Diez 

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Dylan y Leah estaban tumbados en el sofá viendo la televisión después de haber estado más de una hora haciendo surf. Ambos se habían levantado temprano y no pudieron resistirse a las olas que habían fuera.

Los nubarrones negros y el fuerte viento que había hecho que se metieran en casa finalmente indicaba que se aproximaba una tormenta de verano a Santa Mónica.

El mellizo de Leah tenía sus largas piernas estiradas en el sofá pasando de canal aburridamente mientras ella estaba con el móvil.

-¿Quieres dejar un canal? Me estás mareando.

Dylan miró a su hermana. Eran iguales. Mismo pelo negro. Mismos ojos grandes y grises, largas piernas y pestañas. Misma personalidad.

-¡Si estás mirando el móvil! -se quejó él.

-Pero también la televisión.

-Yo tengo el poder así que tú con lo tuyo -le enseñó el mando como muestra de quién decidía.

-No seas inmaduro.

-Sh, que no oigo.

Leah entrecerró los ojos hacia Dylan. Había dejado puesto un canal de deportes a posta sabiendo que ella los odiaba, y encima estaba subiendo el volumen.

-¡Quita eso! -gritó por encima del ruido.

Dylan hizo el gesto de no haberla escuchado bien y siguió subiendo el volumen. Podía jurar que las paredes y el suelo retumbaban.

-¡DYLAN!

El chico rió fuerte sin hacerle caso. Pues a situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Leah se abalanzó encima de su hermano, provocando que soltara un grito de sorpresa.

-¡QUITA DE ENCIMA BICHO!

-¡BAJA EL VOLUMEN, IDIOTA!

Intentó retenerlo sin que se moviese sentándose encima de él, pero Dylan no se estaba quieto. Subió los brazos por encima de él para que Leah no alcanzase el mando.

-¡ME CAGO EN TU VIDA DYLAN!

-¡ESTÁS MUY FEA CUANDO GRITAS, HERMANA! -se mofó él soltando carcajadas al ver que no podía quitarle el mando.

-¡TU ERES UN ORCO SIEMPRE Y NADIE SE QUEJA! -cogió un cojín y empezó a pegarle, todo esto con el comentarista de los deportes a toda hostia.

-TENGO TU MISMA CARA, LELALEAH.

Golpe bajo, pensó.

-¡Arg! -gritó frustrada y le pegó mas fuerte con el cojín.

En uno de los golpes, a Dylan se le escurrió el aparato y cayó por el costado del sofá al suelo, saliéndose la tapa y haciendo que las pilas se fueran rodando por cualquier parte.

Ambos mellizos se quedaron quietos mirando el esturreo un segundo, Dylan desde abajo de Leah y ella con las muñecas de su hermano sujetadas, antes de mirarse entre ellos y en seguida forcejear para bajar del sofá más rápido que el otro y recuperar el mando.

Dylan le pegó una patada a Leah haciendo que se cayese del sofá.

-¡TE VOY A MATAR! -se escuchó desde el suelo.

Él bajó del sofá, pero Leah fue más rápida y le agarró un tobillo. Cuando fue a dar un paso y vio que algo lo retenía perdió el equilibrio y se estampó contra el reposa brazos del sofá.

-¡JÁ!

Corrió hacia el mando en el suelo y buscó rápidamente las pilas. Encontró una y se la puso, pero faltaba la otra.

TOP SECRET! © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora