El Origen de Patch

Dabria

Cuando me levante al día siguiente ya eran las 7:45 de la mañana y tenía un dolor tremendo en la espalda así que fui mirar y logré ver que me estaban empezando a salir las alas. Esa mañana tenía el colgante puesto, la verdad es que no me lo había quitado desde que me lo dio.

Cuando acabé de hacer aquella búsqueda exhaustiva me fui vestir y me puse todo de negro en vez de la camisa blanca y los pantalones azules de ayer. Se acabó lo de vestir de colores, quería demostrarle a Basso que era lo suficientemente bueno para aquel puesto. Y también iba a empezar a comportarme de otra manera, apartir de ahora iba a ser impenetrable, no iba permitir que me volvieran a hacer daño nunca más. Ya había sufrido bastante.

Este cambio no se si fue porque quise o porque los ángeles no son capaces de sentir físicamente pero lo que si que se es que esa mañana impresione a Basso de tal manera que no se le ocurrió meterse conmigo ni una sola vez. También hice los ejercicios mejor que ayer, parecía que iba progresando rapidamente a pesar de mi nuevo dolor de espalda.

Cuando terminé el entrenamiento sobre las 14:00, me duche y comí algo en la cocina junto con mi abuela y mi hermano y luego salí a comprar, si quería vestir apartir de ahora de negro tendría que comprar ropa nueva.

Cuando acabo salgo del comercio y me dirigo a un restaurante a comer. Allí como un bistec con patatas y una coca-cola mientras veo el partido de fútbol. No es que me interese mucho pero al menos me relaja y me distrae de todo. Lo cual fue un error, ainque yo de aquella no lo sabía me estaban siguiendo.

Fue cuando ya llevaba un rato andando hacia casa después de salir del restaurante cuando me di cuenta de que dos hombres vestidos de negro llevaban ya un rato siguiéndome y mo se daban por vencidos. Así que empecé a girar por in montón de callejones oscuros intentando perderles la pista pero no lo conseguí. Fue de aquella cuando me di cuenta de que no eran humanos, eran demonios. Empecé a correr intentando usar mis poderes para perderles la pista pero fue inútil, cada vez estaban más cerca de mi y casi me llegan a atrapar si no fuera que cuando me meti en un cruce alguien me agarró y me escondió de ellos. No sabía quien era pero en ese momento mr sentí muy agradecido. Pero cuando me giro para mirar la cara de mi salvador me quedo mudo.

-Hola...- pero en ese mismo instante en el que iba decir algo senti como si unas manos me andaban por la mente y luego ya no me acordaba de que ina a decir- gracias por salvarme la vida, ¿te conozco?
-Creo que no, me llamo Dabria, encantada.
-Yo Patch.
-Me alegro de aue estes bien, he visto que tenías problemas y he querido ayudarte- dice mientras esboza una pequeña sonrisa inocente.
-Gracias, si no me hubieras salvado no sabría decirte que me habría pasado. Ahora iba hacia casa...
-Te acompaño si tu quieres, asi no iras solo.
-Vale.

Y los dos solos fuimos andando por la ciudad mientras no parabamos de hablar sobre nuestras rutinas, familias... Íbamos los dos solos por la calle, solo nos encontramos con un par de personas de camino a casa. La luna estaba llena otra vez y el aire era fresco y olía a salitre.

Su forma tan sensual de caminar y su perfume de rosas me resultaban muy fsmiliares igual que su cara pero no lograba recordar donde la había visto antes. Alomejor la había visto dando um paseo o en alguna fiesta ya que no parecía mucho mayor que yo.

Al final de la noche pare de resistirme y me olvide por completo de intentar averiguar de que la conocía. Cuando llegué a casa me despedí de ella.

-Me ha encantado conocerte Dabria.
-Lo mismo digo. Mañana por la noche hay una fiesta en casa de una amiga, si quieres venir...
-Me encantaría, ¿donde es la fiesta?

Entonces ella se acercó a mi y me dio un papel con la dirección de la fiesta mientras me daba un beso en la mejilla y se despedía de mi. Yo me quede a la vez emocionado y desconcertado, no entendía por que lo había dicho pero le había gustado.