La reunión con Hank Millar.

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Me cambié rapidamente la ropa y me monté en mi Jeep. Ya eran las 23:30h. Sólo tenía media hora para llegar al lugar dónde era la reunión.

No me paraban de venir a la cabeza ideas como ¿Qué ue tipo de información sobre mis padres tendría Hank? ¿Que querría acambio de la información? O ¿Será una trampa?

¿Que pasaría si fuera una trampa? ¿Podría con un ejército de demonios?
Definitivamente no podría con un ejército de demonios así que esperaba con todas mis fuerzas que no lo fuera. Ahora era cuándo empezaba a pensar que tendría que habérselo contado a mi hermano. Al fin y al cabo también le incumbia a él ya que también eran sus padres. Pero con las prisas se me había olvidado por completo comentárselo.

Cuando llegué al almacén me bajé del coche y miré al rededor por si era una trampa. Pero estaba despejado por completo. Así que decidí entrar por el portalón que estaba medio abierto a propósito. Este era viejo y parecía que estaba medio en ruinas. Seguramente llevaba abandonado unos 50 años.

Dentro estaba todo lleno de maquinaria para hacer conservas. Incluso aún se podía oler el olor a sardinas de antaño. En medio de la sala estaba un hombre mayor con vista cansada y pelo negro corto. Tenía una sonrisa diabólica de oreja a oreja. Parecía que se había alegrado que apareciera por fin.

Con un sólo vistazo me fijé que sólo había dos demonios más en la sala pero armados. Definitivamente no era una trampa. Si lo fuera habría más demonios.

-Me alegro de conocerte por fin Patch Cipriano.
-¿Qué quieres acambio de la información demonio?
-No soy un demonio. Soy un nefilim. Y ha eso ya llegaremos después. Primero me gustaría conocerte mejor.
-Lástima que yo no tenga ganas de alargar esta visita más de lo necesario. Así que dime que quieres y te lo daré a cambio de la información sobre mis padres.
-Eras tan tozudo y tan borde cómo tu padre... Ja,ja,ja...- Se rio de manera diabólica.
-Cómo vuelvas a hacer eso...
-Ni se te ocurra- dijo mientras que sus dos hombres me apuntaban con sus pistolas- cómo hagas algo en contra mía mis hombres te matarán.
-Está bien. ¿Qué quieres saber?- dije tragandome mis palabras.
-¿Dime qué tal te va con mi amiga Dabria? ¿Ya ha conseguido conquistarte?
-¿Me la has mandado tú?
-No. No te equivoques. Yo no he sido. Te la ha mandado mi socio Chauncey Langais.
-Si sois socios también la mandaste tú. -Sólo somos socios para algunas cosas. Somos más bien amigos. De hecho es de él de quien te quería hablar. Pero a cambio quiero que lo mates.
-¿Qué? No puedo hacer eso. Es el vasallo de Rixon.
-No te preocupes. Te va a ser mucho más fácil después de saber que le ha hecho a tus padres.
-Está bien. Lo intentaré.
-Te estaré vigilando. Pero no te preocupes ya te voy a decir ahora que les hizo a tus padres. Eso para que veas lo bueno que soy.
-Déjate de rodeos- otra vez igual. De iba por las ramas y aún encima me hablaba con voz de superioridad- y dime de una vez de que se trata.
-Pues verás. Él fue el que mato a tú padre y metió en el infierno a tu madre.
-¿Qué? -Eso me había caído como una jarra de agua helada encima.
-Lo que has oído.
-Y... ¿Cómo... Conocías...?- no era capaz de terminar la frase. Me había quedado muy impactado.
-Conocía a tu padre porque era un demonio y me ayudó bastante hasta que conoció a tu madre y se enamoró de ella. Creo que te voy dejar que te vayas. Tienes mucho en lo que pensar. Pero recuerda, te estaré vigilando.

No hizo falta que me lo repitiera más veces. Salí de allí y me monté en mi coche. Pero aunque puse todo de mi parte no conseguí mover un dedo para encender el coche e irme para casa. Me quedé allí pensando en todo lo que me acababan de decir.

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