Track 5: Rosa Escila

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Esto empezó incluso sin que yo me diera cuenta. 

Esta historia empieza de manera un poco rara. Para empezar, originalmente en secundaria me fue asignado un grupo en la tarde. Dado que era mal visto que alguien fuera en la tarde a la secundaria, especialmente en ésa, porque eran "Los burros" o los atrasados. Sinceramente, desde que llegué me di cuenta del protocolo que se llevaba en la organización de los salones. Estaban más basados en la edad que en el promedio. 

Entonces, ante la presión de todos los profesores de mi primaria (Si, todos), fui movido al turno matutino, donde, el primer día que llegué, en la clase de matemáticas, una pequeña personita fue elegida para darme una bienvenida. Se llamaba Rosa Escila.
Desde siempre he sido alto, en aquellos días rondaba el metro con 65 centímetros, y ella apenas alcanzaba el metro con 40, lo cual era extraño. Yo el más alto y ella la más baja. En esas palabras denotaba nerviosismo, y después me dijo, algo de enamoramiento. 

Para no hacer largo el cuento, un dìa en segundo de secundaria comentábamos lo absurdo del mundo, mientras veíamos a lo lejos a Armando, el chico que le "gustaba" a ella, y a Edna, que me gustaba, o eso creía yo, a mi, mientras disfrutaban de su naciente relación. Comentamos los sucesos, y nos dimos cuenta, o al menos yo lo hice, que tal vez lo que nos hacía falta era intentar algo nuevo. "No siempre serás correspondido por el amor, debes adaptarte a él", decìamos, intentando justificar el hecho que podrìa haber una relación entre nosotros. 

Más tardamos en nosotros pensar en plantear la relación que en llevarla a cabo. A final de cuentas éramos dos adolescentes tratando de sobrevivir. Segundo año fue bastante bueno, pero había algo que no me dejaba avanzar. Ella, por no saber o por no querer, no me dejaba darle un beso. Tanta fue su negativa, que ante mi insistencia, un día me dijo que debíamos terminar. Se justificó diciendo que un tío de ella tenía problemas y "No quería dañarme con todo lo que pudiera llegar a pasar". Por mi cuenta, estuvo bien y le di su espacio.

Empezando el tercer año, los primeros días me evadía, intentando no caer en el mismo juego que el año pasado. Pero inevitablemente sucedió. Un día una profesora no llegó y mientras esperábamos la siguiente clase, platicábamos, y una cosa llevó a la otra, le robé un beso. Renovamos nuestra relación, durante la cual era común vernos saltarnos las clases para irnos a besar a... Cualquier lugar, de hecho. Todo iba bien, hasta casi finales del curso. Nos iríamos a preparatorias diferentes, así que ella consideró que lo mejor era terminar. 

Los siguientes tres años fue un eterno vaivén entre el limbo de un noviazgo. Por la pequeña pero significativa distancia, hubo un tiempo que sí anduvimos, y otro en el que no, y otro en el que si, y así sucesivamente, por tres años. Era medianamente estable nuestra relación, aunque con ciertos altibajos. El ultimo año fue el mas difícil de todos, ya que nos acercábamos a la mayoría de edad y a las libertades de la edad adulta. A Escila se le hizo buena idea pensar que llegado el momento de cumplir 18 años podríamos casarnos. Lo sugirió una primera vez, a lo cual yo respondí, no negándome, pero tampoco aceptando. Expuse mis motivos, donde decía que me interesaba más terminar una licenciatura que casarme en primer momento. Pareció entenderlo. Poco después lo volvió a sugerir. Ese era el momento de terminar. 

Años después tuvimos otro intento, pero fue la misma historia una vez mas.

Hasta el momento sigo hablando con ella,  nada de relevancia para esta obra. Aún la considero mi amiga, aunque ella, creo, no ha logrado superar lo que ella misma terminó, pues ella no tenía tiempo para lo que era, y parece seguir siendo "Su mayor prioridad"

¿Te digo la verdad o seguimos siendo amigos? Dejavú CompartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora