Dieciséis 

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-¿Está muy lejos?

-En el puerto, quedarán cinco minutos.

-¿Has estudiado?

-¿Para qué? ¿Para ser espía?

-En el instituto.

El hueso de la mandíbula de Keaton se tensó en un acto reflejo, cosa que no debería haber hecho, pues Izzy lo notó.

-Sí -contestó sin mirarla.

-¿Por qué lo dejaste?

Se encogió de hombros.

-Me aburrí. Esto es mucho más interesante.

-No me lo creo -presionó Izzy.

-No me importa lo que creas o no, me parece haberlo dejado bastante claro -soltó brusco, parándose para advertirle con la mirada que no iban a seguir hablando del tema. El comentario había hecho un poco de daño a la rubia, pero solo porque no se lo esperaba. Keaton señaló al frente-. Es este.

Unos grandes almacenes se alzaban ante ellos. El sonido de las gaviotas y del puerto les llegaba amortiguado por las grúas y camionetas que pasaban transportando contenedores enormes y cajas de un lado para otro.

Keaton se quedó parado detrás de uno de los contenedores azules.

-¿Y ahora qué?

-Ahora a esperar.

-Qué aburrido -se apoyó en uno de los contenedores y se dejó caer hasta sentarse.

-Nadie te dijo que sería divertido.

Izzy se cruzó de piernas. Se negaba a mirarle, desde el suelo Keaton era un gigante. Jugueteó con los cordones de sus vans.

-¿Y por qué no vais vestidos de negro y con gafas de sol?

-Has visto muchas películas. -El chico frunció el ceño, pero se le escapó una pequeña sonrisa, la cual Izzy no vio. Admitía que le hacía gracia, en el buen sentido, lo curiosa y risueña que podía ser.

Tras un par de minutos de silencio, Izzy volvió a preguntar.

-¿Me puedes decir que estamos buscando?

-Nop, es alto secreto. Solo para gente privilegiada -dijo con sorna y orgullo.

"Aquí viene la ola de egocentrismo."

-Venga ya, si he firmado un contrato de confidencialidad y todo -insistió.

-¿Y? Llevas aquí dos semanas. Eres una aprendiz. Solo estás aquí conmigo para observar, aprender y obedecer.

-Eso ha sonado muy machista.

-No me malinterpretes, si fueras un chico harías lo mismo.

La chica rodó los ojos y se puso de pie sacudiéndose los shorts.

-Bien, como visto lo visto, no soy nadie ni pinto nada, no pasará nada porque me siente -avanzó un par de pasos más allá y se paró justo en el pasillo que se abría entre el almacén y los contenedores-, aquí -y se sentó de un solo movimiento con los brazos cruzados y una actitud indiferente.

Keaton se encogió de hombros.

-Como quieras, mientras que cuando te diga que te escondas lo hagas -la señaló con un dedo.

No contestó. Ahora que lo pensaba, había hecho mal en prometerle en un primer momento que le iba a obedecer pasase lo que pasase.

Al cabo de un rato de silencio y desesperado aburrimiento, el sonido de un pitido los hizo volverse. Una grúa estaba moviendo uno de los contenedores desde un barco hasta la pila que se encontraba al lado de ellos.

TOP SECRET! © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora