Teniendo el corazón destrozado no le dio importancia a la oscuridad o al frio, pero a medida que el tiempo fue pasando y sus pasos inciertos lo alejaron del lugar que ahora odiaba, comenzó a cobrar conciencia del giro que había dado su vida.
Pasó la noche sentado en la banca de un sombrío parque, fue la suerte la que permitió que aquella noche la vida no le enseñara su lado más oscuro. Sin embargo esa suerte habría de ir desapareciendo los días que siguieron a aquel.
Su orgullo quedó hecho trizas cuando le tocó pedir para poder comer. Había tratado de bloquear todo recuerdo de su vida anterior. El joven mimado que todo había tenido, los zapatos de las mejores marcas, la ropa de diseñador, las mejores escuelas, las relaciones amistosas con lo más encumbrado de la sociedad, el lujo, el esplendor. Todo aquello perdido en una noche, todo aquello hundido en una mentira.
Ahora que comía lo que había podido comprar con lo poco que tenía, se dio cuenta de lo frívola y vacía que había sido su vida. Sentado en el sucio banco del sombrío parque que había convertido en su refugio, se permitió mirarse a través de sus recuerdos. No era él, Dominic Kiev, ese lugar no le pertenecía. Él era Dominic nadie, un hijo que alguien no había amado, otro anónimo que había sido abandonado y que los Kiev tuvieron a bien adoptar para regalarle aquella vida con la que cualquiera hubiese soñado.
No había sido su sueño una vida donde no tenía identidad. Dominic nunca supo quién era y hasta ese fatídico día en el que su padre lo repudió por ser homosexual y tuvo la sangre fría de gritarle aquella terrible verdad en el rostro, no se había visto ni una sola vez como en realidad era.
"Maldigo el día en decidí adoptar a un criatura tan problemática como tú. Te he dado todo y tú me pagas ensuciando mi apellido"
Aquellas crueles palabras quedarían marcadas en su memoria para siempre. Ese día de una triste forma descubrió quien era.
Al terminar de comer se recostó del banco y miró con tristeza las estrellas que lo cobijaban. Tenía más de un mes en la calle, viviendo como un indigente, pero no extrañaba lo que había dejado atrás. Pudo haber pedido ayuda, su madre adoptiva se había disculpado con él por la actitud de su padre, pero ni sus lágrimas ni su aparente sinceridad fueron suficientes para evitar que él escapara aquella noche, de aquella que nunca fue su casa.
Pudo haber recurrido a su hermano mayor con el que siempre tuvo una buena relación, pero el infierno que este vivía solo era comparable con su infelicidad. No quiso cargarlo con más problemas. Los amigos que tenía solo eran falsas ilusiones que daba el dinero que alguna vez ostentó. Nadie era de confianza, él lo sabía, hablaban a sus espaldas, lo condenaban por su sexualidad. Se burlaban de su fragilidad, de sus ademanes femeninos, de su sensibilidad.
"Homosexual" "Maricon" "Mujercita"
Aquellos apelativos los escuchó muchas veces, soslayados claro está, pues nadie se atrevía a hacerle una afrenta a Dimitri Kiev. Su padre era más que un nombre, era dinero, era poder.
Así los días fueron pasando, caminaron a través de él, dejando las huellas de una vida que no conocía. Dominic conoció el dolor, la vergüenza, la pena, el hambre... el miedo.
Seis meses después, una noche, hacia una cola para entrar a un refugio. Su cuerpo joven y esbelto alguna vez, estaba agotado y delgado al extremo, había oído de alguno de aquellos seres sin rostro que pululaban por las calles de nueva york, de aquel refugio. Por primera vez se sintió necesitado del cobijo de algunas paredes, de la suavidad de una cama.
Estaba exhausto, había trabajado en lo que había podido, pero su falta de un hogar, de referencias, de experiencia, lo había hecho encontrar trabajos de mierda, con personas que solo habían sabido aprovecharse de él. No tenía sino lo que llevaba puesto. Los caros zapatos deportivos con los que había salido de su casa, le fueron robados en aquel sombrío parque donde no volvió a dormir. Las huellas de aquel ataque aún estaban en su piel, su torso exhibía una larga y fina cortada, que por suerte fue la única herida grave de aquella noche. Los golpes en su rostro fueron desapareciendo con el tiempo, pero las heridas en el corazón de Dominic se hicieron más profundas.

ESTÁS LEYENDO
Promesas y mentiras
RomanceFranco le había prometido amarlo y protegerlo. Le había prometido no fallarle jamás. ¿Que había sido de aquellas promesas? Dominic se encontró de pronto en una tortuosa encrucijada y su corazón por más valiente que fuera, aún era joven e inexperto p...