Track 2: Rosa Leydis

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A mis 7 años, cuando aun no conocía las mieles del amor, y peor aun, cuando tomaba el catecismo para la Primera Comunión, conocí a una chica llamada Rosa Leydis. Es un año mayor que yo. Y ya. Por mucho tiempo solo fue eso. La compañerita del catecismo. 

Despues de mi experiencia con Alma, y después de saberme derrotado, terminé el cuarto grado. Entrando a quinto, la vi. En la entrada, con unas amigas. Y entonces, sucedió. La vi, y ella me vió. Contacto visual completo, directo a los ojos. Esa fue la primera vez que me sentí avasallado por una mirada. 

Conforme fueron pasando los días me di cuenta que buscaba la miel. Afortunadamente coincidió mi enamoramiento por ella, con el enamoramiento de otros tres amigos, Juan Manuel, José Benito y Enrique, de Margarita, Raquel y Palmira, respectivamente, que, oh sorpresa, iban en el mismo salón que Rosa. Peor aún, Margarita y Rosa eran amigas muy cercanas. Entonces, conforme iban pasando los días, nos ibamos acercando entre los ocho. 

A mediados de octubre, los practicantes de Educación Primaria, que venían de la Normal y que nos atendían la mayoría del tiempo, tuvieron una brillante idea: Crear un taller de comunicación, dirigido a los alumnos de los grupos de quinto y sexto. Yo era el mejor de mi grupo, por lo que mi practicante, Gaby, pensó que no sería necesario que yo asistiera. Aún así yo asistía a las sesiones de éste, por obvias razones...Por Rosa. Tambien asistían Juan Manuel, Enrique, Margarita, Raquel, Palmira, entre otros chicos. Este taller, más que enseñarnos a comunicarnos, nos enseñó a amar. Incluso, dentro de los practicantes, hubo cierta relación. Gaby se enamoró de Antonio, el practicante del otro grupo de quinto. Y Elvira, practicante del grupo de sexto donde estaba Rosa... Se enamoró de alguien que no era practicante, pero que frecuentaba la escuela, pues ayudaba a su padre, mi profesor titular, con el equipo de Volleyball. Se llamaba Sergio, y los del equipo de Volley nos llevabamos muy bien con él.

Para no hacer largo el relato, el taller se volvió una guerra de favores. Investigaciones, Transferencias de información, cartas, regalos... Hasta que, justo a una semana de terminar, todo quebró. Toño, segun nos enteramos, había engañado a Gaby, y el Profr. Alberto prohibió a su hijo tener una relación que se mezclara con el trabajo. 

La penúltima sesion del Taller, por ordenes de Gaby, la actividad era escribir un poema de desamor. No estaba yo inspirado, y creo que nadie, para tal misión. Pero hubo algo que me hizo escribir. Romeo, otro compañero del taller y compañero directo de Rosa, la llamó a los 15 minutos de iniciada la lección. Raquel me pasó un papelito donde me decía que Rosa encontraba factible nuestra relación, y se lo había dicho desde un tiempo atrás. Ella, por protegerme, no habia dichome nada, hasta esa tarde, cuando Romeo, que también estaba enamorado de ella, se le declararía. En ese momento, sentí un choque eléctrico que me recorrió el cuerpo. Quique se acercó a mí, me abrazó, y me dijo: "Dejala ir, ella se lo pierde". Yo solo empecé a escribir, a acomodar rimas, mientras ella abrazaba a su nuevo novio, como declarando el Sí.

No recuerdo mucho del poema, pero sí recuerdo que unas estrofas decia:

Podrás tener una  nueva historia de amor

Con alguien, quizás, mejor que yo.

Solo espero, amor de mis amores,

Que en sus brazos no encuentres temores,

Inquietudes amargas o causas de desvelos, 

Pues, ello te dirá que has fallado. 


Despues de haber leído mi poema, todo el mundo estaba llorando. 

No volví al taller. Me enteré dos semanas después que la sesión a la que no asistí había sido la última, y que en dos semanas después nos entregarían constancias de asistencia, en el homenaje a la bandera. En el tal, mientas el director nos daba unas palabras, Rosa me dió a entender, en una pequeña carta, que sabía que el poema era para ella. "Somos aún muy jóvenes para sufrir por amor", leía mientras ella me abrazaba y me daba un beso en la mejilla. Despues me enteré que su novio se puso celoso por ese acto, lo cual ignoré. Despues de ello nos empezamos a llevar, hasta que terminó el ciclo escolar y, por tanto, ella emigraría a secundaria. 

Durante secundaria, coincidimos un par de veces en los pasillos, la primera me saludó, la segunda creo que no me reconoció. Una vez llegó a interferir a mi clase de Física, pues se llevaba con mi profesor. Uno de mis compañeros, que tambien lo había sido en Primaria, me codeó diciendo "Te Buscan". Obviamente sabía que no era así. Y no lo era. 

Después de ello le perdí el rastro por muchos años. Poco antes de salir de preparatoria, me pareció verla en la calle. Ni ella me conoció, ni yo la reconocí en el momento. Fue alrededor de tres horas después en casa de Olivia, que la reconocí. Me puse a investigar, y descubrí que, mientras yo aún terminaba la secundaria, ella se había embarazado. Es todo lo que supe de ella. Hasta el día de hoy no sé más. Sólo espero que le vaya bien en su inmimente matrimonio. Siempre la quise, y a veces, hoy día, la extraño.


¿Te digo la verdad o seguimos siendo amigos? Dejavú CompartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora