Una partida de billar

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Por la mañana hice una sesión especial con Basso y estuvimos entrenando toda la mañana y toda la tarde debido a que le había contado el incidente de anoche (a excepción de lo de Dabria). Pero aun así se preocupó tanto que decidió intensificar el entrenamiento. Decía que tenía que estar preparado para defenderme en caso de que me atacaran y por lo que parecía iba a ser muy amenudo.

Cuando acabamos estaba tan cansado que pense que si me tumbaba en el suelo ya me iba a quedar dormido. Me sentía como si me hubiera pasado una manada de elefantes por encima.

Primero habíamos corrido 10km y luego practique con él algunos golpes. Por último praticamos los trucos mentales. La verdad es que segun Basso había mejorado mucho tanto fisica como mentalmente y yo ya estaba empezando a notarlo y ahora estaba cada vez más seguro de que si me atacaba un demonio le ganaría.

Lo más divertido fue cuando logré engañar a Basso de que le estaba atacando un ejército de demonios. Si hubiera tenido una cámara habría grabado la escena.

-Quiero que apartir de ahora vigiles bien tus espaldas, yo no podré protegerte siempre en todas partes.
-No te preocupes, tendré cuidado.
-Prometeme que si te vuelven a atacar me lo contarás.
-Te lo prometo.
-Gracias, no tengo ganas de fallar a tu madre.

En ese momento sentí un vacío en mi interior.

-¿Por que has dicho eso?
-Verás... El otro día tu madre se comunicó conmigo y me dijo que corrias un gran peligro y que debía protegerte y entrenarte para lo peor.
-¿Como estaba?- dije casi gritando. A Basso no solía levantarle la voz y él tampoco me lo perdonaba pero esta vez parece aue hizo una excepción.
-Todo lo bien que se puede estar en el infierno.
-¿Ya han mandado a alguien a rescatarla?
-Todavía no. Pero estoy seguro de que lo harán pronto.
-Tengo que ir a salvarla. Me prometiste que prinro estaría fuera de allí y ya han pasado 3 meses desde aquello- no podía creerme lo que me decía. Antes de empezar el entrenamiento me había dicho que no intentara rescatarla que iban a mandar a alguien a ayudarla y había desistido temporalmente de la idea y ahora esto. Esto no podía estar pasando.
-Se que debe de ser duro para ti pero te juro que los arcángeles están haciendo todo lo posible por rescatarla.
-Pues no lo parece.

Me fui de allí cabreado, tenía muchas ganas de llorar y de estar solo así que me metí en mi cuarto y pase de comer y cenar. Estaba a punto de quedarme dormido cuando sonó mi mobil y vi que era el numero de Dabria. Habíamos intercambiado nuestros números de teléfono la noche que nos conocimos. Mierda la fiesta. La verdad es que no tenía ninguna gana de ir pero aun así le cogí la llamada.

-Hola, ¿vas venir a la fiesta?- dijo con voz melosa.
-La verdad, es que no tengo muchas ganas de salir.
-Anda venga, tienes que animarte no es bueno que te encierres así en ti mismo.
-Lo siento pero no tengo ganas, puede que otro día.
-Venga vamos, te lo pasaras bien. Te vendrá bien hablar.
-Está bien, paso a recogerte en 10min.
-¡Bien!- aquí te espero.

Me cambié de ropa y me puse una camisa negra y unos pantalones negros y me dirigí a su casa.

10min más tarde...

Cuando llegué a su casa de la cual me había dado también la dirección cuando nos conocimos la vi en su porche esperándome. La casa era bastante grande y de color crema. Con un porche blanco y un jardín con unas flores preciosas.

Llevaba un vestido rojo muy sexi y unos zapatos negros de tacón. También llevaba un collar dorado u una pulsera y unos pendientes a juego.

-Estás muy elegante. ¿No vamos a una fiesta de una amiga tuya?
-Sí, pero le prometí que iría elegante. Si no lo hiciera me mataría.
-¿Y como se llama?
-Lucy.
-Vale.
-¿Donde tienes aparcado el coche?
-La verdad es que no tengo coche, tengo el carnet pero no me puedo permitir un coche.
-Bueno pues menos mal que no llueve, anda, vamos en el mio.
-Está bien.

Cuando llegamos al lugar donde se celebraba la fiesta aparque su coche descapotable cerca del local y nos acercamos a la entrada. Delante de ella había un gorila bastante corpulento que podría derribar a 10 personas a la vez, por suerte yo no iba a tener ese problema.

-Entrada por favor- dijo con voz grave.
-Aquí tiene- Dabria sacó de su bolso negro dos tarjetas pequeñas rojas y se las entregó al gorila.
-¿Qué clase de amiga necesita tanta vigilancia?- pregunté yo.
-Una muy poderosa.
-Voy buscarte una bebida, ¿que quieres beber?
-Ron con Coca-Cola.
-Está bien. Voy por él. Tú espérame aquí.

De allí a un rato Dabria se me acercó con un vaso con una bebida de color negriza.

-Toma. Brindemos por la felicidad.
-Brindemos.

En ese momento chocamos nuestros basos y vevimos un buen trago de nuestras bebidas. Derrepente vi una mesa de billar en el fondo de la sala con unas cuantas personas. Dabria se dio cuenta y me dijo:

-¿Sabes jugar?
-Claro, me enseñó mi hermano de pequeño.
-¿Quieres jugar?- me preguntó ella.
-Vale.

En ese momento nos dirigimos a la mesa de billar pero a medida que iba avanzando me encontraba más y más cansado. Pero aún así no le di importancia y me apunté a la partida. Apesar de lo cansado que estaba conseguí empujar la bola blanca de tal manera que metí unas cuamtas bolas y en menos de cinco rondas ya había ganado la partida. Parece ser que mi contrincante estaba sin blanca de tanto apostar y solo le quedaba su coche del cual me dio las llaves y el contrato sin protestar. Su coche era un Jeep Commander negro bastante llamativo la verdad.

-Muy bien. Has gando, no me habías dicho que sabías jugar tan bien.
-Ya... Ves...- dije con todas las fuerzas que me quedaban.

En ese momento Dabria se acercó a mi y me empezó a besar el cuello y empezó a subir delicadamente hasta que llegó a la boca. Pero antes de que me lo diera apareció Rixon por la puerta y se nos acercó.

-Hola Patch. ¿Qué haces aquí sólo?
-No estoy sólo, estoy con...- cuando me giré para presentarle a Dabria ya no estaba.
-Parece que estás algo borracho. Te llevaré a casa.
-Gracias pero estoy bien.
-No. No lo estás. Estás borracho te llevaré a casa. Vamos.

Apesar de que intenté protestar estaba tan cansado que tuve que hacerle caso y me monté en su coche y nos guimos dejando atrás a Dabria.

El Origen de PatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora