienestar, no quiero que viva lo que yo viví de niña, ella es lo más importante que tenemos Poncho y yo y pensar en la posibilidad de reconquistar a mi esposo me emociona.

La Memoria Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora