Primer día.

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Lunes, 8 de septiembre de 2014

El corazón me late a toda prisa. He tenido un sueño. Un sueño muy extraño. Un sueño en el que un par de ojos verdes y gruesas cejas me miraban fríos. Después aparecían moretones, enormes moretones por todo el cuerpo de aquel chico de complexión delgada y musculosa, un ojo hinchado, parecía que acababa de boxear con el mismísimo campeón invicto de peso semipesado que dejó los rings hace seis años ¡basta Sky! No hablemos de eso. Durante la noche desperté varias veces, presa de esos extraños sueños que siempre involucran al chico de Belfast de ojos verdes, hematomas misteriosos y seriedad impresionante.

En mis cortos veinte -casi veintiún- años, ningún chico me había impactado tanto como lo ha hecho Ryder Spector, y no entiendo por qué. ¿Por qué es guapo? ¿Misterioso? ¿Millonario? ¿Por qué vive en Seafair? ¿Estoy loca? No entiendo mi reacción irracional hacia él.

Me levanto de la cama para estirar mis músculos y siento como una brisa fresca entra por mi ventana. El invierno está todavía muy lejos, pero como siempre por estas fechas de septiembre la brisa de Newport se vuelve algo fría debido a nuestra cercanía al mar. Cierro la ventana y me dirijo rápidamente a la ducha. Son las seis de la mañana y yo no he podido dormir bien, solamente espero que Jerry me espere ya en Salve con mi café como acostumbra hacer todos los lunes. Me enfundó los vaqueros negros, el suéter verde y los converse negros. Cuelgo la mochila en mis dos hombros y corro hacia la cocina donde Melissa está hablando por teléfono con alguno de sus clientes. Sonríe y me señala el desayuno que está sobre la barra de la cocina.

—Voy tarde. —gesticulo. Tomo uno de los jugos que están en el refrigerador, me despido de mi madre y salgo corriendo hacia el garaje.

Decido no ir en el auto. No vale la gastada de combustible cuando Salve Regina está tan cerca, así que me decido a caminar. Doy vuelta en Leroy Avenue mientras sigo tomando mi jugo. Imagino que hoy me encontrare con los Spector y lo único que me alegra de ello es la alegría de Rover que me hace falta. ¡Y Jerry! Oh, a Jerry le va a agradar Rover, ambos son muy eufóricos.

Doy un traspié en uno de los bordos de la acera y caigo de bruces, tirando todo el jugo por delante.

—Mierda. —murmuro.

¿Podría mi día comenzar mejor? Solamente espero que nadie haya visto mi elegante caminata mañanera de lunes. Me pongo de pie rápidamente, sacudo mis rodillas y levanto la botella del jugo vacía para tirarla en uno de los contenedores de basura que hay en la orilla. Estoy a punto de seguir caminando cuando una camioneta se estaciona en la acera junto a mí, baja su vidrio de la ventanilla de mi lado y una voz masculina me hace dar un respingo.

—¿Está usted bien, señorita Eastwood?

Es él.

Ryder me mira con sus profundos ojos verdes desde su asiento detrás del volante. Yo asiento. No puedo hablar. Sus ojos me tienen hipnotizada, es como una espiral de los magos.

—Estoy b-bien. —balbuceo.

Oh, vamos, Eastwood. No hables como estúpida.

—Suba. Sirve y me ayuda a llegar a la universidad.

—Porque no mejor bajas tú y caminamos hasta allá. —digo. Al fin hablo bien.

Él arquea una ceja y niega con lo que me parece una sonrisa.

—No voy a dejar mi camioneta en medio de la calle. Vamos señorita Eastwood, suba a la camioneta.

Lo miro recelosa. Termino aceptando. Abro la puerta del copiloto y me acomodo en el asiento. Ryder hace andar la Jeep, un olor a tabaco y Chanel me inunda mis fosas nasales. Una versión lenta de Back To Black es interpretada por un chico y Beyoncé y resuena con un volumen apenas audible.

Los SpectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora