Demasiadas revelaciones.

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Después de que llegara a casa...

-Me acabo de enterar de lo que has hecho. ¿Tienes algo que explicarme?
-No se de que me hablas- dije intentando que no se me notara que tenía razón.
-Me acaban de decir que has interferido en un juramento de lealtad.
-Era para salvar a uno de mis mejores amigos...- dije en defensa propia.
-¿Tienes idea de lo grave que es eso?
-No. Pero lo volvería a hacer sin con eso consigo salvar a mi amigo de lidiar con esa carga el resto de su vida.
-¿Eres consciente de lo que acabas de decir? Ni se te ocurra volver a decirlo- dijo cada vez más enfadado.
-Es la verdad. ¿No puedo mentir recuerdas?- dije señalando el colgante que me colgaba del cuello.
-Me da igual que lo digas en serio. Eso es muy peligroso. No puedes interferir en esos asuntos. Te recuerdo que hiciste un juramento.
-A mi no me parece que haya hecho un mal uso de mis poderes.
-Eso no es lo que opinan los arcángeles. ¿Sabes que por eso podrías perder tus alas? Y si te conviertes en ángel caído no recataran a tu madre del infierno.
-No pueden pagarlo con mi madre. ¡No es justo!
-Ya lo se. Pero no todos los arcángeles son tan comprensibos como yo.
-Está bien. No lo volveré a hacer.
-Más te vale. O sino tendrás que atenerte a las consecuencias.

Cuando acabé de hablar con él me subí las escaleras hasta mi abitacion. Estaba indignado pero no podía hacer nada. En parte sabía que tenía razón. Pero no me parecia justo que la pagaran con mi madre.

Por desgracia no tuve mucho tiempo a estar indignado ya que cuando llegué arriba apareció mi hermano y me dijo lo mismo:

-Tenemos que hablar.

Parecía que esa se iba a convertir en la frase del día. Primero Basso y ahora él. Ya me estaba empezando a cansar.

-Estoy cansado. Mejor mañana.
-Es urgente.
-De verdad que estoy muy cansado.
-Patch. Por favor.
-Vale.

Y nos dirigimos a su habitación. Cuando pasamos los dos mi hermano cerró la puerta y puso el pestillo. Estaba claro que quería una conversación privada y a mi me parecía bien. Aún no había podido decirle nada de mama.

-¿De que quieres hablar?
-He recibido una carta para ti. Aquí tienes- dijo mientras me extendía un sobre blanco sin abrir- ¿Tienes idea de que se puede tratar?
-No. ¿Y ahora puedes decirme que hacías otra vez con Dabria? ¿No era que habíais cortado para siempre.
-¿De que hablas? ¿Y de que conoces tú a Dabria?- dije yo confundido.
-Era tu antigua novia. O me vas a decir que no te acuerdas.
-No seas tonto. Si hubiera sido mi novia antes me habría acordado.
-¿Cómo? ¿No te acuerdas?
-No.
-No es posible que...
-Venga ya. ¿Ahora me vas a decir que Dabria es un demonio?
-Pues la verdad es que tengo mis dudas...
-Mira. Déjalo ya- dije todo cabreado- Está claro que estás celoso de mi.
-¿Qué? Mira déjalo. ¿De que querías hablar?
-Sólo quería decirte que los arcángeles aún no han mandado a nadie a rescatar a nuestra madre. Si no lo hacen dentro de poco... Iré yo a rescatarla. Solo quería saber si estabas de acuerdo conmigo.
-Pues claro que sí.
-Bien.

Y salí de la habitación disparado. No era posible que Dabria fuera un demonio. Me habría dado cuenta. Además, se había comportado muy bien conmigo. Así que me fui directo a su casa para que me lo explicara todo.

Cuando llegué a su casa me acerqué a la puerta. Dentro de la casa no había luces así que supuse que estaría durmiendo hasta que oí voces dentro de la casa. Me acerqué a la ventana que daba al salón y vi a Dabria hablar con dos hombres vestidos de negro. No los veía bien pero habría jurado que eran los mismos que me perseguían la otra noche. No podía moverme... Estaba paralizado y fue entonces cuando me llegó ese olor a rosas y luego me acordé de todo. También había sido ella la que me atacara esa noche. No podía creermelo pero era la verdad. Dabria era un demonio que me había intentado matar y me había borrado la memoria para que no me acordara de ella.

No podía ser que mi hermano tuviera razón. ¿Cómo no me podía haber dado cuenta? Ella era un demonio y me había robado la memoria para que no me acordara de ella.

Preferí irme para casa. No podía correr el riesgo de que me descubrieran. Dabria debería seguir pensando que no conocía la verdad y cuando se descuidara la atacaria.

El Origen de PatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora